- Las sociedades pueden estar encerradas en instituciones disfuncionales como sucede con la ausencia del Estado de derecho.
Por: Redacción/
Las sociedades pueden estar encerradas en instituciones disfuncionales como sucede con la ausencia del Estado de derecho y un sistema judicial ineficiente para hacer cumplir los contratos y los derechos de propiedad; cuando eso sucede, es muy difícil construir las coaliciones necesarias para reformar las organizaciones, afirmó el doctor Roberto Gutiérrez Rodríguez, jefe del Departamento de Economía de la Unidad Iztapalapa de la Universidad Autónoma Metropolitana (UAM).
Al dar la bienvenida a los asistentes al Coloquio Internacional de la Red Mexicana de Estudios Institucionales, Capitalismo, cambio institucional y comportamiento humano, afirmó que ahora que “transitamos por la crisis económica más profunda de la historia desde la gran recesión y cuando el institucionalismo en México sufre severos cuestionamientos”, pese a que éste es la base de las políticas públicas, no parece haber duda en que sus fallas están prolongando el camino hacia el desarrollo que el país ha buscado tan afanosamente desde la posguerra.
Para ello, primero se encontró con obstáculos económicos, con insuficiente infraestructura y falta de capital físico y financiero; después con dificultades en materia de capital humano, lo que llevó a la nación a incrementar los recursos destinados a la educación y luego con inconvenientes sociales que desde la década de 1970 se preveían, pues se convertirían en el principal freno al desarrollo.
Por supuesto, la democracia no sólo es diplomacia, sino también política económica y social, como dijo Norberto Bobbio, y en este entramado subyace un marco de institucionalidad con dimensiones que van desde la pertinencia, la adecuada gestión, la impartición de justicia y el respeto al Estado de Derecho, hasta un federalismo fiscal justo y una adecuada rendición de cuentas; si éstas no se dan, el ansiado desarrollo tampoco, advirtió.
Al realizar un recuento histórico agregó que en 1997, Douglas North junto con Ronald Coase y Oliver Williamson, ayudó a fundar la Sociedad Internacional para la Economía institucional que celebró su primera reunión en 1997 en San Luis, Missouri.
Ahí, Daron Acemoglu, quien aún no recibía el Premio Nobel de Economía, observó cómo las dos Nogales, ciudades gemelas a uno y otro lado de la frontera de México y Estados Unidos, con la misma posición geográfica y condiciones climáticas similares, exhiben niveles de desarrollo muy divergentes.
En su análisis el Premio Nobel descarta que la prosperidad dependa de la geografía, el clima, los recursos naturales, la cultura o la ignorancia de los líderes. En realidad, enfoca su mirada en las instituciones, en particular las de tipo político que determinan a las económicas.
Al dictar la Conferencia magistral Political economy of institutional systems, el doctor Armando Razo, investigador de la Universidad de Indiana, expuso que las ciencias de redes aportan herramientas para entender qué son las instituciones y cómo es posible representarlas desde una perspectiva de análisis diferente.
Estudioso de la economía política del desarrollo, el investigador dijo que con la explosión tecnológica de la internet es más fácil adquirir muchos datos y esa es una de las razones por las que ya se habla de un campo de estudio distinto en las ciencias sociales que son las network sciences, “en las que muchos análisis se basan en la información de las redes sociales, pero que van a tener un enfoque más de ingeniería, donde las preguntas que hacemos como cientistas sociales no van a resonar tanto”.
En la inauguración de este coloquio, convocado por el Departamento de Economía de la Unidad Iztapalapa, participó también el doctor José Luis Sampedro quien señaló que capitalismo, cambio asociativo y comportamiento humano son algunos de los temas de mayor importancia que se han discutido en diversos espacios académicos y que “nos obligan a la reflexión sobre el sistema vigente, de sus instituciones y procesos actuales, sus actores y políticas, pues nuestro contexto se vuelve cada vez más desigual y excluyente”.
Esta reflexión ofrece ventanas intelectuales como oportunidad para especular sobre las transformaciones que se requieren para una sociedad más justa, inclusiva y colaborativa, apuntó el jefe del Departamento de Estudios Institucionales de la Unidad Cuajimalpa.
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