Por: María Manuela de la Rosa A.
Desde su rebelión o intento de golpe de Estado en Rusia el 23 y 24 de junio pasados, la mano derecha de Vladimir Putin, quien le hacía los trabajos sucios, Yevgueni Prigozhin, jefe del grupo mercenario Wagner, que logró evadir una condena por sedición, gracias a la mediación del presidente de Bielorrusia, Alexander Lukashenko, que les ofreció refugio en Bielorrusia, aunque hubo fuertes rumores de que los mercenarios continuaban en Rusia, el 27 de junio Lukashenko confirmó que Prigozhin llegó a su país, donde estaría exiliado y se le proporcionarían garantías de seguridad.
Pero se alertó de la presencia de mercenarios del grupo cerca de la frontera con Polonia el sábado 29 de julio, cuando el primer ministro polaco, Mateusz Morawiecki advirtió que unos 100 paramilitares rusos de Wagner se habían aproximado al estratégico Corredor de Suwalki, un tramo de territorio polaco situado entre Bielorrusia y Kaliningrado, una ciudad rusa separada del continente, por lo que expresó su preocupación por la seguridad en su frontera oriental con Ucrania y Bielorrusia, con quien ha mantenido una tensión desde hace varios años debido al arribo de grandes contingentes de migrantes de Medio Oriente y África que vieron una ruta de acceso a la Unión Europea a través de Polonia y Lituania, por lo que se ha acusado a Rusia y Bielorrusia de utilizar a los migrantes para desestabilizar a Europa, llamando a esta maniobra una forma de guerra híbrida contra la UE. Y la presencia de mercenarios confirma esta sospecha.
Por su parte el ministro polaco de Asuntos Especiales, Stanislaw Zaryn, ya desde el jueves había advertido que el grupo Wagner sería utilizado por Bielorrusia contra Polonia, pues confirmó que entre 1,000 y 3,000 mercenarios rusos ya estaban entrenando con el ejército bielorruso en una antigua unidad de artillería ubicada en Mogilev, a unos 100 kilómetros de Minsk, que recientemente fue renovada. Y si bien la presencia de Wagner en Bielorrusia pareciera favorecer a los intereses de Lukashenko para asegurar su poder, el presidente olvida que se trata de mercenarios convictos, que no tienen bandera y al fortalecerse podrían incluso atentar contra el régimen, como ya lo acaban de hacer con Putin. ¿Cuál es la garantía que han dado al presidente bielorruso? Posiblemente ninguna, salvo la promesa de apoyo de gente sin escrúpulos que tiene idea del honor.
Al respecto, el Kremlin manifiesta más preocupación por la situación de Níger, donde el presidente fue derrocado tras un golpe de Estado el miércoles 26 de julio, que fue condenado por la comunidad internacional, pero visto con satisfacción por Pregozhin, quien tiene grandes intereses en África, que lo son asimismo de Putin, quien ha utilizado al grupo Wagner para intervenir en varios países del continente, de donde también han reclutado mercenarios.
El golpe de Estado fue encabezado por el general Absourahamane Tiani, quien ahora es el nuevo jefe de Estado. Y este es el séptimo golpe militar en África Occidental en menos de tres años. Curiosamente Wagner ha ofrecido sus servicios a los golpistas, aduciendo que lo que han hecho es liberar a sus países de colonizadores occidentales, por lo que queda de manifiesto que el Grupo Wagner continúa actuando como parte del engranaje de la política exterior rusa, ahora desacreditado oficialmente, pero de facto, con una presencia y fuerza considerable también en Malí, en la República Centroafricana y Libia.
Coincidente con la visión rusa el jefe de la inteligencia militar ucraniana (GUR), Kirilo Budánov, afirmó que no ve indicios de que los mercenarios tengan intención de atacar Polonia o Lituania, sino que se están preparando para tener un papel más protagónico en África, pero su presencia en Bielorrusia sí será utilizada por Putin para crear mayor tensión en la frontera con la UE.
Sin embargo, existe el temor de que los mercenarios se estén preparando para apoyar en los enclaves rusos de aprovisionamiento militar, sobre todo por el estratégico enclave de Kaliningrado, donde Rusia mantiene un potente sistema de misiles S-400 y misiles Iskander-M con capacidad nuclear; así como su presencia en el Mar Báltico y el Mar Negro. En donde seguramente la estrategia será propagandística provocando a la UE para una reacción que la obligue a entrar en la guerra, posibilidad que ya los analistas han advertido.
La posición de Wagner parece fortalecerse después de su rebelión, toda una ironía, porque, valga el pleonasmo, Rusia juega a la ruleta rusa, tan le podría favorecer, como destruir el gobierno de Putin. Caballo de Troya o Atila.
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