- Las niñas y mujeres mexiquenses existen, resisten y aman a pesar de la inmensidad de la capital que parece recibir toda la atención.
Colaboración: M.S.W./
“La periferia existe porque resiste”, es la consigna con la que feministas del Estado de México buscan descentralizar el movimiento. Los ojos de la sociedad siempre están puestos en las marchas citadinas, en los encapsulamientos por parte de las ateneas y los edificios tomados; pasa desapercibido que el estado gobernado por Del Mazo tiene la cifra más alta en feminicidios, 150 mujeres fueron asesinadas por razón de género en 2020.
La rabia se manifiesta también en actos políticos pacíficos como la Mercadita y Taller Feminista que instalaron este domingo 7 de marzo las mujeres de la Colectiva Lunas Tlalnepantla en la explanada del palacio de gobierno de esta localidad. Apropiarse del espacio público en un municipio con alerta de género es muy significativo e importante.
Vendieron ropa, fresas con chocolate, aretes, cubrebocas hechos a mano, minicuadros, plantas, manzanas con chile, aguas de fruta natural, toallas y pañales ecológicos. También se impartió el taller de bordado feminista. Las canciones de la rapera guatemalteca Rebeca Lane, la argentina Sara Hebe, Natalia LaFourcade y el himno feminista Canción sin miedo acompañaron la tarde.
No faltaron los intentos de hostigamiento por parte de algunas personas que fotografiaron a las mujeres, pero sin un gramo de temor se acercaron a los fotógrafos de ocasión y les pidieron que eliminaran las capturas. Entre todas se cuidaron.
Al final del día, como ellas dicen, solo se tienen entre ellas y están seguras que la periferia seguirá resistiendo con lo que tengan, aunque aquí las autoridades sí ejerzan su trabajo desde una perspectiva lejos de los derechos humanos, no importa si las intimidan mostrando armas largas mientras ellas cuelgan una manta o las graban cuando piden justicia por una niña asesinada de un balazo en la cabeza.
Las niñas y mujeres mexiquenses existen, resisten y aman a pesar de la inmensidad de la capital que parece recibir toda la atención, de la indiferencia de las instituciones, de los murales que dicen “no te disculpes por ser mujer”, de la intimidación y de todas las situaciones de violencia que viven a diario. Se podría pensar que la acción directa solo se trata de intervenir fachadas, pero lo es también vender sin permiso en un área pública, bordar como acto político, acompañar y gritar “¡Vivas estamos!”.
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