Por: MUGS / Redacción
En el Seminario de Estudios de la Experiencia Urbana, Julio César Horta, de la Facultad de Ciencias Políticas y Sociales (FCPyS) de la UNAM, presentó su trabajo Espacio, significación y vivencia. Implicaciones semióticas sobre la noción en el espacio urbano.
El estudio permite trazar una línea de análisis en prospectiva, es decir, modelizar la realidad y, a partir de ello, hacer propuestas o generar planteamientos para la solución de problemas citadinos, advirtió el académico.
En una larga disertación, aseguró que la descripción teórica tiene un valor epistemológico importante dentro de la semiótica, pues favorece la formulación de hipótesis explicativas que pueden ser confrontadas en el tejido de lo social-urbano. Además, desde un escenario complejo, deja observar la integración de los diferentes niveles de sentido que constituyen una cultura.
En América Latina asistimos a una experiencia donde la noción de centro se asocia con el término histórico. Se define como aquel elemento constitutivo de los espacios urbanos de una ciudad; está compuesto por los institucionales, donde se ubican las organizaciones más significativas, ya sean religiosas o de gobierno, que articulan como núcleo las funciones canónicas que forman a una determinada cultura, mientras que en los suburbios reside la población en general, así como las instituciones de servicios y sanidad, entre otros.
Son asentamientos que, durante el proceso de colonización, copiaron el trazo a cuadrícula proveniente de modelos europeos como primer sistema de organización en las urbes, agregó en el Instituto de Investigaciones Sociales (IIS) de esta casa de estudios.
En su explicación, detalló algunos procesos que constituyen el imaginario urbano; por ejemplo, si los ciudadanos se apropian del barrio en el que viven a través de manifestaciones artísticas o violentas, como la toma de instalaciones o calles, ocurre un proceso dialéctico, donde lo imaginado y lo real se resignifican recíprocamente.
En dicho fenómeno, los ciudadanos imaginan hechos, ubican de modo coherente datos, recuerdos e imágenes que acompañan un apropiado imaginar de la sociedad sobre su cultura en estos sitios.
En este punto, la toma de instalaciones forma parte de un modelo que permite resignificar dialécticamente acciones artísticas, donde lo social da pie a la reutilización de espacios originales bajo un proceso de apropiación estético y más utilitario.
Hay otro modelo donde la realidad tiene una función dominante, y lo imaginado, de potencialización. Describe las situaciones de los objetos que existen empíricamente, pero son evocados por la colectividad; experiencias imaginadas donde la comunidad que integra a la ciudad ha abandonado ciertas demarcaciones, lo que produce una dicotomía entre lo viejo y lo moderno.
Esta tensión entre los barrios pobres y ricos se produce por una pérdida de la función referencial de los espacios, donde los centros históricos dejan de tener su carácter simbólico, mientras que los suburbios adquieren, por tendencia económica y mercantil, nuevas simbolizaciones en esta relación, concluyó Horta.
No Comment