Por: Redacción/
México carece de un protocolo integral para evaluar y resolver la violencia de género, que provoca diez feminicidios al día –dos en contra de menores de edad– y durante 2019 representó 22 mil denuncias por delitos sexuales cometidos contra mujeres, afirma la doctora Aleida Azamar Alonso, investigadora de la Universidad Autónoma Metropolitana (UAM).
El panorama es todavía más crítico al considerar las denuncias anónimas realizadas ante instancias públicas o privadas que se encuentran en la impunidad casi absoluta, razón por la que las mujeres se manifiestan para reclamar un mejor proceder de las instituciones públicas del país.
La disparidad por cuestión de género en los criterios de impartición de justicia contribuye al desarrollo de una conciencia colectiva misógina en la que “las mujeres podemos ser violentadas sin que esto acarree consecuencias graves para los agresores”.
En el artículo Ser mujer, crimen y castigo, la académica del Departamento de Producción Económica de la Unidad Xochimilco puntualiza que “para la justicia mexicana las mujeres solemos ser castigadas con mayor severidad, como si se tratara de una advertencia para aquellas que se atreven a desafiar la lógica paternalista y tradicional de la sociedad”.
Las mexicanas que cometen crímenes de alto impacto en el país –robo, secuestro y homicidio– reciben penas de prisión mucho más duras, con una media de 25 años, en tanto que por conductas similares los hombres obtienen condenas de 17 años, en promedio, además de que 38.5 por ciento de las reclusas no ha recibido condena, contra el 14.2 por ciento de los presos sin sentencia.
La investigadora y presidenta de la Sociedad Mesoamericana y del Caribe de Economía Ecológica refirió que hasta 2012 la tercera parte de las entidades federativas consideraban los crímenes de honor, generalmente asesinato por celos, como un atenuante que permitía al infractor enfrentar penas que podían ser de tres días o incluso evadir la cárcel.
A pesar de la lucha de las mujeres para terminar y castigar la violencia de género, algunos códigos penales todavía consideran que el estado de emoción violenta es un atenuante que reduce hasta en la mitad las penas por homicidio o lesiones, especialmente las que se dan en un entorno de violencia familiar.
Los delitos referentes a vejaciones, maltrato, amenazas, coacciones y/o golpes que no hagan peligrar la salud o que tarden en sanar menos de 15 días no son considerados delitos graves y en casi todos los casos únicamente son penados con multas.
Para alcanzar la igualdad en los derechos de las mujeres frente a los hombres y lograr una sociedad libre de violencia de género la profesora de la UAM considera fundamental que el gobierno en sus diferentes niveles transite de un proceso de confrontación, descalificación y reproche a los actos de los colectivos feministas organizados en las protesta por la violencia de género y propone la construcción entre gobierno y sociedad civil de un modelo de trabajo que permita cooperar con las especialistas que llevan años presentando propuestas alternativas multidimensionales para abordar esta problemática.
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