Por: Redacción
En 18 partidos oficiales, Juan Francisco Palencia ha fungido como entrenador del Club Universidad Nacional, pero los 45 minutos transcurridos en la Facultad de Medicina Veterinaria y Zootecnia (FMVZ) han sido de lo más riguroso y enriquecedor como integrante de la comunidad universitaria.
En el auditorio Aline S. de Aluja de la FMVZ, el otrora mítico número 17 y campeón como jugador de Pumas en 2009 y 2011, enfrentó el escrutinio y los argumentos de 30 preguntas espontáneas; sufrió el marcaje personal de asuntos extra cancha como “si fuera por la banda izquierda o derecha en el 2018”, a lo que respondió: “el futuro siempre es incierto, el presente siempre será un regalo”.
‘Bien bajado ese balón’, se escuchó una voz anónima, como contra respuesta, en un auditorio con casi 200 estudiantes, quienes rubricaron cada intervención con aplausos.
La pregunta reiterada, que desembocó en cuestionamiento, fue la filia y el amor por la camiseta auriazul, debido a su trayectoria previa, lo que terminantemente reiteró: “si no fuera el equipo de mis amores, no estaría aquí. Soy puma por convicción.
“Desde el principio me arropó la comunidad universitaria. Es intenso jugar en este estadio y ser campeón aquí es lo máximo; es muy diferente pasar y recorrer las facultades con el apoyo a tope de los estudiantes, y eso no lo tiene ningún club, ni Chivas, ni Cruz Azul, menos América”, comentó.
Paco Palencia apuntó que “cada día es más difícil ganar” en este deporte, porque el nivel competitivo va en ascenso; “el equipo no tiene techo”, porque “nadie sabe hasta dónde es capaz de llegar, hasta que empieza a intentarlo. El espíritu universitario es nunca rendirse”.
Con el cabello apresado, en consonancia con su atavío y las huellas solares sobre el rostro, respondió una a una cada inquietud de los universitarios; sonrío y endureció la expresión para enfatizar el carácter, sobre todo cuando dijo que sus dirigidos deben jugar por intención, no por intuición.
“La forma de jugar me la dictan los jugadores y sus cualidades (…); en cierta forma me ayudó retirarme pronto porque el abordaje con los futbolistas que fueron mis compañeros es algo muy natural, con el trabajo me lo he ganado, tengo que gestionar el ego y las inquietudes de 24, ¡imagínense!”.
Mundialista en Francia 1998, medalla de plata en los Juegos Panamericanos de 1995, Palencia habló también en primera persona, se dijo muy atraído por la lectura, y a pregunta expresa evocó a sus padres como los grandes forjadores de su vocación futbolística.
Admitió su gusto por la camiseta azul y oro, y en jugadores como Diego Armando Maradona y Romario: dos de sus inspiraciones. Finalmente, firmó camisetas, balones, hojas en blanco; se fotografió y dejó la marca y carisma de alguien a quien la comunidad universitaria reconoce.
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