Por: Mugs Redacción
El embarazo adolescente es un fenómeno que se presenta, primordialmente y con las peores consecuencias, en mujeres que viven en situación de pobreza, afirmó la doctora Gloria Elizabeth García Hernández, profesora-investigadora de la Universidad Autónoma Metropolitana (UAM).
La doctora en Ciencias Sociales con especialidad en Sociología explicó que se trata de un asunto de política pública y desigualdad social para cuya solución es menester que el Estado asuma con responsabilidad tareas que transformen el contexto socioeconómico y cultural de esas jóvenes.
La especialista dictó la conferencia Embarazo adolescente y pobreza, una aproximación a las trayectorias sexuales y reproductivas de madres adolescentes, en el IV Seminario entendiendo la sexualidad: experiencias a través del desarrollo biopsicosocial, realizado en la Unidad Iztapalapa.
La profesora adscrita a la Licenciatura en Psicología Social señaló que para afrontar el problema se necesita cambiar el enfoque; “con regalar preservativos o brindar sólo información no se soluciona nada; hay que llevar a cabo una intervención integral en el sistema educativo para que los docentes tengan la capacidad de identificar perfiles de riesgo”.
Simultáneamente se tiene que trabajar en proyectos de vida con perspectiva de futuro que permitan a las adolescentes visualizarse como sujetos con capacidad de decisiones para direccionar sus vidas, aunado a que el Sistema de Salud debe emprender acciones para evitar segundos o terceros embarazos.
Las estadísticas muestran que 75 por ciento de los embarazos en menores de 20 años que se presentan en México ocurre en el sector socioeconómico bajo.
Ante la carencia de oportunidades, la opción más cercana que tienen las mujeres para construirse una imagen digna y positiva de sí mismas es la maternidad y la conyugalidad, dijo la investigadora en temas de género, sexualidad, salud reproductiva, vulnerabilidad, exclusión social y trayectorias juveniles.
La doctora García Hernández realizó una investigación documental y de campo que implicó una encuesta a 1,200 hombres y mujeres de entre 15 y 29 años sobre la salud sexual y reproductiva, en particular las prácticas de autocuidado, embarazo y relaciones de pareja; además efectuó 19 entrevistas biográficas a mujeres que fueron madres antes de los 18 años de zonas marginadas de Iztapalapa.
El estudio de campo con perspectiva metodológica cualitativa, que formó parte de la tesis de doctorado de la profesora García Hernández, mostró que el embarazo ayudó a un grupo a reorganizar y generar un proyecto de vida.
El análisis determinó, desde las perspectivas de los encuestados, que 80 por ciento se hizo persona más responsable; casi 60 por ciento obtuvo más seguridad en la vida; poco más de 40 por ciento se sintió menos solo; cerca de 30 por ciento se alejó de grupos de amigos y bandas, y sólo 20 por ciento no continuó con sus estudios.
En algunas biografías y en la mayoría de los jóvenes encuestados se experimentaron más consecuencias positivas que negativas, entre las que destacan el fortalecimiento como personas y una forma de transitar a la vida adulta.
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