- La nación cuenta cada vez con menores recursos para reconstruir las condiciones del equilibrio político que otorgue estabilidad al sistema.
Por: Redacción/
El gobierno de México recurre al Ejército para que realice encomiendas en más ámbitos de la vida nacional, entre ellas la construcción de hospitales y de sucursales del Banco del Bienestar, así como durante los primeros momentos de la crisis ocasionada por la pandemia, sostuvo el doctor Jaime Leopoldo Ramírez Faundez, académico de la Universidad Autónoma Metropolitana (UAM) en su ponencia El Estado que necesita la Cuarta Transformación.
La incorporación militar a esas tareas se justifica porque el Estado es el único actor social que tiene dimensión nacional incuestionada y las fuerzas castrenses tienen presencia efectiva en todo el territorio nacional, precisó en el Ciclo de conferencias Las respuestas ciudadanas, empresariales y estatales ante la pandemia del COVID-19, organizado por el Departamento de Administración de la Unidad Azcapotzalco.
“La presencia de las fuerzas armadas asegura coherencia, disciplina y efectividad de la acción estatal porque es una estructura centralizada y altamente jerarquizada, aunque lleva a plantear si lo que se busca es recuperar la idea del Estado movilizador, que constituye políticas de desarrollo industrial, busca equilibrios regionales, rompe las desigualdades e implica la necesidad de actores colectivos”.
Sin embargo, “ni siquiera el gobierno tiene un actor eficaz y el desastre del partido en el poder revela que se organiza bajo la idea y las prácticas del Estado movilizador priista que busca la acción a través del contrato clientelar focalizado y restringido”, advirtió.
Así, “tenemos un Estado que no tiene un instituto político eficaz, que no moviliza a los sujetos sociales, no los articula para exigir, demandar y ayudar a la realización de estas grandes tareas para recuperar el desarrollo de México y romper la desigualdad extrema”.
El académico del Departamento de Administración de la Unidad Azcapotzalco subrayó que de manera tradicional el Ejército asegura la uniformidad del territorio porque esta “fragmentación que sufren el Estado y la sociedad también tiene efecto en los espacios, se divide y por eso sufre formas de dominio y los narcos que construyen núcleos de soberanía son los que cobran impuestos y aplican las leyes”.
En el contexto actual, resulta difícil reconfigurar un país disminuido, tanto por las políticas neoliberales como por las modalidades de inserción en las redes y los flujos de la globalización, pero a pesar de su debilitamiento, sigue siendo el único en el que todavía muchos actores sociales pueden influir sobre los acontecimientos que los involucran y afectan.
“Lo cierto es que en seis años es imposible acabar con las políticas neoliberales que han dado paso a privilegios y vicios que han llevado a un desequilibro entre poderes, que se reproducen frente al declive de los sujetos colectivos propios del Estado movilizador ahora con menores capacidades para desplegar la acción de sus representados”.
La nación cuenta cada vez con menores recursos para reconstruir las condiciones del equilibrio político que otorgue estabilidad al sistema “y que llevarían a analizar las razones por las que el actual gobierno recurre al Ejército”, puntualizó.
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