Por: Redacción/

El desarrollo político, económico y social de los países está marcado por problemas de migración forzada, violencia, conflictos armados y también por catástrofes naturales que han cobrado gran número de vidas y ocasionado impactos a la salud y daños materiales, asegura el doctor Jorge Enrique Culebro Moreno, profesor-investigador de la Universidad Autónoma Metropolitana (UAM).

El académico de la Unidad Cuajimalpa refiere que de acuerdo con la Organización de las Naciones Unidas una amenaza es un fenómeno, actividad humana o condición peligrosa que puede ocasionar la muerte o afectaciones a la salud, así como perjuicios a propiedad, pérdida de medios de sustento, servicios y daños ambientales.

Bajo esta lógica las implicaciones de estos sucesos son muy variadas dependiendo del lugar en el que ocurren, ya que interviene un conjunto de variables de tipo geográfico, político y social, advierte en el artículo Gestión de la crisis y riesgos por desastres naturales: El sistema de salud en México, publicado en el número especial 19-S. El sismo que movió a México, de la revista Reporte CESOP, editado por la Cámara de Diputados.

Los desastres provocan interrupción en el funcionamiento de una sociedad, con daños calamitosos que muchas veces exceden la capacidad de la comunidad para atender con sus propios recursos la situación, explica el investigador del Departamento de Estudios Institucionales de esta casa de estudios.

Aunque es un problema mundial, México tiene la tendencia a que ocurran este tipo de fenómenos que desestabilizan a la sociedad y al Estado, por lo que el gobierno y las organizaciones públicas deben jugar un papel fundamental ante la gestión de la crisis y los siniestros naturales y coordinarse para atender sus efectos con acciones organizadas.

El especialista en Gestión y Administración Pública indica que la fragmentación del sistema de salud en México y la escasa articulación entre los organismos que la conforman constituye un riesgo potencial para atender contingencias. Ejemplo de esto es que en el país prevalece una división entre las instituciones que dan servicio a los trabajadores formales y a desempleados; a su vez, existen derechohabientes del sector público y el privado.

Otros esquemas son los que están dirigidos a la población subempleada o desempleada con el llamado Seguro Popular; los que pertenecen al régimen Estatal de Protección Social en Salud (REPSS) que a diferencia de los otros, se limita a un grupo de enfermedades y, por último, la existencia del sector privado.

El experto indica que los desastres naturales aumentan la mortalidad, modifican el patrón de padecimientos transmisibles y de riesgo medioambientales, además de que impactan en los sistemas sanitarios en la salud mental y en el comportamiento de la población en el avance de la rehabilitación.

Otros segmentos que se toman en cuenta para su atención son los grupos vulnerables, adultos mayores, migrantes y personas con alguna discapacidad y con trastornos psicosociales.

Además para dar respuesta a lo anterior se requiere del diseño de un sistema de salud que incluya etapas y estrategias que contribuyan a la coordinación y la cooperación de los distintos organismos implicados, con la flexibilidad para atender de manera inmediata las emergencias.

Entre los estudios relacionados con el tema se reconocen cinco factores de análisis: los desastres tienen una distribución mundial que ha aumentado en los últimos años; generalmente exceden la capacidad de respuesta por parte de la comunidad; exponen una gran cantidad de problemas de salud pública y se despliegan elementos de riesgo como el cambio climatológico, la explosión demográfica y la urbanización.

Culebro Moreno concluye que no se puede dejar de lado la importancia de los organismos internacionales, como parte de la ayuda humanitaria a partir de sus agencias de cooperación o de los propios organismos, tal es el caso de la Organización Mundial de la Salud.