Por: Redacción/
El lanzamiento del misil balístico por parte de Corea del Norte que sobrevoló territorio japonés en días pasados es una reacción “desesperada” del gobierno de ese país ante la actitud beligerante del presidente de Estados Unidos, Donald Trump, desde su llegada al poder, señaló la doctora Ana Teresa Gutiérrez del Cid, investigadora del Departamento de Política y Cultura de la Universidad Autónoma Metropolitana (UAM).
Sin embargo, el conflicto no escalará a guerra militar pues, no obstante todas sus amenazas, el régimen norcoreano es muy pobre y posee armamento, “pero desde luego no se compara con el colocado en Corea del Sur y Japón” por el Pentágono.
Trump inició su gestión con un discurso “muy beligerante” en asuntos de política internacional y muy pronto empezó a “agitar las aguas de la región” del Pacífico Norte, al amenazar a Corea del Norte y al presionar a Taiwán para incorporarse a su territorio, y por otra parte inició un proceso de militarización de la zona e incluso hizo acuerdos con el gobierno japonés para aceptar más armas nucleares.
La académica de la Unidad Xochimilco explicó que la reacción de Corea del Norte ha sido desesperada y ha respondido también provocando a la Casa Blanca y sometiendo a un gran estrés a sus vecinos, Japón y Corea del Sur, porque en realidad el mandatario estadounidense no previó que los territorios de esas naciones son inmediatos ante cualquier ataque norcoreano, antes que los de Alaska o la Isla de Guam.
La doctora en relaciones internacionales por la UNAM agregó que después de la lección de Crimea, Occidente sancionó económicamente a Rusia, pero el magnate llegó a la presidencia con la misma visión que en su momento tuvo como secretario de Estado Henry Kissinger, en el sentido de tener una buena relación con los rusos para confrontar a China, que ha aumentado su poderío económico de manera significativa y avanzar cada vez más en su propósito de incrementar su capacidad armamentista.
Para Washington esa nación asiática es el enemigo y por ello el gobierno empieza a provocar por medio de Taiwán, ofreciéndole armas y amenaza a Corea del Norte, con el objetivo de crear un ambiente hostil en el área “pues todos sabemos que la guerra impide el desarrollo económico de las naciones y desde luego esta es una amenaza directa a China” ya que, más que Moscú, Beijing es la encargada de proteger a los norcoreanos.
La escalada militar continúa, porque Estados Unidos, Corea del Sur y Japón también permanecen realizando ejercicios militares en la zona; hace unos días estos países llevaron a cabo maniobras de bombardeos simulando un ataque quirúrgico sobre las instalaciones clave de su enemigo.
De esto no se habla en los medios occidentales y “todo se atribuye a la ‘locura’ del dirigente Kim Jong-un”, mientras que Estados Unidos también está provocando este escenario de guerra, con el fin de hacer caer a este régimen y unificar una sola Corea bajo el sistema capitalista y su dominio geopolítico, dijo la investigadora.
La Casa Blanca “refrena” un posible ataque a Pionyang –aunque no en el discurso que es más bien mediático– porque sabe que detrás está China y que a pesar de su rivalidad económica y las acusaciones sobre su déficit comercial, las empresas que han llegado al país asiático son en su mayoría estadounidenses, por lo que no puede arriesgar el capital de los empresarios de su país.
“Más bien quieren que el gigante asiático se someta, no sea independiente, no tenga más armamento y siga siendo la gran maquiladora, como desde 1971 cuando Nixon llegó a ese país ofreciendo inversión a cambio de trabajos”.
De seguir las provocaciones quienes podrían responder son China y Rusia, y recordó la aprobación de un proyecto por parte del Senado estadounidense para sancionar a las empresas rusas y chinas que trabajan con Corea del Norte, lo que ya afecta los intereses económicos de esas potencias, que no sólo se sienten amenazadas geopolíticamente al verse inmersas en un escenario de guerra en la zona, sino que además ven vulnerados los intereses de sus empresas.
Entonces, “o se refrena la política belicista encabezada por Trump y no pasa de los discursos o se convierte en un conflicto que podría dar paso a una tercera conflagración mundial, que sería el fin de la humanidad por el uso de las armas nucleares”, subrayó la doctora Gutiérrez del Cid, quien sin embargo confió en la prudencia de los poderes fácticos de esa nación que no estarían dispuestos a correr una situación tan riesgosa para sus intereses.
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