- Las casas acústicamente permeables y el impacto en el espacio sonoro propio y el de los otros no contribuyen a contar con sitios de trabajo, descanso o dormitorios con niveles de audio que ofrezcan condiciones de confort ambiental y prevengan posibles daños a la salud.
Por: Redacción/
La pandemia ha cambiado las prácticas cotidianas en los espacios abiertos, al reducir de manera temporal el ruido del tránsito vehicular, pero el entorno interior se ha visto influido porque en México los edificios no están equipados con aislamiento acústico, advirtieron especialistas del Área de Investigación y Laboratorio de Análisis y Diseño Acústico de la Universidad Autónoma Metropolitana (UAM).
El traslado de las actividades laborales y escolares a casa debido al confinamiento por la pandemia del COVID-19 transformó el hogar en un nuevo escenario, con una reducción del sonido; sin embargo, al transitar hacia la llamada nueva normalidad, las vialidades volvieron a inundarse de carros, camiones y autobuses como si la emergencia sanitaria hubiera concluido.
Aun cuando existe más conciencia del sonido exterior generado por vecinos, vendedores ambulantes o el servicio de limpia, entre otros factores, hay una problemática con el que surge dentro de las viviendas y que puede ser escuchado fuera por el escaso uso de materiales aislantes en las prácticas constructivas, apuntaron las maestras Silvia García Martínez y Dulce Ponce Patrón, académicas del Departamento de Procesos y Técnicas de Realización de la Unidad Azcapotzalco.
Las casas acústicamente permeables y el impacto en el espacio sonoro propio y el de los otros no contribuyen a contar con sitios de trabajo, descanso o dormitorios con niveles de audio que ofrezcan condiciones de confort ambiental y prevengan posibles daños a la salud.
Los habitantes de megalópolis están inmersos en un ambiente ruidoso que repercute de manera negativa en el estado físico y mental del individuo, razón por la cual las denuncias por ruido ocupan el segundo lugar de la contaminación causada por el comercio u obras públicas presentadas ante la Procuraduría Ambiental y del Ordenamiento Territorial (PAOT), indicaron durante el programa Hagamos ruido contra el ruido, transmitido hoy por UAM Radio 94.1 FM y moderado por el doctor Fausto Rodríguez Manzo, coordinador del Laboratorio de Análisis y Diseño Acústico de la UAM.
Desde 2010, en la Ciudad de México ese elemento ha figurado como uno de los más destacados entre las denuncias ante esa instancia, en particular en las alcaldías Benito Juárez, Cuauhtémoc, Miguel Hidalgo e Iztapalapa, que concentran la mayor cantidad de servicios e inconformidades ciudadanas.
La PAOT cuenta con dos regulaciones de respaldo: las normas 005 y 081 de la Secretaría de Medio Ambiente y Recursos Naturales (SEMARNAT), que exigen un máximo de 63 decibles en el día y 60 decibeles en la noche, pero que no se respetan en zonas de alto tránsito vehicular y en lugares de ocio en algunas colonias.
El maestro Rafael Villeda Ayala, académico del Departamento de Procesos y Técnicas de Realización, comentó que para las personas ciegas no es fácil ubicarse en un paisaje silencioso, con calles sin autos ni industria, toda vez que requieren de información sonora para orientarse, aunque el desbordamiento de ésta o el registro de altos decibles crean situaciones caóticas que puede provocarles estrés.
La estridencia de la Ciudad de México, en lugar de promover un entorno incluyente para ese grupo de población forma una nueva barrera social y limitante para desenvolverse, añadió.
En casa, los estudiantes están expuestos a los sonidos externos, aun utilizando audífonos para escuchar las clases, lo cual resulta agotador, comentó Dana Castillo, alumna de la Licenciatura en Arquitectura y ayudante del Laboratorio de Análisis y Diseño Acústico.
Por todo esto resulta fundamental hacer conciencia para combatir el ruido en todas sus manifestaciones, subrayó Rodríguez Manzo, destacando los trabajos del Área de Investigación y Laboratorio, que se ha erigido en líder en la materia, con la creación del Mapa del Ruido para la Zona Metropolitana del Valle de México y el desarrollo del proyecto de Ciencia Básica del Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología (Conacyt) El Ruido Ambiental en el Espacio Urbano de la Ciudad de México.
La maestra Elisa Garay Vargas, profesora del Departamento de Procesos y Técnicas de Realización, trabaja en generar conciencia, desde la educación básica hasta la universitaria, observando que se conoce poco sobre las afectaciones del ruido en la salud.
Una encuesta digital entre 462 adolescentes y jóvenes sobre el uso de audífonos encontró que el tránsito vehicular y los estruendos son lo que más molestias causan en las horas de estudio, mientras que los de 11 y hasta 16 años prefieren escuchar sonidos producidos por la tecnología, a diferencia de los de 17 a 25 años, que se inclinan por los de la naturaleza, por ejemplo la lluvia.
Noventa y dos por ciento de adolescentes ya empleaba audífonos antes de la pandemia durante una a dos horas diarias, pero ahora es por más de cuatro horas para atender las clases, igual que 96 por ciento de los que asisten a la universidad.
La maestra Laura Lancón Rivera, adscrita al citado Departamento, desarrolla materiales lúdicos enfocados a la sensibilización de la educación temprana a través de juegos para niños de entre siete y nueve años, concluyó el doctor Rodríguez Manzo, en la celebración del Día Internacional de Lucha contra el Ruido o de Conciencia acerca del Ruido.
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