- “No ha sido sólo perder un año de clases, sino la convivencia con sus pares y el aprendizaje social, componentes básicos para que los menores estén capacitados”, aseguró el doctor Rafael Bojalil Parra, investigador del Departamento de Atención a la Salud de la Unidad Xochimilco.
Por: Redacción/
La emergencia sanitaria ha trastocado la salud mental de la población mexicana que vive condiciones de aislamiento social y demanda políticas públicas con un enfoque biopsicosocial y apoyo decidido a la investigación científica para seguir adelante con una existencia ética y significativa, alertaron académicos de la Universidad Autónoma Metropolitana (UAM).
El doctor Carlos Contreras Ibañez, profesor-investigador del Departamento de Sociología de la Unidad Iztapalapa, dijo que “no son nada halagüeñas las condiciones en ese campo en la pospandemia y éste será el siguiente reto que tendremos que superar”.
En la mesa Salud mental en la pospandemia del Foro virtual Visión multidisciplinaria UAM de los distintos escenarios pospandemia, organizado de manera conjunta con la Cámara de Diputados, aseguró que a partir de ahora, “tendremos que estar ‘mapeando’, midiendo de forma realista los riesgos que nos afectarán a todos y toca a los legisladores, como tomadores de decisión, romper esos obstáculos culturales, institucionales, financieros y de regulación profesional que han impedido que tengamos una mejor atención a la salud”.
El doctor Rafael Bojalil Parra, investigador del Departamento de Atención a la Salud de la Unidad Xochimilco, señaló que una de las consecuencias que se aborda muy poco a raíz de la contingencia es el retraso en el desarrollo de las habilidades cognitivas de los niños debido a que no han podido asistir a la escuela desde marzo de 2020.
“Los infantes en edades tempranas tienen ventanas de desarrollo que sólo duran un tiempo abiertas y si se cierran serán muy difícil de superar, por lo cual es necesario planear qué hacer para superar los trastornos en el desarrollo neurológico que ha sufrido este sector en el mundo”.
No ha sido sólo perder un año de clases –y lo que falta–, sino la convivencia con sus pares y el aprendizaje social, componentes básicos para que los menores estén capacitados para la toma de decisiones y para regular su conducta, “todos estos trastornos son un golpe severo al desarrollo de ciudadanía”, aseguró.
La emergencia sanitaria también ha propiciado una profunda carga de desigualdades en el núcleo familiar generando estrés por el miedo a enfermarse, a perder ingresos, pero además la pérdida de los rituales de duelo y despedida de seres queridos ha generado estrés postraumático, secuelas en el sistema central como convulsiones, falta de concentración o cefaleas crónicas con consecuencias importantes como la violencia intrafamiliar.
Durante la pandemia y la pospandemia, “la UAM, al igual que otras instituciones educativas, debe garantizar y mantener los mecanismos de educación y apoyo social, así como de acceso a los servicios de salud para atender los problemas psicosociales y dar protección a los afectados”, recomendó la doctora Claudia Haydee González de la Rosa, coordinadora de la Licenciatura en Biología Molecular del Departamento de Ciencias Naturales de la Unidad Cuajimalpa.
“La cuarentena no sólo puede exacerbar los síntomas en personas con algún tipo de padecimiento conocido sino que también puede evidenciar problemas no diagnosticados previamente, además que la comunicación a distancia puede aumentar la paranoia en ciertos individuos y que el hacinamiento puede conducir a un aumento en la incidencia de agresiones o de comportamientos anómalos”.
Por consiguiente, “el panorama no es alentador, razón por la cual a nivel nacional un programa general de salud debe tomar en cuenta que estos detonantes de estrés deben ser atendidos como solución a una situación extraordinaria, para lo cual se requiere de planeación y un desarrollo específico que no surge de un día para otro, sino que demanda del trabajo de expertos en conducta y estrés”.
El doctor Marcos López Pérez, profesor-investigador del Departamento de Ciencias Ambientales de la Unidad Lerma, comentó que México es un país que prioriza la vida en familia, pero que las condiciones impuestas por la pandemia la han alterado seriamente por el distanciamiento.
“La zozobra, el estrés y la ansiedad son el horizonte incierto del futuro que dejará la actual situación e incluso los adolescentes o jóvenes tampoco tienen la certeza de su futuro laboral, pues aún se desconoce el tamaño del impacto económico que causará”.
Entonces, para sentar las bases adecuadas de la salud mental es prioritario establecer un protocolo sanitario de vacunación y un tratamiento farmacológico bien cuidado que posibilite a la población “un horizonte de esperanza que contribuya a fortalecer ese campo en los mexicanos”, puntualizó.
Para el doctor Bojalil Parra es una excelente noticia que se establezca “un diálogo real –y espero muy productivo– entre los tomadores de decisiones y la academia porque de ello lo único que puede surgir son resultados positivos para el país, sobre todo cuando la pandemia no ha terminado y aparentemente estamos lejos de que eso suceda”, concluyó.
Los trabajos del Foro Virtual–organizado por la Casa abierta al tiempo y la Cámara de Diputados– continuarán hasta el jueves 25 de marzo.
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