- La pandemia pegó más duro a la población que trabaja y tiene menores ingresos, lo que significa más de la mitad de todas las pérdidas, señaló.
Por: Redacción/
En México, el cierre de la economía por la pandemia del COVID-19 no ha sido un fenómeno macro, sino inducido a nivel micro por la suspensión de cines, líneas de transporte, teatros, restaurantes y otros comercios debido a las medidas sanitarias para la contención de la enfermedad, lo que ha limitado la oferta e hizo caer la demanda, sostuvo el maestro José Valentín Solís y Arias.
Las consecuencias de esa situación “fueron muy claras: disminuyó la actividad financiera, la generación de valor añadido y el ingreso, lo que realimentó un ciclo a la baja que inició en marzo”, con un quebranto que impactó sobre todo los servicios de entretenimiento, espectáculos y turismo, así como las operaciones secundarias, entre las que destacan las industrias del vestido, la minería, la extracción de petróleo y la construcción, dijo el investigador del Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI).
Al dictar Conferencia magistral: La marcha de la economía y las empresas en tiempos de pandemia, organizada por el Departamento de Economía de la Unidad Iztapalapa de la Universidad Autónoma Metropolitana (UAM), citó datos del INEGI según los cuales entre julio y agosto pasados, la preparación de alimentos y bebidas, así como los rubros profesionales, científicos, técnicos y recreativos fueron los más afectados.
En la búsqueda de métodos y formas de analizar esa información, en los últimos meses han trabajado una Matriz de Contabilidad Social (MCS) para obtener el comportamiento sectorial por actividad económica –Producto Interno Bruto y empleo– cuyos resultados se contrastan con apreciaciones de variables macro a través del modelo Nowcasting.
Ese estudio –desarrollado en la Dirección General Adjunta de Investigación del Instituto– reporta el grado en que diferentes grupos interactúan con el resto del sistema económico. La MCS representa transacciones socioeconómicas en un marco integral que articulan la generación de ingresos por actividades de producción, además de la distribución y redistribución de grupos sociales e institucionales.
Esto explica un interés doble de dicha investigación, ya que proporciona datos para el modelado –lineales multisectoriales o de equilibrio general computable– así como una fotografía completa e intuitiva de la economía en cuestión.
Los que dominan la escena son micro y pequeños negocios, así como trabajadores de baja escolaridad de entre 15 a 29 años y que ganan entre uno y tres salarios mínimos, con pérdidas estimadas de 647 mil empleos formales, en particular en la región centro: la Ciudad de México y el Estado de México.
“Dicho de otro modo, la pandemia pegó más duro a la población que trabaja y tiene menores ingresos, lo que significa más de la mitad de todas las pérdidas, pues como siempre hay cierta asimetría cuando ocurren estas tragedias y los más lesionados son los más desposeídos”.
El investigador comentó que está en desarrollo un modelo basado en el análisis económico de contingencias, enfocado en la estimación ex post del impacto causado por desastres: costos de la recuperación; planes de reconstrucción; financiamiento, y evaluación previa de situaciones catastróficas hipotéticas para adoptar medidas preventivas.
La Conferencia magistral formó parte del Congreso anual del Departamento de Economía de la Unidad Iztapalapa, en homenaje al Dr. Raúl Arturo Cornejo López.
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