Por: Redacción

El cáncer bucal, grave problema de salud pública en México, es cada vez más frecuente ente los jóvenes. Desafortunadamente, en el país sólo hay estudios aislados sobre neoplasias malignas bucales, la mayor parte realizados en la Ciudad de México.

“En las casuísticas mexicanas viejas, la prevalencia de este padecimiento representa entre 2.5 y tres por ciento de todas las neoplasias malignas”, refirió Constantino Ledesma, investigador del Laboratorio de Patología Bucal de la Facultad de Odontología (FO) de la UNAM.

De acuerdo con María Dolores Jiménez Farfán, investigadora del Laboratorio de Inmunología de la misma entidad, así como las mujeres deben hacerse una autoexploración para prevenir el cáncer de mama, todas las personas deberían revisarse las diferentes estructuras de la boca: paladar, lengua, debajo de ésta… como una medida de prevención. De este modo, si se percatan de un cambio de color o de textura en tejidos blandos, una bolita, algo extraño, hay que recurrir al especialista.

“En el rubro de la prevención, los odontólogos tenemos mucho que hacer para orientar y enseñar a los pacientes a autocuidarse. La salud bucal refleja lo que es nuestra salud sistémica, es como un libro que nos da información de lo que ocurre en el resto del organismo”, subrayó.

En la práctica clínica cada vez se detectan más casos de cáncer bucal en jóvenes, acotó Juan Carlos Hernández Guerrero, jefe del Laboratorio de Inmunología. “Hace 10 años se observaban pocos en sujetos de 25 años. La OMS establece su prevalencia entre los 55 y 60 años de edad”.

Quizá en niños y adolescentes no sea el principal problema de salud bucodental, pero en la adolescencia muchas personas comienzan a exponerse a factores de riesgo como el alcohol, el tabaco y el virus del papiloma humano, los cuales están asociados al cáncer bucal, dijo.

Al respecto, Jiménez Farfán añadió que “una infección en esa etapa por un tipo de virus con potencial oncogénico puede manifestarse 10 o 15 años después, cuando ya el paciente tiene 25 o 30 años; es decir, cuando está en edad productiva”.

Efectos en el país

Alejandro Macario Hernández, patólogo bucal, también del Laboratorio de Inmunología, ha participado en estudios epidemiológicos en estados como Guerrero, Sonora, Tlaxcala e Hidalgo, y ha observado que una de las neoplasias malignas bucales en pacientes de 15 a 16 años es el osteosarcoma, un tipo de cáncer en hueso que también puede afectar los huesos craneofaciales.

“Este problema de salud pública tiene efectos en todo el país: entre más jóvenes enfermos haya, la carga económica y social será mayor”, agregó Jiménez Farfán.

No se sabe cuál es la frecuencia del cáncer bucal en la población mexicana, pues sólo hay estudios aislados (unos en lengua o paladar, otros en glándulas salivales y encía), la mayoría en la Ciudad de México.

“También se desconoce el pronóstico de esta neoplasia maligna. No tenemos conocimiento de cómo se comporta en los labios o en la base de la lengua en las poblaciones de México, debido a que los factores de riesgo asociados son diversos. Incluso no es lo mismo un cáncer bucal en Perú que en nuestro país”, indicó Constantino Ledesma.

Además, el tratamiento no está bien institucionalizado, pues no se trata de igual manera en el Instituto Nacional de Cancerología, que en el Instituto Nacional de Pediatría, o en la práctica privada.

“No sólo tabaco y alcohol, también alimentos envasados y tratados con químicos contienen componentes potencialmente cancerígenos. Hay más de dos mil 500 sustancias generadas por la combustión del tabaco, muchas de ellas relacionadas con la génesis del cáncer, incluido el bucal”, apuntó Hernández Guerrero.

A nivel de biología molecular

Son pocos los laboratorios en el país que trabajan el cáncer bucal a nivel de biología molecular. En México, el Laboratorio de Inmunología de la FO es pionero, particularmente en lo referente con moléculas de adhesión, receptores tirosina cinasa y mucinas.

Hace dos años, Claudio Viveros Amador, profesor de la FO, obtuvo el primer lugar de investigación de la Asociación Mexicana de Patología y Medicina Bucal, y de la Academia Iberoamericana de Patología y Medicina Bucal, en Chile, con su investigación de doctorado “El efecto de las moléculas de adhesión sobre los mecanismos de invasión y metástasis en carcinoma bucal”.

Viveros Amador estudia el papel de las claudinas y de las moléculas de adhesión en el desarrollo de carcinomas de cabeza y cuello. Lo novedoso es que no se había analizado la relación de estas moléculas con el cáncer bucal y su participación en los procesos de migración e invasión. Una siguiente etapa será corroborar la relación en un modelo animal.

Los resultados permitirán avanzar en la comprensión del comportamiento biológico de las neoplasias de cabeza y cuello, incluida la cavidad bucal. Al conocer mejor cómo se desarrollan, habrá mayor probabilidad de encontrar herramientas más efectivas para su tratamiento.

Prevención

Si bien la caries, la fluorosis y la periodontitis son los principales problemas bucodentales entre la población mexicana, en la cavidad bucal, además de neoplasias malignas, ocurren otras patologías relacionadas con deficiencias en la nutrición y la pobreza alimentaria.

Macario Hernández ha colaborado con la Secretaría de Salud en la realización de estudios epidemiológicos en distintas poblaciones de México. Al revisar la cavidad bucal de niños y adolescentes, observó alteraciones en la mucosa asociadas a la nutrición, así como afecciones virales, ulceraciones, nodulaciones y aumentos tisulares sin causa aparente, que no pudieron ser diagnosticados de manera precisa.

También encontró alteraciones morfológicas en la dentición y dientes supernumerarios (que sobran), sobre todo entre la población de algunas zonas de Morelos.

“Nos topamos con dientes supernumerarios restaurados con algún tipo de amalgama o corona. Falta diagnóstico porque, en vez de extraerlos, los odontólogos los tratan como si fueran normales. Por lo tanto, al permanecer en la boca y desalinear a las otras piezas, causan alteraciones en la oclusión y la articulación temporomandibular”, concluyó Hernández.