- Para contribuir desde la academia en la comprensión y búsqueda de estrategias para enfrentar y mitigar las distintas formas de violencia, la Casa abierta al tiempo cuenta con alrededor de 65 investigadores.
Por: Redacción/
El análisis y entendimiento de una problemática tan compleja como la de las violencias obliga a entablar un diálogo que incluya la perspectiva desde la investigación universitaria, pero también la de sobrevivientes y víctimas, quienes siguen luchando por justicia y verdad y pueden, “desde sus experiencias terribles”, aportar conocimientos invaluables en un esfuerzo compartido por proponer posibles soluciones, sostuvo el doctor José Antonio De los Reyes Heredia, rector general de la Universidad Autónoma Metropolitana (UAM).
Durante la apertura de la sesión plenaria de los conversatorios virtuales La universidad ante las violencias, celebró la constitución de la Red de investigación sobre violencias –integrada por los ejes temáticos Feminicidios y violencia machista, Desapariciones forzadas y familiares buscando, así como Desplazamientos forzados– ya que sus consideraciones teórica y conceptual parten de entender este fenómeno como multidimensional con distintas manifestaciones, entre ellas las que han sufrido mujeres, migrantes y miles de personas desaparecidas.
Para contribuir desde la academia en la comprensión y búsqueda de estrategias para enfrentar y mitigar las distintas formas de violencia, la Casa abierta al tiempo cuenta con alrededor de 65 investigadores e investigadoras que abordan estos temas, por lo que les invitó a integrarse a la red, construir respuestas claras desde la academia y seguir avanzando, como Universidad pública, con un alto compromiso social, en el combate de este mal.
Hoy más que nunca se acusa “la necesidad de reenfocar la realidad en un esfuerzo que implica identificar nuestras fortalezas como universidad pública, repensarnos como comunidad y plantear acciones que nos permitan integrarnos de mejor manera como sociedad, para la sociedad y con la sociedad”.
Al presentar las conclusiones de los conversatorios virtuales, en el tema de Desapariciones forzadas y familiares buscando, la doctora Ileana Diéguez Caballero, investigadora del Departamento de Humanidades de la Unidad Cuajimalpa, expuso que desde la década de 1960 la sociedad mexicana y una parte significativa de Latinoamérica sufre las consecuencias de la desaparición forzada como una práctica sistemática “ejercida por el Estado y por los necropoderes que administran la muerte”.
En México la información oficial reconoce más de 90 mil desaparecidos, dato que supera todas las cifras históricas aportadas por los terrorismos de Estado en este continente”, dijo la investigadora.
En este contexto, con más de tres mil fosas clandestinas y miles de cadáveres sin identificar ante la insuficiencia y muchas veces la complicada acción de las fuerzas estatales son las y los familiares quienes buscan por cuenta propia, organizados en más de 70 colectivos a lo largo y ancho del país.
“Las familias han devenido buscadoras y buscadores, agentes de cambio, líderes sociales en búsqueda de la verdad y la justicia”, y la gran mayoría de quienes integran los colectivos son mujeres que han quedado al frente de sus familias y que además de dedicarse de tiempo completo a escudriñar tienen que sostenerse económicamente y cuidar de sus hijos e hijas.
La experticia desarrollada a partir de más de una década buscando en vida y en fosas clandestinas en campo, exigiendo a las instituciones judiciales el debido proceso de investigación, aportando información para los expedientes de sus seres queridos, los ha transformado en depositarias y depositarios de saberes situados que les otorgan una ineludible condición de expertas y expertos.
La universidad y quienes trabajan en ellas “debemos reconocerles esa condición de expertas y expertos y generar proyectos en común con quienes deben ser considerados nuestros pares”; es urgente que sus saberes participen de la construcción de conocimiento y formen parte de documentos públicos que aporten luz a las generaciones presentes y futuras “para generar estrategias que nos permitan encontrar verdad y justicia y construir una vida sin violencia”.
También es urgente que desde la Universidad “podamos imaginar estrategias para apoyar la búsqueda de las y los familiares en México”.
Irma Leticia Hidalgo, madre de Roy Rivera Hidalgo –estudiante de 18 años de la Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad de Nuevo León, a quien busca desde enero de 2011– integrante fundadora de Fuerzas unidas por nuestros desaparecidos en Nuevo León y considerada un referente fundamental en la lucha y la resistencia de las madres mexicanas y de Latinoamérica, afirmó que su hijo fue secuestrado por hombres que vestían chalecos de policías municipales de esa entidad.
Su organización forma parte de los más de 70 colectivos de familiares en México quienes “buscamos por nuestros propios medios y exigimos al Estado mexicano que cumpla con su responsabilidad en esta tragedia humanitaria, por las graves violaciones a los derechos humanos, contra la vida y contra la libertad”.
En Nuevo León, “ese estado próspero y pujante en la economía de la nación”, hay un registro de cinco mil 591 desaparecidos en los últimos 15 años, en julio de este año se registraron 94 delitos contra la libertad, la mayor cantidad en un mes reconocida en una década y de enero a julio de 2021 se tiene el registro oficial de 389 personas privadas de su libertad en este estado.
Las cifras reflejan el “desinterés inhumano” de las instituciones involucradas en atender esta situación, porque todo esto sucede a 15 años de la cúspide o del inicio de las desapariciones forzadas en México.
Las madres, abuelas y hermanos de la organización “tenemos casi una década de haber alzado la voz de nuestra indignación ante los múltiples campos de exterminio en la entidad”, donde se cuentan por miles y miles los restos humanos encontrados, además de los mil 800 cuerpos que están sin identificar en las fosas comunes de la Fiscalía General de Justicia de Nuevo León y continúan sin campaña para identificación sufriendo así una doble desaparición.
“Para nosotros, la labor de la UAM ha sido sumamente importante, porque las diversas disciplinas que se unan en la búsqueda de la verdad y la justicia con nosotras deben consolidarse en este lugar, en la universidad”; que reconozcan la organización y la lucha de las familias y visibilicen el saber de las y los buscadores nos da aliento para seguir y trabajar para que “lo que nos pasó a nosotros no le pase a nadie más”.
En el acto de apertura estuvo también el doctor Sergio Revah, director de Apoyo a la Investigación de la UAM, instancia a la que el Rector General reconoció por impulsar desde 2019 las redes de investigación en la UAM, entre ellas la de las violencias “uno de sus principales logros”.
También estuvieron familiares y víctimas de Feminicidios y violencia machista, Desapariciones forzadas y familiares buscando, así como de desplazamientos forzados.
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