Por: Redacción/
La educación es un factor de protección para las adolescentes. Entre más temprano abandonen la escuela, tienen mayores posibilidades de tener un embarazo, unirse, casarse o tener relaciones sexuales sin protección ni conocimiento sobre métodos anticonceptivos, afirmó Fabiola Pérez Baleón, académica de la Escuela Nacional de Trabajo Social (ENTS) de la UNAM.
Las aulas son un espacio común que brinda sentido y orientación a la vida, más allá de lo que puedan aprender en conocimientos; ahí se inculcan figuras de autoridad y respeto que proporcionan un horizonte de posibilidades que va más allá del hogar. “La escuela es un elemento protector, por ello, la recomendación de políticas públicas es no dejar fuera a niños, adolescentes y jóvenes”, dijo.
Según la reciente Encuesta Nacional de los Factores Determinantes del Embarazo Adolescentes (ENFaDEA) 2017, que la misma Pérez Baleón encabeza, el panorama socioeconómico, caracterizado por escasas oportunidades laborales y educativas, las lleva a pensar que la maternidad es el proyecto de vida más viable: 38.1 por ciento de las mujeres de 20 a 24 años tuvo un embarazo en la adolescencia; de ellas, 57.8 por ciento pertenecen a un estrato social bajo.
Aplicada a tres mil 380 mujeres de 20 a 24 años de edad (de julio a octubre de 2017), independientemente de que hayan vivido o no un embarazo durante su adolescencia (entre los 10 y los 19 años), la ENFaDEA buscó precisar los factores sociales, familiares y personales que llevan al embarazo de adolescentes.
La mayoría de las adolescentes embarazadas, de estratos pobres
Es el entorno de estas jóvenes es común encontrar mamás, hermanas y primas que tuvieron hijos antes de los 19 años de edad. “En México, gran parte de la población es de clase baja y muy baja, estamos en una pobreza económica que limita las oportunidades sociales y culturales; en ese sentido, la escuela brinda la posibilidad de ver un horizonte que va más allá de lo que ofrece el entorno social próximo”, enfatizó Pérez Baleón.
Mariana Lugo Arellano, coordinadora de la investigación cuantitativa, detalló que 38.1 por ciento de las encuestadas tuvo un embarazo en la adolescencia, y 2.1 por ciento pasó por este proceso entre los 10 y 14 años de edad (la edad más temprana fue a los 12 años). De las que tuvieron un embarazo, 57.8 por ciento pertenecen a un estrato social bajo, 34 por ciento a uno medio y 8.2 a un estrato alto.
“Hay muchos estereotipos y nociones de género que son impedimento para garantizar los derechos sexuales y reproductivos de esta población. Este contexto, combinado con percepciones e ideologías, genera que la maternidad sea el proyecto más viable y el más elegido por las mujeres”, reflexionó.
De las mujeres que se embarazaron en la adolescencia, 14.1 tenía la primaria o menos; 41.9 por ciento la secundaria; y 31.4 por ciento la educación en casa y en la escuela media superior. Ellas fueron las que recibieron menos información sobre sexualidad y prevención.
De acuerdo con la encuesta, 70.1 por ciento de las entrevistadas tuvo su primera relación sexual durante la adolescencia, y la mayoría manifiesta haberlo hecho por amor (60.6 por ciento) o curiosidad (20.8 por ciento).
De ellas, casi 40 por ciento no usó un método anticonceptivo en la primera relación, principalmente porque no planeaba tener relaciones sexuales y porque no pensó que podría embarazarse; el resultado: 54.4 por ciento de las que iniciaron su vida sexual en la adolescencia se convirtió en madre antes de los 20 años.
Los primeros resultados de la encuesta son representativos a nivel nacional y para zonas rurales y urbanas. La encuesta es de libre acceso y puede ser consultada en el sitio http://www.trabajosocial.unam.mx/enfadea.
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