Por: Redacción/

La pasión del doctor Rodrigo Martínez Baracs por la historia, el lenguaje y otras disciplinas lo hicieron merecedor del nombramiento como miembro de número de la Academia Mexicana de la Lengua (AML), una de las instituciones culturales más importantes del país.

El académico y escritor nacido en la Ciudad de México en 1954 es licenciado en Economía por la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM); maestro en Historia por la Unidad Iztapalapa de la Universidad Autónoma Metropolitana (UAM), y doctor en Historia y Etnohistoria por la Escuela Nacional de Antropología e Historia (ENAH) del Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH).

En la ceremonia solemne agradeció esta distinción, que se dio gracias a sus postulantes: el filósofo Miguel León-Portilla (1926-2019), la lingüista y filóloga Ascensión Hernández Triviño y la escritora y ensayista Silvia Molina.

Martínez Baracs señaló que haber sido propuesto por estas grandes figuras llenó de significado su ingreso a la institución, al considerarlos como generosos maestros y grandes amigos que lo acercaron a los libros de muchas maneras y han compartido con él su gusto por las letras. También se refirió a su padre, José Luis Martínez Rodríguez (1918-2007), un notable escritor, diplomático, ensayista y cronista que contribuyó al quehacer y el desarrollo cultural de la nación.

Hernández Triviño, lingüista y catedrática española radicada en México, señaló que la AML aclama con júbilo la incorporación de Martínez Baracs como miembro de grado, al ser un hombre de espíritu libre y abierto a muchas disciplinas, además de un amante de las lenguas.

Además de sus virtudes como historiador, docente e investigador reconoció sus contribuciones al estudio del periodo de la Conquista, así como de la antropología y la historiografía lingüística, bibliográfica y literaria de México.

Martínez Baracs es profesor-investigador de la Dirección de Estudios Históricos (DEH) y docente en la ENAH, ambas del INAH. Es miembro del Sistema Nacional de Investigadores y presidente de la Sociedad Mexicana de Historiografía Lingüística.

Entre sus libros se cuentan La secuencia tlaxcalteca. Orígenes del culto a Nuestra Señora de Ocotlán; Convivencia y utopía. El gobierno indio y español de la “ciudad de Mechuacan”; Caminos cruzados. Fray Maturino Gilberti en Perivan, Zamora, y Las lenguas de México. Diálogos historiográficos, con Bárbara Cifuentes.

También ha publicado Michoacán en el último libro de gobierno novohispano de don Antonio de Mendoza; Alonso de Zuazo, Cartas y memorias; Al calor de la amistad. Correspondencia 1950-1984; De la A a la Z. El conocimiento de las lenguas de México, con Salvador Rueda Smithers, y Una amistad literaria. Correspondencia 1942-1959, con María Guadalupe Ramírez Delira.

La designación fue celebrada en la Sala Manuel M. Ponce del Palacio de Bellas Artes, en presencia de Molina, Margo Glantz, Vicente Quirarte, Adolfo Castañón, Jaime Labastida, Javier Garciadiego y Jorge Ruiz Dueñas, entre otros.