Por: Redacción/

Prácticas poderosas de aprendizaje, educadores capaces y pedagogías efectivas son elementos indispensables para lograr una educación incluyente en México, consideró el doctor Gregorio Hernández Zamora, profesor del Departamento de Educación y Comunicación de la Unidad Xochimilco de la Universidad Autónoma Metropolitana (UAM).

El especialista en desigualdad educativa, brechas en el aprendizaje y funcionamiento de los discursos dominantes en dicho sector participó en el panel Literacidad, multilingüismo e inclusión, efectuado el pasado 9 de septiembre por la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (UNESCO) en su sede de París, Francia.

En entrevista, el doctor en lengua y cultura escrita por la Universidad de California, en Berkeley, precisó que “en el corto plazo veo difícil que nuestro país alcance educación de calidad y equidad para todos y menos en la actual administración, que está más enfocada en consolidar alianzas políticas en el nivel básico y hegemonía de un grupo político en el superior”.

Nadie lo dice, pero en los hechos “vivimos desde hace décadas una situación de segregación educativa, equivalente a aquella entre blancos y negros que se vivió en Estados Unidos desde la abolición formal de la esclavitud, hasta el movimiento de los derechos civiles en los años 60 del siglo pasado”.

En México “estamos exactamente en el periodo de segregación, pero no sólo por el color sino por clase social y linaje”, ya que los mismos funcionarios que decretan reformas educativas para la escuela pública envían a sus hijos a escuelas privadas de diverso tipo”.

A eso se suma que como país “nos hemos mantenido en un nivel limitado de acceso a formación y recursos para los maestros y, por otro lado, prevalece esta idea de que debe de haber un programa nacional único y obligatorio que deciden las instancias altas.

“El problema no es inventar nuevas políticas desde el Estado, sino usar ese poder para legitimar y apoyar esas buenas acciones, buenas prácticas y buenos maestros”.

Ante este panorama, explicó que a grandes rasgos son tres los elementos necesarios para lograr una educación incluyente en el país: primero, apoyar a la gente de escasos recursos y de baja escolaridad para que salga de los estrechos mundos sociales, ideológicos y culturales en que vive confinada, y que entre en contacto con gente, ideas y prácticas culturales desafiantes y diversas.

Segundo, programas e instituciones que den acceso no a literacy skills (habilidades letradas) sino a ideas y conocimientos reales y sustantivos: literacy skills no son un fin sino un medio; el fin son las ideas y saberes que desafían el sentido común y los discursos dominantes que colonizan mentalidades y crean personalidades deformadas, pasivas o consumistas”.

Tercero, instituciones y programas que den acceso a un dominio avanzado de la lengua que a su vez requiere el acceso a tres recursos esenciales de enseñanza: prácticas poderosas de aprendizaje, educadores capaces y pedagogías efectivas.

Respecto de las acciones para fomentar la educación letrada entre la población mexicana destacó la existencia de sectores de la sociedad que trabajan al margen de reformas y políticas sexenales desde una diversidad de pedagogías, muchas de ellas vigentes y activas como las escuelas y pedagogías IB, activas-freinet y proyectos Red de Lenguaje.

“La educación letrada trata de eso, de formar gente informada, pensante y crítica que no acepte órdenes sólo porque vienen de alguien con poder y para fomentar esto entre la población puede realizarse cualquier acción, desde cualquier espacio que tenga como premisa esa: impedir el pensamiento único y el sometimiento a un credo oficial”.

Además debieran mejorarse las condiciones y la formación de los maestros para que estén más equipados para la toma de decisiones de manera consciente, informada y creativa, así como eliminar esa idea falsa de que lo que “debemos enseñar son habilidades y no conocimientos”.

En cuanto a cómo construir procesos de enseñanza-aprendizaje que integren contextos multilingües, sobre todo en México, el especialista manifestó que los niños indígenas no deberían ir a escuelas especiales, pero por ahora se ha trabajado en crear planteles bilingües para ellos.

“La desagregación educativa debería incluir a toda la población. México está enfermo de resentimiento y odio entre clases sociales y grupos étnicos y no se avanzará en esto mientras cada grupo se mantenga separado en su respectivo nicho cultural e institucional”.

El doctor Hernández Zamora recordó que el levantamiento zapatista en 1994 desembocó en que se incorporara en la Constitución el concepto de diversidad lingüística y de que “somos una sociedad multicultural para después crear leyes para promoverlo”.

Fuera de lo jurídico se han creado universidades indígenas y otros espacios que están dando voz y presencia a los hablantes y escritores de lenguas nativas. Llegará el día en que no haga falta poner por separado a las poblaciones y sería útil incorporar un poco de enseñanza de lengua indígena en las escuelas públicas hispanohablantes”.