Por: Redacción/
En México, la desnutrición se presenta en hasta el 20 por ciento de los hombres mayores de 70 años que viven en el hogar familiar, debido a que son más renuentes a acercarse a los servicios de salud que la mujer, lo que provoca un avance de la enfermedad.
Sin embargo, tanto en hombres como en mujeres mayores de 70 años esta frecuencia aumenta hasta 60 por ciento, si se encuentran alojados en hospitales o residencias para la tercera edad.
El especialista Eduardo Sosa Tinoco, médico internista, geriatra y maestro en salud pública, adscrito al Instituto Nacional de Geriatría de la Secretaría de Salud, informó que uno de los graves problemas que impide reducir la presencia de la desnutrición en adultos mayores, es la falta de capacitación de trabajadores de la salud para detectar o identificar la desnutrición en ese sector de la población, lo que provoca un grave retraso en la atención oportuna.
Ante esta situación, indicó, se requiere una capacitación adecuada que permita al personal de salud, detectar el grado de desnutrición del adulto mayor ya que algunos médicos asumen que perder peso o músculo puede ser un cambio normal del envejecimiento, y eso no es así, ya que incluso, la desnutrición puede desencadenar o agravar problemas como la demencia tipo Alzheimer, la depresión, caídas, discapacidad o fragilidad, entre otros.
Por eso, agregó, en el actual gobierno, el sector salud impulsará la atención primaria de salud integral, desde una perspectiva de curso de vida, que incluye la atención de la desnutrición, sin importar edad o sexo, su identificación temprana, así como el tratamiento adecuado y pertinente, y acciones para revertirla o corregirla.
De acuerdo con el doctor Eduardo Sosa Tinoco, en 2017, con base en las estimaciones del proyecto de carga mundial de morbilidad, murieron alrededor de tres mil 300 personas mayores de 70 años por desnutrición. Explicó que la desnutrición proteico-calórica -una categoría más particular de desnutrición- afectó a alrededor de 135 mil personas de 70 años y más.
Asimismo, se estima que en México en siete de cada diez hogares, donde viven personas mayores, se experimenta algún grado de inseguridad alimentaria, que tiene que ver con problemas para acceder a los alimentos y el bajo nivel económico entre la población mayor.
El mayor número de casos de desnutrición se registra en los estados de México, Veracruz, Jalisco y Puebla y, menos casos, en Baja California Sur, Campeche, Quintana Roo, Colima y Tlaxcala.
La disminución de la ingesta es uno de los rasgos más tempranos de la desnutrición, situación que se prolonga de manera persistente hasta significar una pérdida de peso en más del cinco por ciento en 6 meses, y ese es un dato de alerta para buscar atención sin esperar, porque podrían llegar a una desnutrición más grave.
Tanto la disminución del apetito como el enlentecimiento del “vaciamiento del estómago”, hace que las personas se sientan satisfechas y dejen de comer, aunado a la toma diaria de medicamentos puede alterar la percepción de sabores y olores, provocando pérdida de apetito y menor ingesta de alimentos, con mayor riesgo de desnutrición.
El geriatra advirtió que la presencia de la desnutrición puede aumentar el riesgo de complicaciones en otras enfermedades como la diabetes, hipertensión, insuficiencia renal y problemas cardiacos, de ahí la importancia de la detección temprana.
Agregó que durante las Semanas de Salud para Gente Grande, que lleva a cabo el sector salud, se realizan acciones para detectar precisamente los riesgos de desnutrición en las personas mayores, a fin de otorgarles una atención dirigida a este problema. En estas acciones, explicó, se checa su peso corporal, estatura, así como el tipo de alimentación que llevan las personas mayores, para saber si están en riesgo de padecer este mal.
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