- Entre los sentimientos que se han hecho presentes durante este periodo mencionó el enojo, la frustración, el miedo, la incertidumbre, la impaciencia, la inquietud, el pesimismo y la tristeza “al darnos cuenta de que el encierro nos dolía”, mencionó la maestra María del Consuelo Velázquez.
Por: Redacción/
El riesgo de desequilibrio emocional y padecimiento mental ha aumentado durante la pandemia de COVID-19 y se ha asociado con las medidas de encierro, la reducción de ingresos, la pérdida de empleo, la violencia y la sobrecarga de información, aseguró la doctora Carolina Martínez Salgado, jefa del Departamento de Atención a la Salud de la Unidad Xochimilco de la Universidad Autónoma Metropolitana (UAM).
Al citar las palabras de la doctora María Elena Teresa Medina-Mora Icaza, la investigadora mencionó que el actual contexto también ha puesto de relieve la enorme desigualdad existente en el país, ya que las poblaciones vulnerables no han podido cumplir con las recomendaciones sanitarias porque carecen de las condiciones necesarias para hacerlo, aunado a que la mayoría de fallecidos proviene de los sectores más desfavorecidos en los que además los servicios de salud están menos disponibles.
“El miedo prevalece entre un gran sector de la población, en una situación que se ve agravada por la confianza de quienes no creen en la existencia de virus y, por lo tanto, no observan medidas que han demostrado ser efectivas para reducir el riesgo de contagio”, señaló la investigadora en el marco del Encuentro de investigación y servicio del Departamento de Atención a la Salud. Aportaciones del Área de Investigación en Salud y Sociedad de la Unidad Xochimilco de la UAM.
La maestra María del Consuelo Velázquez Alva, adscrita a dicho Departamento de esa sede académica, afirmó que ha llegado una nueva y compleja realidad donde el mundo ya cambió y se enfrenta a un contexto inédito.
“Nos situamos en un punto de inflexión del inicio de lo que se ha dado en llamar para algunos la nueva generación COVID-19 que aún nos tiene muchas sorpresas” y consideró que la pandemia, la cuarentena y la infodemia aún no terminan.
Entre los sentimientos que se han hecho presentes durante este periodo mencionó el enojo, la frustración, el miedo, la incertidumbre, la impaciencia, la inquietud, el pesimismo y la tristeza “al darnos cuenta de que el encierro nos dolía”, dijo en la mesa de diálogo Salud y sociedad en el primer año de la pandemia de COVID-19.
La doctora Esmeralda Covarrubias López compartió parte del estudio realizado desde hace casi un año –en colaboración con los doctores Laura Cházaro García, del Centro de Investigación y de Estudios Avanzados del Instituto Politécnico Nacional, y Manuel Méndez, del Colegio de Antropología de la Benemérita Universidad Autónoma de Puebla– sobre la creación de un repositorio de un conjunto de entrevistas a trabajadores del sector salud que se encuentran en primera línea en atención de pacientes con COVID-19.
Hasta el momento se cuenta con alrededor de 25 entrevistas realizadas a personal de enfermería, medicina y área administrativa, limpieza, empleados de base o de contratación temporal de hospitales tanto públicos como privados de la Ciudad de México, Estado de México, Puebla, Veracruz y Oaxaca, explicó la docente del Departamento de Atención a la Salud.
“El año pasado trabajamos un capítulo que tiene que ver con experiencias del encierro del personal sanitario y hemos comenzado a colocar –como elemento analítico– la noción de cuidado; es un proyecto que todavía continuamos realizando y deja ver que el manejo del virus y de la enfermedad es distinto en cada uno de los nosocomios”.
La doctora Rosario Cárdenas Elizalde alertó de la presencia de algunos componentes “que ya empiezan a hablarnos de las posibles consecuencias de la pandemia para las sociedades en todo el mundo”, entre ellas el aumento en el consumo de alcohol, las adicciones y la violencia, que repercute de manera predominante a los integrantes más vulnerables del hogar: mujeres, niños y adultos mayores.
“Las condiciones sociales de estos grupos van a verse afectadas todavía en forma más negativa, ya que la población femenina está perdiendo los empleos con mayor intensidad y suele tener niveles de remuneración más bajos”.
La profesora de la Unidad Xochimilco reconoció que hay una estimación sobre el incremento en el número de embarazos en el país y la mortalidad materna como resultado de la violencia misma y la reducción de las medidas de protección anticonceptivas.
“Los problemas de salud que ya estaban presentes en la sociedad mexicana se han visto profundizados, ampliados y, en algunos casos, vuelto más complejos”, expresó.
La doctora María del Consuelo Chapela Mendoza expuso cuatro postulados, el primero de ellos que el COVID-19 sólo es posible en el contexto sindémico en que se da; el segundo, que las instituciones y la academia que estudia la salud y la enfermedad y los centros de formación de personal para la atención a los padecimientos han participado a lo largo de la historia en procesos de ciudadanización y, por tanto, en las endemias actuales.
El tercero, que esas mismas instancias, instituciones, academia y centros de formación –mediante reflexión crítica para la producción de sentidos y significados comunitarios– pueden colaborar a la reinstalación de la ciudad en donde la soberanía resida en la comunidad.
Por último, la investigadora de la Unidad Xochimilco sostuvo que la ciudadanización se manifestará en cambios “en las endemias que vivimos y la finalidad, medios y manera de contender con ellas”.
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