- En 2012, la anécdota pinta de cuerpo entero la necesidad de tener un personaje influyente dentro del poder judicial y que pueda contemporizar con las distintas corrientes de pensamiento actual.
Por: Israel Mendoza Pérez-@imendozape/
La insistencia de tener al ministro presidente de la Suprema Corte de Justicia de la Nación (SCJN), Arturo Zaldívar, del lado del proyecto transformador se debe a la tentación por cimentar el proyecto transexenal y tener de aliado a uno de los poderes fundamentales para la consolidación de leyes suficientes para establecer un plan transformador de largo aliento.
Desde sus años de campaña, en 2012, el presidente Andrés Manuel López Obrador ha contado con las simpatías de integrantes del poder judicial y las cuales le han redituado en relaciones y en cimentar una imagen de que tiene capacidad de convocatoria con otros sectores y no sólo los tradicionales que lo han acompañado desde hace más de 20 años.
Antes de la época de Arturo Zaldvívar, el ministro Genaro Góngora Pimentel ocupó un lugar preponderante en la agenda de Andrés Manuel López Obrador. Fue de simpatía y reconocimiento mutuo. Hoy eso es historia para ambos.
Y es que la falta de poder e influencia dentro de la Judicatura por parte de los ministros afines a la 4-T, Margarita Ríos Farjat, Jazmín Esquivel Mossa y Juan Luis González Alcántara es evidente, y no les alcanza su capital para llevar a cabo la transformación judicial y desactivar los amparos existentes en materia de topes salariales ya que aún hay quien ganan más que el Presidente.
En 2012, la anécdota pinta de cuerpo entero la necesidad de tener un personaje influyente dentro del poder judicial y que pueda contemporizar con las distintas corrientes de pensamiento actual. En ese año, el ministro Genaro Góngora Pimentel tuvo una reunión con el Grupo Monterrey en la capital del estado. En la sobremesa, la charla se llevó en torno al entonces candidato Andrés Manuel López Obrador y ahí los empresarios descartaron que el país se venezolanizara; sin embargo, la plática se encaminó hacia los beneficios fiscales, finacieros y políticos obtenidos desde la presidencia con Luis Echeverría hasta Vicente Fox hacia ese sector. El ministro guardó silencio ante la confesión ya que sabía que el entonces proyecto alternativo de nación encontraría un poder fáctico alejado de lo impulsado por el entonces candidato. A la postre, fue el ministro Genaro Góngora fue invitado a ser parte del gabinete y ocuparía la cartera de Consejero Jurídico y a decir del candidato “sería el faro que indique hacia dónde se tiene que ir, para apegarnos siempre a la Constitución y a las leyes”.
A casi 10 años de distancia, el escenario de confrontación entre el proyecto transformador y los sectores “conservadores” obligan a abrir la baraja de interlocutores con influencia y sin el estigma de integrante de la cuatroté. Por ello, es que el acercamiento con el ministro Zaldívar se busca de manera institucional y crear un andamiaje sólido a través de la prolongación de mandato. Figura que ha sido prueba por parte de la cuatroté. En su momento bateada por la Corte en el caso de Jaime Bonilla pero ahora abre un nuevo debate que le conviene.
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