- Aunque es Rosa Icela Rodríguez, una de las encargadas de tener una mesa de diálogo para pacificar la zona no es suficiente, hay más personajes que deben estar al pendiente de una situación con tintes de crisis.
Por: Israel Mendoza Pérez-@imendozape/
La pasividad de la cuatroté frente a hechos violentos y darle la instrucción a las Fuerzas Armadas de no responder a las agresiones, como en el caso de la región de Aguililla, en Michoacán, pone en riesgo vida humanas de civiles y militares y vulnera una de las instalaciones estratégicas para el Estado como son los cuarteles de las Fuerzas Armadas.
Aunque es Rosa Icela Rodríguez, secretaria de Seguridad y Protección Ciudadana, una de las encargadas de tener una mesa de diálogo para pacificar la zona no es suficiente, hay más personajes que deben estar al pendiente de una situación con tintes de crisis en materia de seguridad y de resguardo de instalaciones. En este punto el general Luis Cresencio Sandoval sabe que el ataque a una instalación militar es el inicio de doblegar a la institución castrense. Y es que expresiones sociales sucedidas en el municipio de Aguililla, en Michoacán, ocurridas el pasado jueves 1, cuando pobladores de este municipio irrumpieron violentamente en el cuartel del ejército para enfrentar a los soldados son preocupantes. Es evidente que las instalaciones del Ejército Mexicano no están preparadas para este tipo de escenarios, lo cual pone en riesgo la integridad de los soldados mexicanos. Por ello es que darles a las tropas la instrucción de soportar embates pone en riesgo las vidas humanas.
De acuerdo con el especialista, José Luis Calderón González, experto en seguridad en instalaciones estratégicas y vocero de la Asociación mexicana de Empresas de Seguridad Privada (AMESP), “en términos conceptuales un cuartel es un edificio para el alojamiento de las tropas y un requisito indispensable, al menos para una institución como el Ejército Mexicano, debe ser que cuente con medidas de seguridad y protección adecuada”.
A final de cuentas, la protección y el diseño de edificios pueden y deben funcionar en conjunto, pero estos hechos hacen notar que existe una preocupante brecha de conocimiento dentro de la comunidad militar responsable de construir estas instalaciones para plantear desde inicio estrategias adecuadas de protección física para edificios e instalaciones como la de Aguililla.
Lo anterior hace ver que hay un trabajo significativo por hacer para educar a los arquitectos o ingenieros responsables sobre las mejores prácticas en seguridad que deben utilizarse para mejorar los factores de percepción hacia el interior y exterior de las instalaciones militares a fin de disuadir ataques maliciosos, prevenir el acceso no autorizado y, sobre todo, salvaguardar la reputación de ésta heroica institución militar.
El hecho de que las instalaciones militares no cuenten con medios adecuados de amortiguamiento y demora para este tipo de escenarios, deja muy expuestos a los soldados quienes, por instinto de supervivencia, podrían verse forzados a tomar medidas distintas que los comprometan, pese a la instrucción proveniente de Palacio Nacional.
Lo sucedido en el cuartel de la 43 Zona Militar, deja en claro la difícil situación de la tropa quienes están en un territorio de muy alto riesgo donde además de grupos fuertemente armados y pobladores inconformes y encolerizados; la accesibilidad y tiempos de respuesta ante una situación como ésta son prolongados.
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