- El grupo de Marko Cortés prioriza el mantener el control interno del partido, descuidando el aspecto ideológico y cultural del PAN. Además de un crecimiento de grupos de intereses que han convertido el reparto de puestos en un modus vivendi.
Por: Israel Mendoza Pérez-@imendozape/
El PAN se encuentra dividido y sumergido en una profunda crisis de identidad, entre ser la oposición histórica al presidente Andrés Manuel López Obrador y a su partido Morena o ser el partido pragmático con riesgos de abrazar la ultraderecha y comenzar una cruzada interna encabezada por la facción encabezada por el dirigente nacional, Marko Cortés.
Con 114 diputados federales y las gubernaturas de Querétaro y Chihuahua se tambalea por las declaraciones derrotistas de Marko Cortés de ganar sólo la gubernatura de Aguascalientes de seis que estarán en juego en 2022. La Alianza va por México desdibujó al PAN y la reelección de Cortés Mendoza doblegó con métodos antidemocráticos a sus contrincantes Francisco Domínguez, Adriana Dávila y Gerardo Priego.
Sin embargo, mientras el PAN tenga una dirigencia disfuncional y encargada de mantener una línea de división interna, los logros se verán mermados. Aunque sea en número, el partido con mayor fuerza a lado del PRI y PRD, tampoco detenta un liderazgo con estrategia y carisma.
Por ello, es que otra facción del PAN busca coordinarse con gobernadores, alcaldes, diputados locales, federales, senadores, estructuras partidistas y con la ciudadanía misma con el objetivo de posicionarse al interior del partido y como una oposición con propuesta frente a —lo que llaman— las ocurrencias de la cuatroté.
Además, entre sus planes a corto y mediano plazo reconstruir las estructuras base del partido para comenzar a tener una solidez y unidad interna para evitar que la camarilla de Marko Cortés tome decisiones erróneas de frente a comicios de 2022 y 2023.
El PAN perdió el rumbo y la disciplina partidista se encuentra cuarteadas, por ello es que, frente a la coyuntura política, el CEN del PAN brilla por su ausencia y eso no es otro tema más que el reflejo del poco interés de Marko Cortés de enfrentar con toda claridad el rumbo de un partido extraviado.
En un diagnóstico hecho por la disidencia de la dirigencia nacional señala que los grupos que controlan las dirigencias municipales, estatales y hasta nacional, que hoy encabeza Cortés, impiden el registro de nuevos militantes con tal de mantener el control, lo que, a su vez, ha provocado el desgaste de sus candidatos al postular figuras sin trayectoria afines a estos grupos.
Los ideales cimentados por parte de Efraín González Luna y Manuel Gómez Morín para el PAN se encuentran retorcidos y no hay espacios para los debates internos y retomar el camino y tomar el papel de oposición responsable y con propuesta.
En la actualidad, las dos facciones del PAN se confrontan y al exterior deteriora la imagen de los panistas de cepa mientras que los pragmáticos se radicalizan con la ultraderecha y reaccionarios a las acciones de Morena en cualquiera de sus expresiones.
El grupo de Marko Cortés prioriza el mantener el control interno del partido, descuidando el aspecto ideológico y cultural del PAN. Además de un crecimiento de grupos de intereses que han convertido el reparto de puestos en un modus vivendi.
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