- En este momento, Margarita Zavala está en el legislativo y el calderonismo se encuentra atomizado. Lo relevante es que dejó de lado la toga y se metió a la arena del debate político.
Por: Israel Mendoza Pérez-@imendozape/
De manera inesperada, Arturo Zaldívar, ministro presidente de la Suprema Corte de Justicia de la Nación (SCJN) dio una voltereta a la agenda del debate nacional y con instinto político soltó que el Gobierno de Felipe Calderón fraguó una “operación de Estado” para encubrir a los responsables de la tragedia de la Guardería ABC en 2009.
Con esta polémica declaración se anota puntos favorables a los ojos del presidente Andrés Manuel López Obrador; aunque no es nueva la declaración el timing es distinto. En este momento, Margarita Zavala está en el legislativo y el calderonismo se encuentra atomizado. Lo relevante es que dejó de lado la toga y se metió a la arena del debate político.
Y es que el ministro se escuda en que no denuncia ningún delito. Sólo la injerencia del exsecretario de Gobernación, Fernando Gómez Mont. El caso lo volvió mediático 13 años después de ocurrido. Pero el caso ABC tampoco es un tema que tenga la cuatroté como asunto político pendiente del pasado.
El antecedente de este caso fue que un año después de la tragedia, en junio de 2010, Zaldívar presentó al pleno un proyecto que fincaría responsabilidades a 19 funcionarios públicos, desde directores municipales hasta el director del Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS), Juan Molinar Horcasitas, y su predecesor, Daniel Karam, pasando por el entonces gobernador priista Eduardo Bours.
Sin embargo, el proyecto fue votado en contra por el entonces ministro presidente Guillermo Ortiz Mayagoitia y los ministros José Ramón Cossío, Margarita Luna Ramos, Sergio Aguirre Anguiano, Luis María Aguilar, Jesús Gudiño Pelayo, Sergio Valls, Fernando Franco. Solo Juan Silva Meza y la hoy senadora Olga Sánchez-Cordero apoyaron a Zaldívar.
En aquella época, Zaldívar avisó de su proyecto a Fernando Gómez-Mont, entonces secretario de Gobernación de Felipe Calderón, lo que derivó en una confrontación a gritos en su despacho. Lo que se traduce como una “confesión de parte” que debilitó la figura de independencia del ministro.
Lo que ahora exhibe el propio ministro Zaldívar es una marcada inclinación a polemizar y entrarle a la agenda política
Fue en 2019, con Andrés Manuel López Obrador en la Presidencia de la República, que se retomaría el proyecto de Zaldívar en un intento de reparar el daño a las familias de la Guardería ABC. Aunque se inició con promesas de justicia, a finales de año el compromiso fue realizar un memorial a las víctimas y atención médica vitalicia a los sobrevivientes.
Ahora, las declaraciones del ministro Zaldívar son inesperadas no solo porque parecen darse a propósito de nada, en un escenario institucional que no habría ameritado una polémica así, sino porque tampoco es la forma en la que el titular del Poder Judicial debería atajar las críticas hacia su persona.
Los panistas son quienes han visto en el presidente de la Corte a un personaje cercano a la cuatroté y ello se encargan de encasillarlo. El ministro respondió con un misil de largo alcance, pero con poca efectividad. Calderon y Zavala ya no representan al PAN ni tienen el poder dentro de ese instituto político.
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