- Los análisis de Nueva Izquierda se vuelven un perogrullo, está desfondado, sin fortaleza financiera ni capacidad mediática ni de operación política, lo ponen en una enorme desventaja frente a sus comparsas de alianza e ínfimo frente a Morena.
Por: Israel Mendoza Pérez-@imendozape /
Convertido en un partido zombie, a raíz de los magros resultados en los comicios del 6 de junio, el PRD quedó en manos de la corriente política más ambiciosa y encargada de generar lastres tribales debido a su desviación política y pragmatismo. Nueva Izquierda, creada por Jesús Zambrano y Jesús Ortega comenzaron a medir sus alcances futuros en el interior de San Lázaro y están a un paso de ser un partido satélite del PAN, aunque por semejanza en estructuras, grupos y sectores tiene más afinidad al PRI.
En días recientes, las reuniones entre Jesús Zambrano y Luis Espinosa Cházaro, el elegido para coordinar la flamante bancada de 15 diputados se intensificaron ya que el escenario para el partido del sol azteca no pinta con mucha fortaleza. Hace tres años, el grupo parlamentario lo integraron al inicio 21 legisladores, pero por el chapulineo y otros seducidos por la cuatroté terminaron en ocho legisladores. En esta ocasión no se pueden dar el lujo de perder militantes.
Ese punto, además de trascender la alianza electoral a una parlamentaria son los puntos más analizados para el partido que se encuentra en ruinas. Ya no es el partido guía para defender las luchas democráticas y de las minorías sin voz.
El partido fundado por Cuauhtémoc Cárdenas, Porfirio Muñoz Ledo, Heberto Castillo y toda una pléyade de corrientes de formación izquierdista, está agonizante. El alumno más avezado de Rafael Aguilar Talamantes, Jesús Ortega Martínez se convirtió en un factor de tribalismo en el PRD durante décadas, hoy lo que tiene en su control sólo son vestigios de glorias pasadas y quizá la última llamada a mantenerse de pie.
El PRD apenas salvó el registro con 3.77 por ciento de la votación y habiendo perdido su única gubernatura de Michoacán, mantenerse pegado al PRI y al PAN es lo que le puede darle oxígeno hasta 2024 en lo que se definen sus estrategias.
Los análisis de Nueva Izquierda se vuelven un perogrullo, está desfondado, sin fortaleza financiera ni capacidad mediática ni de operación política, lo ponen en una enorme desventaja frente a sus comparsas de alianza e ínfimo frente a Morena.
Seguir una ruta en solitario lo lleva a su extinción. Para los jefes perredistas, la extensión de alianza electoral a legislativa es una manera de ganar más de lo que ponen. Entonces es el partido más interesado en que se mantenga y se prolongue más hasta 2024.
Luis Espinosa Cházaro es de las personas cercanas al primer círculo de los Chuchos. Las pláticas y la estrategia para tener una bancada combativa son nulas ya que ganar en lo electoral de la mano del PAN y PRI no significa que comulgan en los temas sociales y legislativos. Pero al ser minoría, se desdibujan sus principios ya que son el integrante más débil de la alianza y deben ser más flexibles en sus votaciones.
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