• Si el gobierno de la ciudad revela el oscuro pasado de Jorge Romero, el PAN se meterá en problemas y el nuevo dirigente tendrá que dar un viraje.

Por: Israel Mendoza Pérez-@imendozape/

Al interior del PAN comenzó la refriega por la renovación de la dirigencia nacional, encabeza por Marko Cortés. Sin embargo, uno factor de peso y al mismo tiempo de lastre para el panismo es la presencia de Jorge Romero, como coordinador de los panistas en la Cámara de Diputados. Su mala fama la ganó cuando le dio continuidad al boom inmobiliario en la alcaldía Benito Juárez.

La disputa por la dirigencia comienza a subir de tono. Al menos hay tres aspirantes fuertes a la dirigencia, Francisco Domínguez, gobernador de Querétaro; la diputada federal, Adriana Dávila Fernández y Gerardo Priego. Sin embargo, quien llegue a la dirigencia nacional tendrá que manejar con inteligencia la serie de investigaciones que tiene abiertas el gobierno de Claudia Sheinbaum en contra de Jorge Romero. Si el gobierno de la ciudad revela el oscuro pasado de Jorge Romero, el PAN se meterá en problemas y el nuevo dirigente tendrá que dar un viraje.

La negociación con la Alianza va por México que le restó credibilidad al PAN y ser el partido anti-cuatroté por excelencia tiene un lastre llamado Jorge Romero. Eso es inevitable y tendrá que aprender a negociar ya que en San Lázaro tiene un punto negativo para trabajar, desde ahí, una estrategia ofensiva ya que Romero se encuentra en la Cámara baja más por el fuero que, por un interés partidista.

En este momento, el PAN se juega su credibilidad y su futuro. Y es que la la dirigencia de Marko Cortés se distinguió por tener bajo su yugo la vida del panismo. Institucionalizó el absolutismo y centralizó el poder en un grupo compacto. También por eso confía en que su reelección puede ser viable. Además de utilizar el aparato burocrático del partido a su favor.

Aun así, los posibles aspirantes ya comenzaron a hacer ruido por la dirigencia nacional, aunque el PAN sigue perdido todavía, sin encontrar una narrativa propia como partido de oposición, más allá de las fobias que le pueden tener a Andrés Manuel López Obrador. El PAN, más que esas fobias, tendría que buscar una narrativa opcional. Con todo eso, en la cámara de diputados con Jorge Romero reduce su campo de crítica.

La visión de los aspirantes es que el PAN, decir de Francisco Domínguez es que el pasado proceso electoral fue desastroso para el PAN. Adriana Dávila alertó que la ruta que sigue el PAN solo servirá para “hacernos más chiquitos”, por lo que no serán considerados una alternativa para 2024. Mientras que Gerardo Priego criticó la alianza con el PRI apenas se confirmó, en diciembre de 2020, lanzando un video en el que afirma que Acción Nacional nació como partido para oponerse al tricolor y a “su larga carrera delictiva”.

Lo que viene para la renovación de la dirigencia es que, al interior, la militancia panista tomará a consideración la posición que asuman los aspirantes hacia esta estrategia de alianzas con quienes fueron sus adversarios durante décadas y que ahora los unió la necesidad de poder y como quiste el nombre de Jorge Romero.