- El descalabro es más que notorio. En Congreso local, Morena pasará de tener el 50 por ciento de las diputaciones al 40 por ciento.
Por: Israel Mendoza Pérez-@imendozape/
La dirigencia de Morena en la Ciudad de México, encabezada por Héctor García Nieto, perdió el bastión de la izquierda, cimentado por Cuauhtémoc Cárdenas y el PRD en 1997. García Nieto no supo capitalizar 24 años de gobiernos izquierda en las alcaldías y por su inconsistencia frente a la oposición, la alianza Va por México en la ciudad le hizo un hueco al centro del poder del partido oficial.
Sin duda una de las señales de debilitamiento político por parte de la dirigencia local de Morena fue la pérdida de la alcaldía Cuauhtémoc. Dolores Padierna Luna, tiene años de cacicazgo social en los barrios y unidades habitacionales. Allí comenzó a gestar a su grupo político de la mano de la demanda de vivienda tras el sismo de 1986 y luego dio el salto a la vida política; sin embargo, el factor de exceso de confianza, la mala fama de la diputada Padierna y la disfunción de la dirigencia García Nieto los llevaron a pique.
El descalabro es más que notorio. En Congreso local, Morena pasará de tener el 50 por ciento de las diputaciones al 40 por ciento, con lo que mantiene la mayoría, pero no la calificada que durante la legislatura que apenas terminó, le permitió aprobar prácticamente cualquier iniciativa.
García Nieto no supo hacer los amarres necesarios con candidatos externos y el Partido del Trabajo en muchos distritos trabajó por la libre para obtener ganancias políticas y económicas. Por ello es que uno de los responsables de la derrota en la ciudad para Morena ocupa un lugar de privilegios que le queda muy holgado.
Este socavón político para Morena no tiene comparación. Esto traerá consecuencias para los próximos tres años ya que es notorio que no hubo un apoyo suficiente a algunos candidatos por parte del partido del Gobierno y le va a costar a Morena recuperar los espacios perdidos para la elección federal de 2024, incluso en lo que respecta a diputaciones y senadurías.
Lo que García Nieto no supo leer es que el 52 por ciento de los capitalinos salieron a votar y, aunque debería ser más, fue una elección con participación sobresaliente y el voto de castigo en contra de Morena, el cual lo hizo perder por lo menos ocho alcaldías, se debió a sucesos negativos en los que tanto el Gobierno federal como el local no reaccionaron como se esperaba.
La coalición Va por México en la capital conservó Benito Juárez y Cuajimalpa, recuperó Miguel Hidalgo con Mauricio Tabe Echartea, Álvaro Obregón con Lía Limón, Azcapotzalco con Margarita Saldaña, Tlalpan con Alfa González, Magdalena Contreras con Luis Gerardo Quijano y le quitó una de las alcaldías más preciadas, Cuauhtémoc.
El dirigente local no supo hacer campaña de la mano de políticos experimentados ni llevar a buen puerto a quienes se apuntaron por primera vez en la contienda. El exceso de arrogancia, la lejanía del partido en el poder con las clases medias de la ciudad y no poner orden en el partido sacan a flote que sus días al frente del partido guinda están contados. Al menos para los candidatos derrotados, Héctor García es parte central de la derrota.
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