Por: Arnulfo Roque Huerta/
En estos últimos meses he tenido la oportunidad de convivir con directores y directoras desde preescolar y hasta preparatoria, he observado de cerca su trabajo dándome cuenta que aun ofreciendo lo mejor de sí mismos la tarea es en verdad complicada, estresante y muy poco gratificante; debo aclarar que los directivos de quienes hablo son cien por ciento profesionales y se esfuerzan para que cada día su trabajo sea mejor.
Realizando un análisis sobre la dirección de un colegio he descubierto que todo parte de un trabajo en equipo el cual en la mayoría de las ocasiones es nulo y en casos extremos hasta el mismo equipo sabotea la dirección; con esto no quiero decir que sea culpa de los docentes dirigidos o del mismo director sino del poco interés de resolver situaciones pues los involucrados en el proceso de educación se conforman con “hacer su trabajo” sin importar si con ello colabora o no en el crecimiento general y no sólo en el individual.
Pues bien, permítanme argumentar lo que digo; he visto a los directivos correr de aquí para allá, preocuparse por las cuestiones de supervisión, revisar evaluaciones, observar clases, repartir comisiones, preparar rutas de mejora, atender casos de chicos inquietos, recibir a los padres de familia, procurar que todos sus docentes cumplan con el plan anual, las planeaciones y cada una de las responsabilidades que se les asignan, por supuesto que esto es correcto pero creo que necesitan confiar más en el equipo, aprender a delegar de forma correcta y permitir a los docentes conocer su trabajo y por qué no, permitir ayuda de éstos.
He visto docentes impartir sus materias y sentirse agobiados por el trabajo administrativo, sentirse poco comprendidos por sus directores, criticar el trabajo de éstos y hasta minimizarlos, creer que ellos podrían hacerlo mejor, los he visto resaltar las fallas pero pocas veces participar en la resolución de éstas, los he visto enfrentar a los padres de familia tratando de salir bien librados sin importar si con ello perjudican a otros compañeros o a la misma institución, los he visto conformarse con “hacer su trabajo” y olvidarse de que es posible apoyar y apoyarse de alguien más.
He visto a los alumnos desaprovechando las enseñanzas de sus docentes, tratando de hacerse los chistosos, los rebeldes o hasta buscando llamar la atención, sin darse cuenta que con ello no sólo sabotean un trabajo preparado desde antes del inicio del ciclo escolar, sino que también se están saboteando a ellos mismos pues todo lo que no aprendan en su momento lo van a necesitar después… eso sin duda alguna; los he visto conformarse con medio aprender olvidándose que lo verdaderamente importante es aprehender, es decir hacer suyo todo conocimiento que se les facilite y que muchas veces es más de lo que debe ofrecerse.
He visto padres de familia exigir que sus hijos sean educados en la escuela cuando en los colegios la educación es académica e intelectual, la cual no sustituye ni mucho menos omite la que se debe ofrecer en casa, pues esa les corresponde por completo otorgarla a los papás, pues como siempre decimos los profesores: “Serán nuestros alumnos sólo por un tiempo pero ellos los tendrán siempre como hijos”; he visto padres de familia reclamando a profesores y directivos por todo sin entender que la solución de los casos es una responsabilidad compartida.
Quiero aclarar que no es mi intención generalizar, lo anterior lo menciono porque quiero aconsejar humildemente a los responsables de este proceso hermoso de la educación que trabajen en equipo y miren que el quipo es amplio, sin duda cada miembro del equipo tiene que realizar sus responsabilidades pero también tiene que ir por más, entendiendo que el perfecto funcionamiento general también le facilitan a él mismo su trabajo.
Por ello invito a los alumnos que permitan el trabajo a sus docentes en el entendido que todo lo que puedan obtener de éstos (aun el que ellos consideren el menos apto) les servirá tarde o temprano; invito a los docentes a apoyarse entre ellos a mostrar interés por el trabajo de sus directivos comprendiendo que muchas veces lo que se les pide es porque es necesario, les invito a que ante cualquier situación que consideren injusta o que pudiera ser mejor de otra forma se atrevan a sentarse a charlarlo y no que lo estén divulgando con todos menos con el que puede darles una solución.
Invito a los directivos a no estresarse tanto a no tratar de soltar sus cargas sobre sus dirigidos sino a convertirse en líderes, a no llamar la atención sino a captar la atención de sus docentes, a no frustrarse porque las cosas no salen como quieren sino a trabajar en sus áreas de oportunidad y descubrir las fortalezas de cada uno de los profesores para echar mano de estas según corresponda.
Invito a los padres de familia a ser parte del equipo y no verdugo, a trabajar en conjunto, asistir a la escuela a motivar a sus hijos no a desmotivar a los docentes, a buscar soluciones y no hacer más grandes los problemas, a no sólo mirar lo malo sino también reconocer lo que se hace bien, a ser padres y no sólo proveedores, a dar confianza y ser confiables y por supuesto a buscar siempre lo mejor para sus vástagos.
Repito no estoy aludiendo a nadie en particular pero sí estoy invitando a todos a aprender a trabajar en equipo, pues como ya lo dijo Carlos Slim; “No hay reto que no podamos alcanzar trabajando unidos, con claridad de los objetivos y conociendo los instrumentos.
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