Por: Arnulfo Roque Huerta /
Desde muy temprano el viernes pasado los padres de familia se hicieron presentes en la preparatoria para acompañar a sus hijos en una actividad organizada por el área de orientación y que es tomada con muy buen ánimo por parte de toda la comunidad escolar; la participación de directivos, maestros, alumnos, personal de apoyo y familiares de los alumnos hace de esta clase de eventos algo único y relevante en el crecimiento de los estudiantes.
La sonrisa en el rostro de los padres de familia lo decía todo, se les notaba felices y emocionados por formar parte del segundo rally familiar y tener la oportunidad de compartir con sus hijos un breve momento pues las labores diarias y la búsqueda de salir adelante para darles a estos un futuro mejor limita un poco los tiempos para compartir con sus vástagos; por ello la alegría y el buen humor contagiaban a propios y extraños.
Me tocó apoyar en una estación en la que no dejé de divertirme y mirar cómo los equipos se apoyaban y hacían muy buena sinergia, parecía que se conocían desde siempre pero para la mayoría era la primera vez que se veían, sin embargo se sentían unidos por la escuela, por la actividad y por el excelente rato que estaban pasando; a ningún equipo les interesaba ganar o perder en las actividades sino solo divertirse mientras compartían tiempo de calidad con sus hijos y hasta con los profesores de éstos.
Al observar este tipo de momentos refuerzo mi idea de que los padres son muy importantes en el crecimiento de los jóvenes, pues aunque muchas veces los chicos se crean autosuficientes siempre requieren de alguien los acompañe en su proceso de maduración y que mejor cuando ese alguien son sus progenitores, los únicos a los que realmente les interesa que se encuentren bien y que aseguren un mejor futuro, lejos de cosas poco productivas y cada vez más cerca del éxito.
Cierto que la escuela tiene como principal objetivo educar a los chicos pero creo que no está por demás ayudar también a los padres de familia a entender que su trabajo no consta solo en traer a los hijos al mundo, alimentarlos y vestirlos sino también ser la primera persona a la que puedan recurrir cuando se encuentren en dificultades, el primer confidente y la persona con quien se puede sentir seguro al cien por ciento.
Por ello invito a los padres de familia a darse el tiempo necesario para asistir a la escuela para padres cuando son requeridos, a los eventos importantes de sus hijos, a las juntas y a no dejar toda la educación a los profesores y orientadores pues aunque éstos se esfuerzan aún más de lo necesario solo podrán estar con los estudiantes tres años mientras que los progenitores los tendrán con ellos toda la vida.
Así mismo les aconsejo estar lo más cerca posible de sus hijos porque aunque ellos no lo acepten les encanta sentirse apreciados, les gusta saberse importantes y su mayor orgullo es tener una familia que les ame, los cuide y los guíe, pues cuando esto no es suplido en su casa entonces lo buscan en lugares y con personas equivocadas lo que los lleva en la mayoría de los casos a la drogas, el alcohol y los excesos que terminan con sus sueños, aspiraciones y hasta con su vida.
Un proverbio dice “Instruye al niño en su camino y aun cuando fuere viejo no se apartará de él”; instruir es una palabra muy profunda pues revela que lo que se le enseñe a una persona desde pequeño marcará para siempre su vida para bien o mal, se instruye con el ejemplo y sobre todo con amor; que un chico no se aparte del camino depende mucho de qué tanto el padre camine con él y le muestre cómo recorrerlo.
Instruyamos que buena falta hace en estos tiempos en que los jóvenes lo piden a gritos; instruyamos con sabiduría buscando el bienestar familiar y no solo el personal; instruyamos sabiendo que no hay mejor herencia para procurar un buen camino sin falsos atajos o desviaciones equívocas; hagamos de la vida un rally familiar bastante divertido.
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