Por Arnulfo Roque Huerta
Regularmente los alumnos llegan a ser muy pasivos y a tomar como una verdad absoluta lo que el profesor diga, en algunos casos por respeto y en otros por apatía; pero Johana era de las personas que no descansan hasta estar completamente convencidas de que lo que se le ha dicho tiene un sustento bien argumentado, así cada día después de clase se acercaba a preguntar y la respuesta tenía que ser bastante convincente para que se quedara tranquila y segura de haber comprendido el tema.
Johana era una chica que entendía bien que se debe ser competente para conseguir el éxito, por lo cual cada día se esforzaba más y más… pero aun así sentía que no era suficiente. Entonces después de mucho pensarlo se animó a preguntarme que tan difícil sería ingresar a la UNAM (universidad de la que orgullosamente soy egresado) mi respuesta fue: “Es más sencillo de lo que te han hecho pensar”, por primera vez esa frase le bastó, sonrió, agradeció, se dio la vuelta y continuó caminando mirando hacia adelante creyendo lo que le había dicho.
Yo me quedé reflexionando mientras observaba a cada una de sus compañeras trabajando cual hormiguitas, yendo y viniendo con disciplina y dedicación en las distintas labores que desempeñaban; entonces quise convencerme de que todas esas chicas podrían conseguir un lugar en la máxima casa de estudios, pero supe que eso no sería posible y no por falta de capacidad sino por un sinfín de situaciones que habrían de terminar destruyendo el sueño de muchas de lograr una carrera universitaria.
El primer obstáculo esta en los pocos espacios que se ofrecen para la educación superior; el año pasado solamente el 11% de los aspirantes logró matricularse. Cada año el número de aspirantes aumenta y los espacios siguen siendo los mismos, pues desde hace más de 40 años no se ha podido crear alguna universidad de calidad, por lo cual no hay manera de suplir la demanda o que por lo menos supere ese triste 11%.
Hoy cada uno de los chicos que terminan el bachillerato estarán listos para emitir un voto a los presidenciales y sería magnífico que pudieran dejar de escuchar propuestas absurdas o recibir baratijas (gorras y playeras) y pudieran ser ellos los que propongan que su voto sea otorgado a quien se comprometa a resolver esta preocupante situación.
Otra barrera con la que se topan los egresados de bachillerato es el hecho de que muchas de estas chicas viven en provincia y aunque puedan conquistar un lugar en alguno de los campus, les es imposible conseguir un espacio donde vivir, pues pagar una renta les resulta complicado o imposible debido a la falta de recursos económicos y mientras las empresas importantes se ponen a regalarles autos a gente ridícula que aparece en videos virales (Lady wuuuuu) estas chicas no encuentran apoyo para seguir estudiando y poder ayudar a nuestro país a tener mejores ciudadanos, más preparados y con mayores herramientas para salir adelante.
Sería muy bueno preguntarle a las empresas cuantos likes necesita un estudiante en dichas condiciones para recibir apoyos, becas más completas, una casa universitaria que pueda albergar estudiantes que vienen de provincia, un empleo de medio tiempo que les permita estudiar y obtener recursos para sus gastos esenciales. Sería genial preguntarle a las televisoras nacionales cuantos videos virales se necesitan para conseguir que chicos talentosos salgan del anonimato y puedan proponer proyectos a nivel nacional, u ofrezcan un espacio a modo de foro para que los inversionistas importantes del país se den cuenta que hay gente capaz y lista para hacer crecer sus empresas.
Johana no pudo estudiar la universidad, pero aun no pierde la esperanza, muchos chicos como ella esperan una oportunidad para poder seguir adelante, otros tantos ya lo lograron pero la mayoría han desistido; esto es en verdad preocupante, pues en una sociedad en la que se ha perdido la lucha contra el crimen organizado urge la educación; un país donde se pierden los valores y principios necesita ser educado, una nación que se está llenando de madres adolescentes pide a gritos la educación, un México que tiene a tantos jóvenes sin estudiar precisa que por su raza hable el espíritu.
Concluyo con la frase del pensador, político y escritor mexicano José Vasconcelos “La cultura engendra progreso y sin ella no cabe exigir de los pueblos ninguna conducta moral”. ¡El que tenga oídos para oír, oiga!
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