Autor Arnulfo Roque Huerta/
He visto la alegría de los jóvenes que llegan a las preparatorias y vocacionales, he visto cómo desean ingresar a sus nuevas instituciones y comienzan a identificarse con la escuela asignada, ya se imaginan recorriendo los pasillos, los salones y cada rincón; hacen planes para cuando tengan amigos, para asistir a otras actividades extracurriculares, en fin están más que listos aunque apenas se están inscribiendo.
Así mismo le pasa a mi hijo y me toca verlo de primera mano, lo veo muy ilusionado, con muchos planes, esperanzas y metas, se siente triunfante tras haber conseguido un lugar en la escuela deseada, ya se siente con el título en la mano pero sin querer ser aguafiestas y apoyándolo al cien por ciento le he hecho saber que esto no es el éxito sino el principio de todo, pues sí es verdad que es un buen logro tener un buen puntaje en el examen de admisión pero aún no hay mucho que festejar ya que esto apenas comienza.
Hace unos días veía una entrevista realizada a tres chicos que alcanzaron los mejores puntajes en el examen COMIPEMS, una de las preguntas llamó mi atención, fue aquella sobre por qué elegir tal o cuál escuela, y la respuesta (similar en los tres casos) fue que se eligió por “tradición familiar” lo que con todo respeto me pareció una pésima respuesta viniendo de chicos tan destacados, pues este tipo de decisiones tendrían que ser muy personales y no solo porque sus padres o parientes asistieron a ese colegio.
Rescaté también a lo largo de la semana de resultados e inscripciones, las impresiones de chicos que no están al cien por ciento contentos por la escuela que les tocó o mejor dicho para la que les alcanzó el puntaje y es que de estos hay mayoría; pude observar que las escuelas fuera de la UNAM o del IPN no cubren del todo las expectativas de la mayoría de los recién matriculados aunque con el paso del tiempo se resignan o de algún modo se dan cuenta que lo importante es seguir estudiando.
Es importante aclarar que tanto para los que están conformes con su escuela como para quienes no lo están el trabajo será el mismo y el camino por recorrer también, pues el haber alcanzado un alto puntaje no garantiza las buenas calificaciones en la nueva etapa y por otro lado no haber logrado en un examen el resultado correcto no significa que siempre se tendrán malos resultados pues en ambos casos tendrá que venir esfuerzo diario y sin pretextos para avanzar a lo largo de los semestres.
Para ambos grupos de alumnos es de vital importancia saber que no han conseguido el éxito (los de buen puntaje) y mucho menos se encuentran en el fracaso (los de bajo puntaje) pues como siempre lo he creído el que quiere estudiar lo hace en cualquier colegio, pues todas las escuelas que forman parte de COMIPEMS están diseñados para dar al alumnos los aprendizajes que debe tener un chico de educación media superior y por otro lado el muchacho que no se aplica en los estudios aunque esté en la mejor escuela nunca logrará buenos resultados y créanme que conozco de los unos y de los otros (por ello se los digo).
Padres de familia felicitemos a nuestros hijos pero hagámosles saber que el camino hay que recorrerlo, que se debe estudiar poniendo empeño y dedicación cada día, en cada materia y en cada semestre; que el recorrido será tan largo o corto o tan complicado o sencillo según ellos lo hagan pues lo por venir lo construyen ellos y aunque nosotros queramos ayudarlos, impulsarlos, apoyarlos o hasta empujarlos no lo lograremos si ellos no lo quieren; además es necesario hacerles notar que cualquier logro es “para ellos y de ellos” aun cuando nosotros queramos colgarnos sus triunfos.
Les dejo esta frase de Morgan Freeman para su reflexión: “Desafíate a ti mismo; es el único camino que conduce al crecimiento.”
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