Por: Arnulfo Roque/
Eran aproximadamente las 6:00 de la mañana de un jueves prometedor cuando el día comenzaba y con él mis labores cotidianas. Salí de casa a desempeñar mis obligaciones siempre convencido de que mi trabajo es excelente; con ese pensamiento abordé un taxi el cual manejaba un joven no mayor de 25 años quien amablemente me dio los buenos días y me hizo plática durante unos metros de recorrido, de pronto se detuvo y dos individuos abordaron el vehículo con una serie de amenazas acompañadas por insultos hacia mi persona y sometiéndome pidieron al chofer continuara su marcha.
Con los ojos cerrados y maniatado me llevaron entre varias colonias mientras revisaban mis pertenencias tomando lo que les parecía de mayor valor; durante 30 minutos no pararon de intimidarme y amenazar mi integridad física, mientras tanto yo solo pensaba en mantenerme lo más tranquilo posible para no provocar una reacción violenta de aquellos individuos. Contestaba tranquilamente a todo lo que me preguntaban y obedecí todas sus indicaciones hasta que después de asegurarse que ya no tenía nada de valor me bajaron un tanto lejos de mi colonia sin antes darme la última indicación que consistía en no voltear y seguir mi camino sin decir nada, sin gritar y sin correr.
Sé que mientras leen esto recuerdan algún caso parecido, tal vez desgraciadamente les ha pasado a ustedes, a un familiar o amigo cercano; quizás lo han escuchado en las noticias o hasta en las redes sociales. No sé cómo has sabido de este tipo de secuestros exprés pero sí estoy seguro que de una u otra forma has escuchado de ello lo que en verdad es preocupante pues la delincuencia avanza y no hay quien logre enfrentar este cáncer del país.
¿Pero qué podemos hacer contra esto?, las personas prefieren no denunciar, las autoridades hacen como que no pasa nada y los delincuentes se sienten ahora más confiados en que al no haber denuncia saldrán pronto y volverán a las calles más violentos y con la intención de seguir viviendo de lo ajeno. Hace algunos días escuché de un nuevo sistema de operar de las mafias, este consiste en contratar jovencitos menores de edad para delinquir pues no son procesados como un adulto por lo que pueden hacer y deshacer sin que haya consecuencias.
Cada día me convenzo más de que el trabajo que realizo es esencial e importante para poder modificar el destino de un país en serios problemas de seguridad; los candidatos a presidentes prometieron muchas cosas uno hasta ofreció cortar manos y el presidente electo se ha comprometido a dar solución a la carencia de seguridad pero les aseguro que nada podrá lograr pues este es un problema que debe atarse de raíz, no es algo que tenga solución inmediata ni a través de fórmulas mágicas y utópicas sino con estrategias claras y permanentes.
No hay mejor forma de vencer a la delincuencia que la educación, una persona bien educada jamás piensa en hacer alguna maldad a un semejante, la educación es la mejor opción pero es todo un proceso, es partir desde casa e independientemente de nuevos modelos de educación es tomar el compromiso que nos corresponda si somos padres educar a los chicos desde pequeños basándonos en buenos principios y valores universales de civilidad, honestidad y buenas intenciones.
Si somos profesores olvidarnos de la política, la apariencia y la improvisación para ser docentes con verdadera vocación dispuestos a entregar lo mejor de nuestro conocimiento y seguros de que no será en vano, si soy estudiante hacer valer ese mote y estudiar no solo para pasar las materias sino para adquirir competencias que me ayuden a crecer como ciudadano y como persona con menos quejas y más aprovechamiento de la oportunidades aunque estas sean mínimas. Si soy autoridad educativa dejar de inventar, dejar de cambiar nombres a sistemas y métodos de educación para justificar recursos e invertir tiempo, dinero y esfuerzo en que los aprendizajes claves o esperados o competencias o como quieran llamarlos en verdad se consigan.
Hoy quiero concluir con dos frases de Benjamín Franklin: “Educar en la igualdad y el respeto es educar contra la violencia” y “La educación es la vacuna contra la violencia”.
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