Por: Redacción/
Detrás de la crisis económica que arrastrará el COVID-19 está la del capitalismo que no fue resuelta en forma adecuada en 2008, cuando los bancos centrales simplemente evitaron una depresión, pero dejaron pendiente una serie de problemas que con la pandemia se están manifestando, consideró el doctor Arturo Guillén Romo.
El profesor del Departamento de Economía de la Unidad Iztapalapa de la Universidad Autónoma Metropolitana (UAM) señaló que en México el impacto de esta crisis será muy fuerte y, no obstante que el gobierno federal ha intentado algunas medidas para salir del modelo neoliberal, la economía ha seguido estancada, por lo que en esta coyuntura se agravará.
La recesión a nivel mundial ya no es algo que esté en discusión, pues la mayoría de los analistas la considera inminente, así que el asunto es saber su magnitud para que todas las medidas que se adopten concurran hacia la mitigación de algunas de sus secuelas.
“El Producto Interno Bruto (PIB) no crecerá y es muy probable que descienda; el empleo caerá y la pequeña y mediana industrias resultarán afectadas, por lo cual es relevante que las acciones estén orientadas al fortalecimiento” de estos sectores para atender las necesidades de los ciudadanos, en un país con altos niveles de pobreza y pobreza extrema.
El gobierno de Andrés Manuel López Obrador se aboca ahora a la emergencia sanitaria, porque lo que se está presentando es tan serio que no podrá resolverse mediante el mercado ni éste será capaz de “restablecer el equilibrio, lo que abre la pertinencia de una mayor intervención del Estado en la vida económica”.
El actual no es momento de divisiones, sino de unidad nacional para llevar adelante un plan de inversiones, tanto en el ámbito privado como público y apoyar los programas federales, ya que como bien señalaba el presidente hace unos días: el impacto va a ser muy fuerte y “debemos prepararnos para ello”.
La idea es modificar el modelo neoliberal y aun abandonarlo, en la medida de lo posible, aunque finalmente todos los países son prisioneros del gran capital y salir de la globalización financiera no es algo sencillo e implica seguir haciendo cambios.
Sin embargo, “lo importante es que los intereses de ese gran capital monopolista transnacional que se mueve en las finanzas como su principal negocio pueda ser transformado a través de reformas impulsadas por algunos segmentos de la población”.
Al final, el asunto es político y, mientras sigan gobernando los neoliberales en Estados Unidos o “empresarios fascistoides, las posibilidades” de un giro en el rumbo son muy limitadas y entonces lo mejor es controlar la pandemia”.
El especialista en desarrollo económico reconoce el trabajo de las autoridades mexicanas de salud, pero advierte que también se agravará la economía informal por las medidas de confinamiento de la población para evitar el contagio, debido a que “no habrá tiempo de que la gente pueda comprar en la calle; los que venden tacos o tienen un pequeño comercio ambulante resentirán la baja en sus ingresos, además de que se trata de personas sin seguridad social ni prestaciones que les permitan protegerse incluso de la pandemia”.
Todas las empresas se verán afectadas, en particular las líneas aéreas, las agencias de turismo y el ramo de servicios, pero con el aislamiento la gente sólo estará comprando productos básicos, no acudirá a grandes plazas comerciales para adquirir otro tipo de artículos y todo esto derrumbará las ventas.
Una vez superada la crisis sanitaria –que dejará serios problemas sociales– la situación económica será grave y generará por lo menos 20 millones de desempleados en el mundo, de acuerdo con la Organización Internacional del Trabajo (OIT).
El panorama internacional antes de la actual crisis sanitaria presentaba una devaluación de todas las monedas de los países emergentes, incluidos Argentina y Brasil, y aun cuando el peso mexicano había resistido mejor, ahora se cotiza en más de 25 pesos por dólar, mientras que los precios del petróleo han caído y en los últimos 60 días el retiro de capitales extranjeros de las naciones emergentes ha sido más fuerte que en el periodo 2008-2009.
El programa de recuperación del gobierno no está dependiendo sólo del mercado internacional ni de la exportación de hidrocarburos, sino de la recuperación de la industria para alentar el mercado interno, contrario al periodo neoliberal en el que la idea era privatizar la industria petrolera.
Guillén Romo confió en que pasada esta coyuntura económica, acompañada de una pandemia, haya condiciones políticas en el mundo para hacer reformas que impidan “que sigamos estando en manos de un capital rentista y especulativo, pues después del colapso de hace más de diez años se evitó una depresión como la que se tiene ahora, pero no se modificaron las formas de comportamiento del sistema”.
El impacto profundo en América Latina será muy fuerte y “creo que en este momento nadie tiene una bola de cristal para decir si subirá o bajará el PIB, o qué tipo de medidas se adoptarán para contener la crisis”, concluyó el académico de la UAM.
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