Por: María Manuela de la Rosa Aguilar/
(Primera parte)
En esta llamada Cuarta Transformación, el arresto del ex Secretario de Seguridad Pública del sexenio de Felipe Calderón, Genaro García Luna, podría haber sido una acción congruente si se quisiera legitimar este gobierno en su cruzada anticorrupción, pero el hecho es que la detención la hicieron autoridades de Estados Unidos. Y sólo cuando esta noticia fue ampliamente difundida, la Fiscalía General de la República (FGR), encabezada por Alejandro Gertz Manero, anunció que tenía una averiguación contra el ex funcionario. ¿Y si esta detención no hubiera ocurrido? ¿se hubiera pronunciado igualmente la FGR?
Por elemental lógica, esta detención debería incluir una investigación a los ex presidentes, Felipe Calderón Hinojosa y Vicente Fox, puesto que García Luna, luego de tener un cargo de mediana importancia en el CISEN, sorpresivamente fue nombrado director general de la entonces Policía Federal, dependiente de la Procuraduría General de la República, PGR.
Y aun sin haberse aprobado la reforma en el Congreso, Genaro García Luna se convirtió en el primer director general de su obra: la Agencia Federal de Investigación (AFI), estrenando instalaciones y con un presupuesto nunca antes visto para una corporación policiaca. ¿Cómo fue que casi de la nada surgió este poderoso jefe policiaco? Es un misterio, porque incluso el mismo procurador general de la República en aquel 2001, general Rafael Macedo de la Concha, daba carta abierta a todas las acciones del director de la AFI.
García Luna gozó de grandes privilegios y fue el funcionario de mayor poder en la entonces PGR, durante el mandato de Vicete Fox, con quien incluso “acordaba”. Y eran claras sus diferencias con el titular de la Unidad Especializada Contra la Delicuencia Organizada, UEDO, José Luis Santiago Vasconcelos, quien gozaba de toda la confianza de la DEA y demás agencias norteamericanas, no así García Luna, quien tenía el apoyo presidencial.
Incluso trascendió un rumor en su momento, que se había pedido la renuncia de Vasconcelos y fue necesario que un alto funcionario de la embajada norteamericana visitara los Pinos para expresar su plena confianza en Santiago Vasconcelos, una velada presión para que no se le removiera del cargo.
José Luis Santiago Vasconcelos murió al caerse el avión en el que viajaba acompañando a Juan Camilo Mouriño, Secretario de Gobernación de Felipe Calderón, el 4 de noviembre del 2008. Y sobre este siniestro hubo muchas especulaciones, dada la cercanía que Mouriño tenía con Felipe Calderón, quien lloró amargamente la muerte de su amigo. Algunos expertos sugirieron que se trató de un atentado para eliminar al muy posible sucesor de Calderón y para deshacerse del llamado zar antidrogas José Luis Santiago Vasconcelos. Y aunque no hace mucho se difundió un estudio que justifica plenamente que fue un accidente, la sospecha quedó ahí.
Como director de la AFI, fueron muy sonadas las conferencias de prensa de García Luna en donde de manera espectacular informaba de las detenciones de secuestradores, de aseguramientos, que aunque no fueran muy relevantes, exigía al área de comunicación que la “noticia” fuera publicada en primeras planas. Su protagonismo siempre fue muy notable y cuando fue secretario de seguridad pública con Felipe Calderón, procuraba estar siempre en los medios llamando la atención por sus famosos y muy criticados operativos, en donde no le fue muy bien, ya que la prensa especializada es difícil de manipular y exige información muy específica y bien fundada.
Sin embargo, siempre estuvieron presentes las preguntas sobre los protocolos y líneas del tiempo sobre los operativos, que normalmente presentaban inconsistencias y sobre el dinero. Si se rescataba a las víctimas en operativos “impecables” gracias a su “policía científica”, ¿por qué nunca aparecía el dinero que pagaban los familiares?. Nunca hubo una respuesta satisfactoria. Generalmente se decía que se privilegiaba en el operativo la vida de las víctimas y el dinero solía quedarse por ahí olvidado, ya que eran acciones muy veloces, nadie tenía tiempo de recuperar el dinero del rescate.
La detención de Genaro García Luna puede llevar a un replanteamiento en el tema de seguridad, así como para realizar una investigación profunda sobre las redes que vinculen a Garcia Luna con el crimen organizado, puesto que su detención obedece precisamente a dichos vínculos y no sólo es un deber moral de la política del presidente López Obrador, sino una obligación legal del Estado mexicano.
Y evidentemente que la indagatoria deberá incluir no sólo a los colaboradores del poderosísimo ex secretario de seguridad Pública del sexenio pasado, sino a los ex presidentes Felipe Calderón Hinojosa y Vicente Fox, que fueron sus jefes, incluyendo al ex procurador Rafael Macedo de la Concha, que aunque como buen militar, se haya concretado a cumplir órdenes, el hecho de tocar la ilegalidad ya es una imputación seria a la cual nadie puede substraerse bajo ningún concepto, puesto que de comprobarse las acusaciones, se exhibiría lo que ya desde hace décadas se viene rumorando: la corrupción permeó a las más altas esferas del poder político en México.
Esta es la gran oportunidad de la 4T. De no aprovecharla para limpiar al país, la crisis de seguridad que actualmente se vive podría agudizarse todavía más, porque es clara la impunidad de que gozan los cárteles mexicanos.
Según el Departamento de Justicia, a través de la oficina de su Fiscal en Nueva York, supuestamente, Genaro García Luna recibió millones de dólares en sobornos del Cártel de Sinaloa de Joaquín ‘El Chapo’ Guzmán”, por lo que fue arrestado por “conspiración del narcotráfico y declaraciones falsas”.
Si este gobierno no continúa con la investigación que anunció la FGR, perdería su credibilidad y no sólo eso, sería un motivo muy oportuno para que Trump siga presionando en los temas de inseguridad, control de fronteras, tráfico de armas, así como para que tropas norteamericanas ingresen a territorio nacional, so pretexto de combatir a los cárteles, puesto que está latente la amenaza de etiquetarlos como grupos terroristas. Eso sin duda es un fuerte argumento para mantener a México bajo presión.
Por su parte, el secretario de Seguridad y Protección Ciudadana (SSPC), Alfonso Durazo Montaño, comentó que la detención de Genaro García Luna refleja por sí solo, el desastre que han heredado de pasadas administraciones y agregó que ante la problemática del narcotráfico continuarán por la vía de la colaboración y coordinación respetuosa entre países, a fin de llevar ante la justicia y desarticular a las redes cuya enorme corrupción es causante de la violencia. Sin embargo con las políticas implementadas de “abrazos no balazos”, sólo se avala una continuidad de la impunidad que se ha venido garatizando a las organizaciones criminales desde hace muchos sexenios, porque este problema es añejo y no se ha visto ninguna salida, más bien, se ha incrementado la inseguridad.
Durazo expresó que “es imposible combatir al crimen organizado con el crimen uniformado”, por lo que el primer punto de la estrategia de seguridad es combatir a fondo la corrupción. Pero obras son amores y no buenas intenciones.
Y hay mucha tela de donde cortar, si de verdad se quiere proceder legalmente y combatir la corrupción dentro de las instituciones del Estado:
Jesús “El Rey” Zambada, cabecilla del cártel de Sinaloa, afirmó durante el juicio en Nueva York contra Joaquín “El Chapo” Guzmán, que entregó al funcionario maletines llenos de millones de dólares en efectivo. Pero también hay una acusación por introducir narcóticos a Estados Unidos durante casi 20 años, esto es desde el 2001, al inicio del gobierno de Vicente Fox. ¿Sería este negocio la razón de tanto poder del que gozó García Luna?
La acusación de la Corte del Distrito de Nueva York asegura que el ex funcionario conspiraba con otros (interesante saber quiénes) para enviar drogas a Estados Unidos desde enero de 2001 hasta el presente.
Se dice también que los narcotraficantes compartían con García Luna un porcentaje de los cargamentos, sin necesidad de que el funcionario participara en la logística de su envío y distribución. De acuerdo con documentos financieros en poder del Gobierno de Estados Unidos, al momento en que García Luna se mudó a la Florida poseía una fortuna personal de millones de dólares, así lo afirma un comunicado del Departamento de Justicia. Y la pregunta es ¿de dónde? Aunque los salarios de los altos funcionarios son buenos, nunca para poseer millones de dólares, lo más que puede ganar un funcionario de primer nivel no son más de tres millones doscientos sesenta mil de pesos al año, incluidos los jugosos bonos de riesgo y sin contar el impuesto sobre la renta en un año.
En todo un sexenio, sin gastar nada y vivir del aire, un secretario de Estado podría acumular poco menos de un millón de dólares, así que resulta inviable que haya acumulado legalmente millones de dólares, ni en los dos sexenios que ocupó cargos importantes. Porque como direcor de la AFI, durante la adminstracion foxista, ganaba menos, obviamente, porque no era secretario de Estado.
¿De dónde, pues, una fortuna tan cuantiosa?
Los siguientes días serán muy interesantes, porque se irá viendo el curso de la información que surja respecto a esta importate detencion, en la que paralelamente la FGR debería hacer lo propio y dar a conocer los avances de su investigación.
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