Por: María Belén Medina Juárez/
Científicos del Instituto Politécnico Nacional (IPN) descubrieron que extractos de la planta Caléndula officinalis, común mente conocida como “mercadela” o “maravilla”, contienen propiedades que al ser combinadas con fármacos quimioterapéuticos potencializan la muerte de células tumorales de cáncer cervicouterino y de pulmón.
Actualmente el cáncer cervicouterino representa la segunda causa de muerte en mujeres mexicanas y el de pulmón se ubica en el séptimo lugar nacional provocando más de ocho mil decesos anuales, según la Secretaría de Salud del Gobierno Federal y reportes del Instituto Nacional de Cancerología.
Para resolver el problema de resistencia que presentan los pacientes a fármacos de uso común como taxol y la ifosfamida, se combinó el extracto de caléndula con este tipo de antitumorales y se comprobó que este tratamiento eleva la capacidad de impedir que células cancerosas se dividan y crezcan.
“La combinación de dosis bajas de los fármacos con el extracto de caléndula, abriría nuevas alternativas de tratamiento de las neoplasias: Si se usan dosis bajas del medicamento antitumoral en combinación con el extracto (que es menos tóxico), se eleva la efectividad; probablemente podríamos reducir los efectos secundarios en los pacientes”, enfatizó. Paula Figueroa Arredondo, titular del grupo de investigación de la Escuela Superior de Medicina (ESM).
La investigación que se ha desarrollado de manera in vitro reveló que en la línea de cáncer cervicouterino, el extracto incrementó de un 55 a un 88 por ciento la apoptosis (muerte celular programada), mientras que en la línea celular de cáncer de pulmón, el extracto provocó apoptosis hasta en un 94 por ciento de las células.
Se piensa que el extracto de la planta no es tan tóxico por sí mismo, por lo que se puede administrar a dosis altas con mínimos efectos adversos, además de que su composición química posee componentes inhibitorios en procesos de crecimiento de nuevos vasos sanguíneos que los tumores crean para su alimentación.
Dicha investigación se llevó a cabo en colaboración con el Maestro en Ciencias de la Salud de la ESM, Julio Rodrigo Escartín, la doctorante Nancy Aline Hernández Rosas y la investigadora Rosalva Mora Escobedo, ambas de la Escuela Nacional de Ciencias Biológicas (ENCB).
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