Por: Redacción
Un equipo internacional de científicos encabezados por María Teresa Ramírez Herrera, del Instituto de Geografía (IGg) de la UNAM, desarrolló un método automatizado y universal para determinar zonas montañosas susceptibles a deslizamientos, basado en la técnica denominada LiDAR.
Al respecto, Ramírez Herrera señaló que el cambio climático en el planeta incrementará el número de huracanes y, en consecuencia, los deslaves. Hasta hoy, para generar los mapas referentes a este fenómeno se utilizaba el trabajo de campo, el análisis cartográfico y de información histórica, lo cual resultaba un tanto subjetivo.
Sin embargo, dijo que como resultado de este nuevo proyecto de investigación no sólo se logró obtener un proceso automatizado, sino generar modelos con una precisión muy alta, pues se pueden identificar hasta 85 por ciento de los deslizamientos; además, tiene aplicaciones en el área de protección civil y de prevención de desastres, que podrían salvar muchas vidas.
Los datos LiDAR (Light Detection and Ranging), cuya resolución y precisión es mucho mayor, mejoran significativamente los modelos, explicó; pero además, el método es aplicable a diferentes zonas montañosas de México y el mundo.
Aunque estas imágenes láser establecen la probabilidad de que ocurra un deslizamiento, pero no el riesgo asociado (cuánta población está involucrada o cuánta será afectada), pueden ser también de utilidad para determinar áreas peligrosas y evitar que ahí se construyan desarrollos urbanos.
En este proyecto –en el que también participaron especialistas de las universidades estatal de Oregón y de Arizona, y el Departamento de Transporte de California, de Estados Unidos– se trabajó en la zona de La Pintada, Guerrero, en donde las lluvias provocadas por el huracán Manuel, en 2013, produjeron un deslizamiento de tierra que cobró la vida de 68 personas.
Ahora, con la nueva metodología LiDAR los resultados para determinar zonas de riesgo se obtienen de forma más rápida y efectiva. “Se utilizan algoritmos para que la computadora haga el procesamiento con ciertos insumos y generar así los modelos de las zonas susceptibles”.
El LiDAR consta de un GPS, una unidad interna de mediciones y un escáner láser. Manda pulsos que rebotan y con ellos se obtiene una localización exacta, con tres posiciones, de cada punto; así se crean los modelos del terreno. A diferencia de sensores remotos o imágenes de satélite, esta técnica permite “eliminar” la vegetación y visualizar los escarpes, que son el inicio de grandes deslizamientos. Además, se obtienen imágenes con una precisión de un metro, incluso de centímetros.
Ramírez Herrera informó que los resultados del proyecto (base de datos, algoritmos y ecuaciones) serán entregados en un mes al Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI) para que se aplique en zonas en peligro de Guerrero, Veracruz, Chiapas o Puebla, donde se han registrado deslaves y podrían volver a ocurrir si se dan las condiciones (como una alta precipitación). Así, elementos de protección civil podrían efectuar las evacuaciones necesarias.
El director del IGg, Manuel Suárez Lastra, destacó que existe gran cantidad de población expuesta a este tipo de fenómenos naturales, que está en riesgo de perder no sólo su patrimonio, sino su vida.
De ahí la importancia de esta metodología, basada en la tecnología LiDAR, que además tiene implicaciones en la cuestión de innovación científica y metodológica, finalizó.
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