Por: Redacción/
Investigadores de la UNAM diseñaron un sanitario seco mecatrónico, un dispositivo higiénico y seguro para ambientes urbanos, pensado para evitar el uso de los millones de litros de agua potable que actualmente empleamos para desechar nuestros residuos.
Brinda la sensación de estar usando el sanitario de siempre, pero con la diferencia de que no usa agua. Con esta innovación se podrían ahorrar de cuatro a 12 litros por descarga, con los que es posible cubrir otras necesidades o evitar los altos costos destinados a potabilizar las aguas negras, dijeron los académicos Alejandro Ramírez Reivich y Vicente Borja Ramírez, quienes encabezan el proyecto.
Esta idea se ha desarrollado durante varios años en el Centro de Diseño Mecánico e Innovación Tecnológica de la Facultad de Ingeniería, y ahora se ha concretado en un sistema en el que se conjuntan la tecnología mecánica y electrónica, y aspectos de control y procesamiento de información, para generar una opción de inodoro viable para las ciudades.
A esta tarea han contribuido alumnos de licenciatura y maestría, el Centro de Investigaciones de Diseño Industrial de la Facultad de Arquitectura y la organización no gubernamental Espacios de Innovación.
Funcionamiento
El sanitario es similar a un retrete convencional, pero éste capta la orina en un recipiente para ser procesada y aprovechada, evitando tirarla al drenaje. En cuanto al manejo de las heces, en lugar de “jalarle al agua” se presiona un botón que inicia un ciclo que usa distintos compuestos para formar una mezcla de sustancia sólida que neutraliza los malos olores y promueve la descomposición a través de bacterias.
Esta mezcla se arrastra hasta un cartucho, en donde inicia el proceso de compactación y secado; para ello se usan sensores y actuadores. Al llenarse, aproximadamente después de una semana en el caso de una familia de cuatro personas, se cambia por uno vacío.
Los cartuchos llenos se llevan a un proceso de generación de composta. El resultado es una especie de tierra o polvo que no tiene olor y es inocuo, y que se puede usar para fertilizar jardines o parques, o restablecer el suelo erosionado de la ciudad.
Para la colocación del sanitario seco se requerirían pequeñas modificaciones en la instalación del baño de hogares, similares a las que necesita uno convencional de última generación.
Ahorro de agua
Ramírez Reivich y Borja Ramírez resaltaron que en México el consumo de agua por habitante es, en promedio, de 366 litros diarios, uno de los mayores del mundo. En la Ciudad de México y zona metropolitana 23 millones de personas necesitan de ese recurso, pero menos del 30 por ciento lo recibe todo el día. De ahí la idea del sanitario seco.
“Somos un grupo de profesores y estudiantes unidos con el afán de encontrar una solución distinta a tirar el agua”, dijo Ramírez. Y es que en nuestro país los baños secos se usan solamente en ambientes rurales y semi rurales, en donde tener un WC “como en la ciudad” es sinónimo de estatus.
El producto está en proceso de maduración y evolución para llegar al mercado, y antes de hacerlo público pretenden contar con la protección de una patente.
La socióloga Diana Inés Ramírez García, colaboradora del grupo, exploró en su tesis de licenciatura las posibilidades de aceptación de este tipo de tecnologías alternativas, que son una necesidad cada vez más urgente por la crisis hídrica.
El aprendizaje del uso del inodoro se lleva a cabo desde los procesos más tempranos de socialización. “La idea de que el agua se asocia a la higiene la llevamos no sólo como una cuestión de conciencia, sino corporal; por eso, cuando vemos que alguien no le ‘jaló’ al agua sentimos un rechazo inmediato”.
En el desarrollo del sanitario se planteó una propuesta que no se aleja de un “baño limpio” y su funcionamiento. La gente estaría dispuesta a usarlo porque es una opción que no rompe abruptamente con su cotidianidad, y que se relaciona con higiene y seguridad.
Arturo Mendoza Romero, alumno de la maestría en Ingeniería Mecánica del campo disciplinario en Diseño Mecánico, indicó que se están fabricando los prototipos funcionales de la última versión del baño seco mecatrónico, y las pruebas comenzarán en las cercanías de la Ciudad de México; luego, en la propia capital del país.
Los universitarios han invitado a instancias externas y a una asociación civil internacional que han mostrado interés en probar y seguir evolucionando esta innovación. “Se necesita gente dispuesta a probar e invertir; la meta es generar más conocimiento e interés”, concluyó Ramírez Reivich.
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