Por: Redacción
Del año 2000 al 2016 los ingresos excedentes del sector público federal en México sumaron 4,076.3 miles de millones de pesos (mmdp), a precios de 2016. En la mayor parte del periodo, esto se explica por los precios de la mezcla mexicana de crudo de exportación más altos de lo estimado en el paquete económico anual, aunque los ingresos no petroleros también mostraron un dinamismo importante.
Así lo señala el documento “Origen y destino de los ingresos excedentes del Sector Público Federal”, elaborado por el Instituto Belisario Domínguez del Senado de la República (IBD), donde se agrega que el continuo incremento de los ingresos presupuestarios y su evolución favorable, comparada con la Ley de Ingresos de la Federación (LIF), no se tradujo en una reducción permanente del déficit público, menor deuda o mayores ahorros financieros del sector público.
Los requerimientos financieros del sector público (RFSP) aumentaron a partir de la recesión económica de 2009, hasta representar 4.6 por ciento del Producto Interno Bruto (PIB) en 2014; cifras preliminares muestran que en los últimos dos años los RFSP disminuyeron para ubicarse en 2.9 por ciento del PIB en 2016. La deuda pública, medida a través del Saldo Histórico de los Requerimientos Financieros (SHRFSP) se incrementó 14 puntos del PIB de 2009 a 2016.
En este contexto, las percepciones adicionales –provenientes en gran medida de una fuente transitoria de ingresos, el petróleo– se asignaron parcialmente a los fondos de estabilización, pero se destinaron en mayor proporción a financiar gastos cada vez más altos.
Antes del ejercicio fiscal 2007, la aplicación de los ingresos excedentes se normaba en el Decreto de Presupuesto de Egresos de la Federación (PEF) de cada año, lo cual cambió en el ejercicio fiscal 2007 con la Ley Federal de Presupuesto y Responsabilidad Hacendaria (LFPRH). Actualmente, la utilización de los ingresos excedentes está normada en la LFPRH, su reglamento (RLFPRH) y en la LIF de cada año.
Entre 2000 y 2016, los ingresos excedentes anuales fueron mayores o iguales al uno por ciento del PIB, con excepción de 2001, 2002 y 2009. Esto se debió fundamentalmente a precios de la mezcla mexicana de crudo de exportación más altos, en relación con los proyectados, que permitieron subsanar la continua caída de la producción de petróleo que comenzó en 2005.
Los ingresos excedentes se explican también por el dinamismo de los ingresos no petroleros, que resultaron superiores a lo aprobado en 1.1 puntos del PIB en promedio, en el periodo 2000-2016. Sobresale el desempeño de los ingresos tributarios, con un incremento medio anual de 5.1 por ciento en dicho periodo, resultado de medidas fiscales establecidas para aumentar la recaudación. Los ingresos no tributarios aumentaron 8.6 por ciento promedio anual, debido a la entrada de ingresos no recurrentes en varios años.
Según cifras preliminares, en 2016 se generaron ingresos excedentes por 3.6 por ciento del PIB, resultado de ingresos adicionales no petroleros, derivados de una mayor recaudación de impuestos y del aumento de ingresos no tributarios; esto permitió compensar la menor recaudación de los ingresos petroleros.
El análisis apunta que los excedentes distintos a los provenientes de ingresos que tienen destino específico o de ingresos propios de las entidades en 2007, 2008 y 2013, se dirigieron en mayor parte a los fondos de estabilización. A partir de 2014, se han utilizado para cubrir los ingresos faltantes aprobados en otros rubros de la LIF, para realizar compensaciones y cubrir incrementos en gasto no programable.
El documento señala diversos aspectos sobre el manejo de los ingresos excedentes, derivadas de observaciones propias y también de las realizadas por la Auditoría Superior de la Federación: la falta de un mayor control para autorizar ampliaciones a los presupuestos con cargo a excedentes, por ejemplo, a las entidades; el escaso condicionamiento del ejercicio de excedentes a ciertos tipos de gasto, como la inversión; la discrecionalidad en el manejo de excedentes; su transferencia a fideicomisos o al incremento de los ya existentes; la canalización de una gran proporción de ingresos excedentes a gasto corriente; y la falta de información sobre el destino final de los excedentes.
Ante ello, el estudio plantea opciones dirigidas a disminuir la discrecionalidad en el ejercicio de los ingresos excedentes y aprovecharlos para fortalecer las finanzas públicas y el ahorro: que la SHCP provea información sobre el origen y el destino de todos los ingresos excedentes; que los ingresos adicionales se asignen a reducir los RFSP, al gasto de inversión, a la disminución de pasivos y al ahorro; y que el ejercicio de los excedentes sea aprobado por el Congreso de la Unión cuando superen cierto monto.
El documento “Origen y destino de los ingresos excedentes del Sector Público Federal”, realizado por la Dirección General de Finanzas del Instituto Belisario Domínguez del Senado de la República (IBD), se puede consultar en la dirección electrónica:
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