Por: Redacción/
Con una vida de trabajo permanente, Cristina Pacheco se enorgullece de “siempre querer empezar, cada día, mi tarea periodística”, de plantear a diario una serie de temas y contar historias que individualicen a las personas para que sientan que son visibles y que “sabemos que están ahí”, señaló la comunicadora en la última de las Conferencias Magistrales Metropolitanas, convocadas por la Rectoría General de la Casa abierta al tiempo.
En la Biblioteca de la Unidad Azcapotzalco de la Universidad Autónoma Metropolitana (UAM), la escritora, periodista y conductora de radio y televisión sostuvo que el nexo fundamental en la vida social es la conversación, por lo que no quiso que la ponencia se convirtiera en un monólogo, sino que prefirió invitar a los asistentes a participar y reflexionar juntos.
Aun sin una formación de socióloga, economista o de alguna otra disciplina “soy alguien que aprende en las calles de la vida” y ejerce el periodismo porque esta profesión permite contar muchas historias. “Siempre quise hacer esto y deseo que cada individuo cuente” la suya, pues en esta ciudad maravillosa “vamos tan preocupados por el futuro inmediato que no nos escuchamos ni nos vemos para intercambiar siquiera una sonrisa”.
Si alguien es víctima de la violencia, por ejemplo, me importa ver su caso como único, completamente individual y ajeno a la estadística del crimen, porque corresponde a alguien con rostro, nombre, que envejece, trabaja, se enoja, se enamoran y a veces lucha desesperado desde el más amargo silencio contra la intimidación de la que es víctima, expuso la conductora de Aquí nos tocó vivir.
Pacheco ve, escucha y cuenta relatos sin calificar ni descalificar, pues un periodista está para consignar la realidad y ser testigo, no para condenar y nunca imaginó “que al cabo de los días cumpliría uno de mis grandes sueños: terminar como empecé, pues lo mío es este oficio, por lo que no quiero otro ni aspiro a título alguno, sino a narrar lo que me musiten al oído y describir aquello que nazca de mi imaginación”, porque la realidad sin fantasía no funciona.
A los jóvenes les ha tocado vivir una época difícil, no sólo por la violencia, sino por el pragmatismo; “todo cuesta, sin embargo, hay cosas que no se compran y sin las cuales no podríamos vivir”: libros, amigos, colibríes y la magnífica floración de las jacarandas en esta época del año; “disfrútenla, llénense de esperanza y no olviden este encuentro”, apuntó la también editora.
Pacheco dijo que es feminista desde hace mucho tiempo y consideró muy importante manifestarse sobre la violencia alrededor de las mujeres, empero no debiera propiciarse una división entre unos y otras, ya que “debemos participar, pero sin perder de vista el control de nuestras propias emociones”, en un momento en que los ánimos están muy caldeados.
“Fui niña y adolescente cuando existía una raya brutal entre hombres y mujeres, que crecimos con una serie de condiciones espantosas”, pues estaba prohibido moverse fuera de la vigilancia de los padres o los hermanos, y no se podía ni elegir la ropa o verse en el espejo, porque era un gran pecado hacerlo en Semana Santa, pero “quisiera que no nos pasara algo: poner un linde entre la vida pública y privada de ellos y ellas.
“No los separemos porque creamos que son violentos, arbitrarios o crueles, porque son seres humanos y yo creo en ellos, por lo que no voy a dividir mi mundo en dos partes otra vez, sino lo que quiero es caminar juntos, sin estorbarnos y que la sombra de otra persona no oscurezca mi silueta”.
A finales de 2017, la Rectoría General propuso la organización del Ciclo de Conferencias Magistrales Metropolitanas, con el fin de propiciar una serie de encuentros entre la comunidad universitaria y algunas de las personalidades más influyentes en distintos ámbitos de la sociedad.
De esta forma el ciclo –que fue inaugurado en 2017 en el Centro de Difusión Cultural Casa del Tiempo de la UAM por el doctor Miguel León Portilla– continuó durante 2018 y 2019, alcanzando 14 conferencias.
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