Por: María Manuela de la Rosa/
Desde que se supo del contagio a humanos del coronavirus en China, la alerta en todos los países fue encendida; sin embargo la OMS llamó a la calma, considerando que aún no había suficiente evidencia de que esta enfermedad generara una crisis global; pero el virus se ha estado extendiendo por todo el planeta de manera radial, silenciosa y rápidamente. El caso de Italia es preocupante, pues de tener dos contagiados pasó prácticamente a los centenares.
Esto comenzó como una epidemia muy bien localizada en China, en la provincia de Wuhan, a nivel local. No obstante, por las caracteristicas del virus y el riesgo de contagio, China de inmediato puso en marcha sus protocolos sanitarios de emergencia e incluso construyó un gran hospital en tiempo récord (hazaña que tal vez ningún otro país pudiera realizar, pero el gigante asiático es así, construye obras monumentales y debido a su grandeza de visión es hoy por hoy una potencia indiscutible). Y pese incluso a medidas draconianas, porque se lo puede permitir, no ha logrado detener el contagio. En países con mayores libertades, imponer acciones similares sería visto como represión.
Así que fuera de China, las demás naciones ¿tendrían esa capacidad? Es un desafío que sólo puede enfrentarse de manera coordinada, sumando esfuerzos a nivel internacional. Aunque pensemos que tenemos la tecnología y los recursos suficientes, no es así, puesto que somos mucho más vulnerables de lo que creemos, sin importar posición económica o social, y para ejemplos está el caso del viceministro de salud iraní, contagiado de coronavirus.
El Dr. Tedros Adhanom Ghebreyesus, Director General de la Organización Mundial de la Salud, advirtió que sin nuevos medicamentos, las enfermedades comunes tienen el potencial de convertirse en una amenaza seria para la sociedad, por lo que es necesario y urgente invertir en la investigación para dar solución a enfermedades nuevas y antiguas, ya que la resistencia a los medicamentos crece día con día. Y de no hacer nada se podría regresar al tiempo en el que una enfermedad común pueda ser mortal.
El Washington Post publicó una nota en donde se advierte que no se tiene la capacidad para manejar una pandemia a grandes escalas. La revista Time también dijo que el mundo no está listo para una pandemia, aparentemente, inevitable, y el Business Insider documentó varias opiniones de médicos expertos respecto a su preocupación sobre éstas enfermedades y la posibilidad de una pandemia.
Por su parte, el Dr. Gerald A. Evans, profesor de Medicina, Ciencias Biomédicas y Moleculares, y Patología y Medicina Molecular en la Universidad de Queen, Canadá, planteó una medida preventiva mucho más específica: la vigilancia.
Las accciones de vigilancia necesitan actualizarse y modificarse, por lo que requieren de un apoyo financiero importante y de una coordinación internacional eficaz. El doctor Evans afirma que es necesatio realizar más investigaciones sobre el desarrollo de vacunas y medicamentos, sobre todo para agilizar su fabricación. El mundo necesita una infraestructura global más integral.
Evans sostiene que es definitivo que en los próximos 50 años se estará corriendo el riesgo permanente de epidemias y el patógeno con más probabilidades de causar una pandemia es un virus respiratorio zoonótico, esto es, derivado de un animal.
En la 53ª Conferencia de Seguridad de Múnich, Alemania, en febrero pasado, el fundador y filántropo de Microsoft, Bill Gates, dijo que cerca de 30 millones de personas podrían ser asesinadas por un patógeno aéreo en los próximos 15 años, ya sea por una causa natural o debido a un terrorista. A este respecto, los epidemiólogos han dicho que un patógeno aéreo arrojado podría ser capaz de matar a más de 30 millones de personas en menos de un año. Y existe una probabilidad razonable de que el mundo experimente un brote en una década.
Con la pandemia de gripe H1N1, que puso al mundo en crisis en el 2009 se vivió la rapidez con que esto sucedió.
Según el último Índice de Seguridad Sanitaria Global, publicado en octubre del año pasado y realizado por el Centro Johns Hopkins para la Seguridad Sanitaria y el Tratamient Nuclear (de la Escuela Johns Hopkins Bloomberg de Salud Pública, de Baltimore, Maryland, Estados Unidos), hizo una evaluación de los países que están mejor preparados para enfrentarse a una pendemia y, resulta que China ocupaba el puesto 51 entre los países más preparados para afrontar una epidemia con una puntuación de 48,2 sobre 100, muy lejos de los primeros puestos de la lista.
El informe se centra específicamente en analizar si los distintos países cuentan con las herramientas adecuadas para enfrentarse a brotes de enfermedades graves. Se estudiaron 195 naciones y las más preparadas resultaron:
1.- Estados Unidos
2.- Reino Unido
3.- Países Bajos
4.- Australia
5.- Canadá
6.- Tailania
7.- Suecia
Sin embargo, el coronavirus ya llegó a Estados Unidos, Reino Unido, Australia, Canadá, Tailandia y Suecia, que encabezan la lista de mejor preparados.
Pero también llegó a Austria, Suiza, Francia, Alemania,Bélgica, Italia, España, Grecia, Macedonia del Norte, Finlandia, Rusia, Croacia,Corea del Sur, Japón, Malasia, Singapur, Camboya, Vietnam, Nepal, Sri Lanka, Irán, además de China, regiones autónomas como Hong Kong y Macao y Taiwán, Brasil, Colombia y México.
Un aspecto muy preocupante para la comunidad internacional es la rapidez de la expansión de la epidemia, por lo que la OMS teme una posible propagación del Covid-19 en los países con sistemas de salud más precario, según advirtió su director general, Tedros Adhanom Ghebreyesus.
Un estudio publicado por el centro de enfermedades infecciosas del Imperial College de Londres estima que dos tercios de los casos de COVID-19 salidos de China quedaron sin detectar a nivel mundial, por lo que la OMS y sus Estados miembros deben pasar de una estrategia de contención a otra para paliar la epidemia. El profesor Devi Sridhar, de la Facultad de Medicina de Edimburgo, en Gran Bretaña, alertó que lo que está sucediendo, podría ocurrir en cualquier lugar del mundo. Para la doctora Nathalie MacDermott, del King’s College de Londres, calificó la evolución de la epidemia como muy preocupante, debido a la dificultad para identificar a la persona que está en el origen de los últimos focos epidémicos. Como ejemplo Japón confirmó que una expasajera del crucero Diamond Princess, que había sido liberada para ir a casa al arrojar resultado negativo al contagio, fue finalmente diagnosticada con el Covid-19.
El Covit 19 no sólo es un problema de salud global, la directora gerente del Fondo Monetario Internacional (FMI), Kristalina Georgieva, dijo que el coronavirus no sólo ha afectado la actividad económica en China, sino que podría poner en peligro la recuperación de la economía mundial.
También inciden en la economía las medidas urgentes de cuarentena generalizadas, el cierre de escuelas, museos, cines, lugares de reunión, no sólo en China, sino en Italia, así como las cancelaciones de decenas de eventos tales como el Carnaval de Venecia, el Movile World Congress en Barcelona, el Gran Premio China de la Fórmula 1, el Rugby Sevens Series 2020 de Hong Kong y Singapur, la Semana de la Moda de Shanghái, etc….
El covit 19 ya ha estremecido a los mercados por los efectos en dominó que podría tener y de hecho está teniendo y sus repercusiones podrían ser muy alarmantes, ya que no es lejana la posibilidad que rebase la dimension de otras crisis financieras.
La calificadora Moody’s Analytics advirtió que una pandemia como la del coronavirus sería peor que la crisis financiera mundial y la Gran Recesión de 2008-2009.
Los encargados de formular políticas económicas y de salud pública pueden verse limitados en cuanto a su capacidad para remediar o compensar un tipo de pandemia similar a la gripe española de 1918. Y los efectos se empiezan a resentir en los mercados a medida en la que el coronavirus crece. En las últimas semanas, las aerolíneas han suspendido vuelos desde y hacia China, las bolsas de valores acumulan pérdidas y el petróleo registra pérdidas de hasta un diez por ciento, sin dejar de lado los efectos en la industria del entretenimiento, el turismo y otras industrias que se han visto afectadas por cancelaciones de actividades productivas.
Según Daniel La Calle, profesor en la Escuela de Inteligencia Económica de Madrid, España, aunque las estimaciones son muy preliminares, porque se desconoce el alcance de la epidemia, o el tiempo en que se va a contener, si se toman como datos las proyecciones del impacto en la economía global del SARS y se compara con el coronavirus, el impacto se podría mover entre un 0.7 por ciento y un 1 por ciento del PIB mundial.
El Gobierno chino estima que el impacto del coronavirus en su economía puede ser mucho más significativo que el del brote de SARS (Síndrome Respiratorio Agudo Severo) hace 17 años. El SARS, dejó entre noviembre de 2002 y julio de 2003 alrededor de 800 fallecidos y le costó a la economía mundial un estimado de 33,000 millones de dólares, el 0.1 por ciento del PIB mundial.
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