Por: Redacción
La corrupción es el problema más grave para hacer negocios en México, seguida del crimen, gobierno ineficiente, tasa impositiva y la regulación fiscal, señaló la maestra Fernanda Gómez Abán, investigadora de Mexicanos contra la Corrupción y la Impunidad (MCCI).
Durante la conferencia Transparencia y rendición de cuentas, que impartió en la Universidad Iberoamericana Ciudad de México, agregó que de acuerdo a estudios, entre los costos de la corrupción se estima una pérdida entre el 2 y 10 por ciento del Producto Interno Bruto (PIB).
A la corrupción también se le puede considerar un impuesto regresivo, pues cifras señalan que 14% del ingreso de las familias se destina a pagos extraoficiales; cantidad que se eleva a 33% en los hogares que reciben un salario mínimo o menos. Además la corrupción está asociada a altos niveles de impunidad y violencia.
Ante estudiantes de la IBERO que acudieron a oír esta primera ponencia de las Jornadas Académicas de Economía, la maestra Gómez dijo que en la percepción de corrupción por entidad la Ciudad de México es considerada corrupta por el 95.1% de sus habitantes, lo que la posiciona como la más corrupta del país; en tanto que Querétaro es el estado menos corrupto de México, ya que así lo consideran el 73.3% de sus pobladores.
Una de las múltiples formas de corrupción que existen es el soborno; y en este rubro las instituciones a las que se reportan más sobornos en México son: la Policía, con más del 60%; y el Poder Judicial, con casi 60%.
Al ubicar a México en el panorama internacional, la investigadora de MCCI mencionó que nuestro país es la décimo quinta economía del mundo y el undécimo mercado más grande. Sin embargo, los números no son positivos cuando se trata de otras cuestiones, como ser la nación 95 de 168 en el Índice de Percepción de la Corrupción 2015; que en la disponibilidad y publicidad de la información del gobierno México se coloque en la posición 64; y la 29 en acceso a solicitudes de información.
Lo anterior es de relevancia, ya que la información sirve para que los políticos rindan cuentas y los ciudadanos evalúen su desempeño, y porque a mayor nivel de acceso a la información se tiene mayor posibilidad de decidir el rumbo del país, de acuerdo con Gómez.
No obstante, resaltó que la corrupción no es un fenómeno exclusivo del sector público; como tampoco es un tema cultural: es uno de incentivos, de qué obtengo y qué doy a cambio.
Pese al panorama, comentó que los actos de corrupción son evitables y las redes de corrupción desmontables; a través de la legislación, el establecimiento de una política de Estado, la voluntad y liderazgo políticos.
Ejemplo de lo anterior es el Sistema Nacional Anticorrupción (establecido en mayo de 2015 con una reforma constitucional), del cual el doctor Enrique Cárdenas, director Ejecutivo del Centro de Estudios Espinosa Yglesias (CEEY), destacó que para que pueda sancionar y evitar los actos corruptos, es decir, tener un buen funcionamiento, el SNA requiere que en éste participen las personas correctas y que tengan los incentivos adecuados.
Ciudadanos, empresarios y funcionarios también pueden sumarse al combate a la corrupción si todos los días están pendientes del tema, no se prestan a ejercer actos corruptos e incluso documentan casos de corrupción que después presenten antes las instancias pertinentes, como el SNA.
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