Por: Redacción/
Entre el panorama de grietas, la población intenta hacer su vida como antes, pero aquí “aún es septiembre”. En Santa Cruz Acalpixca la UNAM permanece con sus brigadistas especializados para apoyar a quienes lo requieran.
El “lugar donde se cuidan las canoas” (del náhuatl) es uno de los pocos parajes acuáticos que quedan del lago de Xochimilco; en esa localidad se asentó el Museo de Arqueología, ahora sede temporal de la brigada de salud de la Facultad de Estudios Superiores (FES) Zaragoza, que sigue ofertando servicios médicos, odontológicos y psicológicos, con medicación incluida, calificada y gratuita. En promedio, los universitarios atienden a 30 personas en una jornada.
Desde este lugar, en donde lo pétreo tiene historia y culto, el sonido de la fresa o taladro dental no se detiene. Noel Arias Márquez, académico de la carrera de Odontología, junto con “Robotín”, su unidad móvil, acentúa y logra que irradien las sonrisas extraviadas de los habitantes, en particular de los niños del poblado, que uno tras otro visitan el sillón improvisado en una de las salas expositoras del museo.
En el mismo espacio, Wendolyne Martínez y Lizbeth Arzola, docente y pasante del área Químico Farmacobióloga (QFB) de la FES Zaragoza, clasifican, verifican caducidades y dispensan los fármacos a los pacientes y a los profesionales de la salud, para que cumplan con las condiciones óptimas de almacenaje.
“Contamos con una buena gama de medicamentos, desde antibióticos y analgésicos hasta controlados, e incluso antidepresivos con prescripción”, precisó la académica.
Brotan secuelas en niños
Una brigada de ocho estudiantes de séptimo semestre de la Escuela Nacional de Trabajo Social (ENTS) ronda las calles del poblado. Hacen aproximaciones informales en albergues, en las unidades habitacionales, en la capilla, y también mientras una pipa de agua colma los botes secos.
“Somos un grupo de práctica regional; regularmente realizamos abordajes en otras zonas de la Ciudad de México, pero durante todo el mes de octubre estuvimos aquí para ayudar a la gente a relajarse un poco, que comprenda que tenemos que vivir con riesgos, y también para explicarles cómo hacer un plan familiar de protección civil”, indicó Beatriz del Raso, docente de la ENTS.
Por el momento se establecieron en el mismo Museo de Arqueología, donde a la par, dos psicólogos de la FES Zaragoza atienden a dos niñas pequeñas.
“Lo que antes nos decían los adultos mayores, era que no tuviéramos miedo, porque como estamos sobre agua, las casas sólo se mueven”, recordó Aurea Rodríguez Jiménez, ahora brigadista de la ENTS, pero originaria de Acalpixca.
“Me fui hace un año, pero mi familia vive aquí, conozco a la gente, siguen asustados; es algo que no esperaban y para los niños ha sido impresionante, dicen que tienen temor, algunos han perdido sus mascotas, su actividad, pues la escuela principal del pueblo resultó dañada. Hay un panorama disperso”.
Los pequeños nos han impresionado, terció Lidia Nayeli Luna Gallegos, también de Trabajo Social, porque son muy perceptivos con respecto a lo que ocurrió, pero también tienen mucha aprehensión, les preocupa su familia y sus actividades.
“Poder presentarles un taller o entablar una charla nos hizo crecer no sólo como profesionales, sino como seres humanos. Hay adultos que pasan por alto lo que sienten los niños, pero es algo que tienen que trabajar, requieren expresarlo y urge fortalecer la confianza”, remarcó.
Por la acera, Carolina Guillot, egresada de Ingeniería Geológica de la Facultad de Ingeniería, presta su conocimiento y lo que ha abrevado en esta universidad para ayudar a los vecinos a empezar de nuevo, mientras la unidad 07, pipa de Bomberos UNAM, sigue en servicio. La Universidad Nacional permanece aquí, porque “aún es septiembre”.
No Comment