Por: Redacción
Con una voz cálida que enaltece las lenguas y tradiciones musicales de los pueblos originarios de México, este viernes 25 de noviembre el Coro Yolotli interactuó con las internas del Centro Femenil de Reinserción Social de Santa Martha y también de Tepepan, durante los conciertos que ofrecieron en conmemoración del Día Internacional de la Eliminación de la Violencia Contra la Mujer.
Aunado a la Campaña Internacional de los 16 Días de Activismo Contra la Violencia Hacia las Mujeres, la Subsecretaría de Sistema Penitenciario del Gobierno de la Ciudad de México en colaboración con el programa Escenarios Vivos de la Secretaría de Cultura capitalina, tuvo a bien presentar al grupo liderado por la compositora mexicana Leticia Armijo, que desde hace diez años tiene la misión de integrar canciones de estos grupos marginados históricamente, a los grandes formatos de la música de concierto en México.
“En náhuatl yolotli significa corazón. Nosotras venimos a entregarles nuestro corazón para que este día de la no violencia hacia las mujeres y niñas podamos comunicarnos entre todas”, expresó Armijo en el auditorio al aire libre de la cárcel de Santa Martha, donde las internas recibieron, canción tras canción, un mensaje de solidaridad con la madre tierra, con los pueblos indígenas y con ellas mismas.
Melodías de cuna, de amor y desamor, rituales y espirituales, conformaron el repertorio del Coro que se caracteriza por rescatar a través de arreglos para voces femeninas, lenguas originarias en peligro de extinción como el purépecha, tsotsil, triqui y seri. Dentro de los reclusorios, el grupo cantó en algunas de estas lenguas y también en español.
“Independientemente de la razón por la cual nos presentamos, Yolotli siempre ha estado comprometida con la defensa de las mujeres que sufren violencia; cada vez hay cada vez más muertes vinculadas a las olas de violencia indescriptibles que se han normalizado en el país”, platicó en entrevista Leticia Armijo.
“Siempre ha habido violencia hacia la mujer. Una la acepta muchas veces por miedo, ignorancia y no sabemos decir no; al contrario, también llegamos a ser violentas” platicó Teresa Robledo Hernández, interna de Santa Martha quien aceptó haber sido violentada desde muy pequeña por su familia y después por su pareja.
“Aquí llegué a saber que no debo permitir eso, ni con mis compañeras, ni con mi pareja, ni con nadie”, agregó. Durante su proceso de poco más de ocho años de estar privada de su libertad, Teresa ve en las actividades artísticas, culturales, lúdicas y deportivas que ofrece el Centro de Reinserción Social, un escape al día a día.
“Afuera no iba a eventos de ninguna clase”, dijo Teresa, que apoya el área de cultura del Centro Femenil de Reinserción Social Santa Martha y participa en la obra de teatro Un Grito de Libertad, del director Arturo Morell. “El teatro me cambió la vida”, aseguró.
Otra interna, Carmen Jiménez, también participa en actividades recreativas como danza prehispánica y en un coro. Al final de la presentación de Yolotli, se acercó conmovida a las integrantes para agradecerles la experiencia.
“Parte del proceso que llevo aquí es quitarme esa parte permisiva. Como hija permití muchas cosas por parte de mi familia. Tal vez porque era niña y no lo sabía, me hicieron creer muchas cosas y me inculcaron erróneamente tabúes de obediencia. Yo fui violentada por mis hermanos y fui arrastrando esa condición en mi vida que no permitió superarme”, compartió Carmen.
Sin embargo, agregó que caer en la cárcel le abrió los ojos, comenzó a ser consciente de que “no toda la gente es buena, que todos los seres humanos tenemos una parte negativa y debemos aprender a defendernos de esa parte. Llevo dos años en este lugar y ahora sé que cuando salga de aquí va a ser para algo positivo”.
Hasta el 10 de diciembre se llevarán a cabo diversas actividades en los diferentes Centros de Reclusión de la Ciudad, con el fin de sensibilizar a toda la población privada de la libertad sobre la importancia de la eliminación de la violencia hacia la mujer, e impulsar una cultura de prevención tanto para la población recluida como para los familiares de éstos y el personal que labora en el sistema.
El Día Internacional de la No Violencia Contra las Mujeres, conmemorado el 25 de noviembre por la Organización de las Naciones Unidas, surge por los acontecimientos de 1960 en República Dominicana, cuando fueron asesinadas las tres hermanas Mirabal, activistas políticas, por órdenes del dictador dominicano Rafael Leónidas Trujillo. A 53 años del hecho que recuerda este día del asesinato de las hermanas, todavía la violencia de género es un problema global de muchas aristas que dista mucho de ser resuelto.
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