Por: Redacción/
A 48 años de haber ocurrido, sobrevivientes y familiares de víctimas de la matanza del 10 de junio de 1971 rindieron testimonio directo del ataque armado de un grupo paramilitar contra una manifestación pacífica de estudiantes del IPN, UNAM y la Normal de Maestros, entre otras escuelas, y repudiaron que aún hoy el asesinato de decenas de jóvenes esté cubierto por la impunidad.
El diputado Jesús Martín del Campo, Oscar Luis Argüelles Méndez –cuyos hermanos Edmundo y Raúl, respectivamente, fueron asesinados en aquella fecha– y Severiano Sánchez Gutiérrez, sobreviviente del ataque, recordaron los hechos ocurrido ese Jueves de Corpus. “Cientos de jóvenes comenzaron a morir en las banquetas, en las entradas de escuelas. En la noche muchos salieron de sus escondites; otros circulaban por la zona de represión y buscaban a sus hijos, hermanos, padres”.
Para estos tres sobrevivientes y decenas más que acudieron a la ceremonia con que se honró la memoria de las víctimas de la represión del Estado, las facturas históricas y judiciales aún no están pagadas. Por ello, para preservar la memoria y rendir un homenaje a su contribución a la democratización del país, el Congreso de la Ciudad de México develó en letras de oro la leyenda “Mártires del 10 de junio de 1971” en sus muros.
Martín del Campo resaltó la sinrazón y la barbarie de los asesinatos: “¿Por qué cegar la vida de jóvenes estudiantes tan bárbara y cobardemente, que sólo participaron peleando por una sociedad más justa, sin gobiernos autoritarios? ¿Por qué asesinaron brutalmente a jóvenes por el solo hecho de criticar, disentir de esos gobiernos autoritarios que representaban lo peor de nuestra historia?”.
Y por ello consideró que la inscripción de la leyenda “Mártires del 10 de junio de 1971” en los muros del Congreso de la Ciudad de México es una manera de hacer justicia histórica y contrarrestar la actuación desde este mismo recinto legislativo de personajes como Gustavo Díaz Ordaz, quien vino a decir “que no se arrepentía de haber tomado la decisión de ordenar las acciones” que llevaron a las matanzas del 68 y 71.
En la sesión solemne se ofrecieron aplausos a los invitados especiales que sobrevivieron a la matanza ocurrida en junio de 1971.
“La factura histórica por la matanza no está pagada”
Oscar Luis Arguelles Méndez –hermano de Raúl Arguelles– aseguró que hay una verdad histórica, a partir de la cual se debe actuar para castigar a los culpables de aquella matanza. “Hay que aplicar la justicia, hay pruebas, hay que actuar. Se debe promover una iniciativa de ley, a nivel federal, para establecer que cuando un gobernante que cometió un crimen de Estado, sea motivo suficiente para cancelar el registro de su partido, se debe poner un límite para que no se repitan acontecimientos como el ocurrido el 10 de junio de 1971”.
“Sí quiero reconocer al Congreso local por esta iniciativa, porque no es un ‘gracias’, es un reconocimiento porque están cumpliendo con la obligación de darle lugar a una generación de jóvenes que dieron su sangre por un mejor México”. Y aseguró que quienes dicen que la factura (por aquellos hechos) está pagada, se equivocan.
“Hay deudas pendientes. Tenemos una oportunidad histórica, somos gobierno, pero hay que hacer cumplir la ley para que la misma historia no nos acuse de que fuimos cómplices y negligentes”, resaltó.
Después de los aplausos, Severiano Sánchez Gutiérrez, participante en la marcha y estudiante de la Escuela Superior de Físico Matemáticas del Instituto Politécnico Nacional, nombró a varios de sus compañeros caídos. “Sin embargo, quienes integramos la generación de 1968 y de 1971 seguimos con la frente en alto y la verdad histórica de nuestro lado; los genocidas están en el basurero de la historia”.
Sánchez Gutiérrez relató desde la tribuna del Congreso: “Vengo a rendir testimonio, no un discurso. No es una clase de historia, no soy escritor: soy un sobreviviente. Los Halcones atacaron la marcha. Cuando fueron rechazados por los estudiantes, que rompimos las mantas y a garrotazos los enfrentamos, regresaron a los camiones de la policía, de los granaderos y de agentes secretos, y de ahí tomaron rifles, pistolas de alto poder. Empezaron a dispararnos, cientos de compañeros empezaron a caer, a morir en las banquetas, a la entrada de las vecindades, a la entrada de las escuelas”.
Atacaron la Normal de Maestros –continuó su relato–, dispararon a profesores, estudiantes, padres de familia, agredieron a periodistas, rompieron cámaras, sustrajeron rollos y videos. “Hasta entrada la noche, muchos jóvenes pudieron salir de sus escondites, azoteas, comercios, viviendas, hospitales y escuelas. Otros jóvenes y familiares estaban en la zona de la represión buscando a sus hijos, hermanos, padres, visitando hospitales y delegaciones para ver si encontraban los cadáveres”.
El Estado tiene que ofrecer una disculpa a los asesinados y heridos
Ese 10 de junio es una página negra de la historia reciente de México, consideró el diputado Ricardo Ruiz Suárez, quien habló en nombre del grupo parlamentario de MORENA. “Uno de los episodios más negros de nuestra historia reciente, por los homicidios, por la persecución por parte de las instituciones del Estado”.
Y por ello, expuso, el Estado mexicano tiene que reconocerlo, “tiene que ofrecer una disculpa a la sociedad, a los estudiantes y a los familiares de los asesinados, a los heridos. Se tiene que reconocer que al momento de la masacre hubo dolo, alevosía, ventaja y hubo claramente una estrategia para confrontarlos. Esta parte de la historia de nuestro país y de la ciudad tiene que terminar de una vez por todas”.
A nombre de la Asociación Parlamentaria del Partido Encuentro Social, el diputado Fernando Aboitiz Saro, afirmó que la develación de la leyenda es un ejercicio de memoria no sólo para luchar porque los actos de autoritarismo nunca más se repitan, también para reflexionar sobre cuál es el país que los ciudadanos desean y necesitan. Resaltó el compromiso de impulsar las reformas necesarias para velar por el respeto de los derechos humanos del país y la CDMX. “En la vida el actuar por una causa justa y defender las convicciones a veces tiene los precios más altos”, subrayó el legislador.
En representación del grupo parlamentario del Partido Verde Ecologista de México, la diputada Teresa Ramos subrayó que gracias a una generación de jóvenes libertadores que luchó contra un gobierno incapaz de dialogar, el 10 de junio de 1971 fue un parteaguas para hacer de nuestro país una nación tolerante que emprendió el camino hacia la construcción de la democracia, con lo que México pasó de ser de una patria homogénea a un Estado plural y multicultural.
Por el PRI, la diputada Sandra Esther Vaca Cortes apuntó que en 1971 hubo gobernantes que no comprendieron el avance y demandas de la juventud, y tomaron una equivocada decisión que no dimensionó la repercusión histórica. Por ello, reiteró que para su partido los hechos ocurridos son reprobables, por lo que jamás deberán repetirse. “Los actuales militantes del PRI representamos una nueva generación que no tuvimos nada que ver con aquellos acontecimientos, muchos nacimos años después, por ello no es posible que se pretenda seguir cobrándonos una factura que ya se pagó con creces”, pidió la legisladora.
“El alma de Díaz Ordaz está en pena”
En tanto, el diputado Martín del Campo, promovente de la inscripción de la leyenda “Mártires del 10 de junio de 1971”, hizo un llamado para terminar con la tolerancia que las autoridades judiciales han hecho en favor de quienes perpetraron actos represivos contra los estudiantes el 2 de octubre de 1968 y el 10 de junio de 1971.
Y se congratuló del acto en el Congreso. “Enhorabuena que la pongamos en este recinto, donde Díaz Ordaz nos condenó a la represión, a la memoria de los mártires del 71, que son mártires por la transformación democrática de este país”, celebró el diputado.
“Poner en letras de oro la leyenda ‘Mártires del 10 de junio de 1971’ es un acontecimiento importante y mantiene a este recinto como un sitio de la memoria histórica, ya que aquí Díaz Ordaz dijo que ya nos había soportado mucho a los del movimiento y que iba para adelante en la represión; y al siguiente año dijo: ‘No me arrepiento de lo que hice y salvé al país’. Él, qué bueno que ya no está, ya murió, su alma está en pena”.
Esta develación, expuso el diputado Martín del Campo, sobreviviente también de esa matanza, es un reconocimiento a la generación que luchó en contra de un Estado represor, incapaz de dialogar y comprender las exigencias de una juventud que marcó el camino hacia la democracia en México.
Martín del Campo ha invertido décadas en la búsqueda de la justicia. “En 1998 impulsamos que se abrieran investigaciones, pero nos negaron la apertura de las investigaciones. Presentamos un amparo y la Suprema Corte decidió que, en lugar de declararse prescritos, los delitos cometidos por los gobernantes autoritarios deberían investigarse. Después se creó en el sexenio de Vicente Fox la Fiscalía Especial para investigar estos crímenes del pasado”, expuso en su intervención.
Así que el 10 de junio de 2002 presentó la primera denuncia de hechos sobre la masacre; “esa primera denuncia fue la mía, más adelante lo hicieron, porque así habíamos acordado, Raúl Álvarez Garín, Pablo Gómez y otros compañeros”.
La frustración por no haber obtenido justicia durante más de 40 años no lo hizo desistir en su empeño. Con el tiempo, concluyó, “decidí convertir mi coraje y mi rabia en energía, para acabar con el régimen autoritario que cometió tales atrocidades; y me mantengo en el asunto de que se consume ya lo de la justicia para el responsable principal de los actos de barbarie del 71, que es Luis Echeverría Álvarez”.
“Que no se olvide que los gobiernos autoritarios asesinaron a jóvenes”
Al iniciar su participación el legislador perredista Jorge Gaviño Ambriz resaltó: “Hoy honramos la memoria de aquellos que fueron testigos de la opresión de un Estado y ejemplo de la incansable lucha por la libertad y la igualdad a la que nunca debemos de claudicar, porque ante cualquier crimen perpetuado por un régimen autoritario, la memoria es la única que le devolverá la dignidad a la historia”.
“Estas letras que habremos de develar no impelen a un minuto de silencio, sino a una vida de lucha, generaciones en pie de lucha, generaciones que se levantan y llegan. En esta develación honramos la memoria de aquellos que fueron testigos de la opresión de un Estado, y ejemplo de la incansable lucha por la libertad y la igualdad a la que nunca debemos de claudicar. Mártires, testigos, luchadores, están presentes. Que vibre este recinto al unísono con nuestros corazones, compañeros, camaradas, hermanos, hermanos vivirán”, resaltó Gaviño Ambriz.
Por el grupo parlamentario del PAN, el diputado Héctor Barrera Marmolejo advirtió que esta fecha y lo ocurrido no se debe olvidar: “Que no se olvide que los gobiernos autoritarios, ese día, asesinaron a jóvenes. Que no se olvide para que no sigan ocurriendo estos hechos”.
“Claro que no se olvide, que nunca se olvide para que los gobiernos autoritarios no vuelvan a cometer el mismo error. A esos jóvenes nuestro más profundo respeto, nuestro más sincero reconocimiento. A ellos que cayeron durante el legítimo uso de la libertad de expresión, y que con su valor demostraron que ante una injusticia jamás debemos de callar”, señaló.
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