Por: Redacción
Concepción Company Company, investigadora emérita de la UNAM, ingresó a El Colegio Nacional. Con la lección inaugural “Los opuestos se tocan. Indiferencias y afectos sintácticos en la historia del español”, la lingüista y filóloga adscrita al Instituto de Investigaciones Filológicas (IIFL) se convirtió en la integrante número 99.
Es una gran responsabilidad y compromiso para seguir analizando la historia sintáctica de nuestra lengua, afirmó la universitaria minutos antes de recibir el diploma y el distintivo que la acreditan como miembro de esa institución, que agrupa a los científicos, artistas y literatos más destacados del país.
José Ramón Cossío, presidente en turno de El Colegio Nacional, dio la salutación a la lección inaugural de Company, en la que ella externó su interés por conocer la manera en que la sintaxis puede reflejar el modo de percibir y entender el mundo de una comunidad lingüística (en su caso el de la lengua española). Asimismo, habló de su inclinación por estudiar el reflejo que está filtrado por convenciones sociales y por la arbitrariedad que rige y moldea la estructura de cualquier lengua.
Indiferencia y afecto
La también miembro de número de la Academia Mexicana de la Lengua definió dos grandes grupos de construcciones que codifican dos ámbitos semánticos de la lengua española: la indiferencia y el afecto, que hasta ahora no habían sido puestos en relación y se habían estudiado por separado.
“Emergen en la historia de la lengua española como una gran paradoja sintáctica, casi como una esquizofrenia sintáctica: distanciarse y acercarse del evento con las mismas formas, e incluso con estructuras similares. Se nos muestra como una zona engañosa o huidiza, pero en la lengua, como en la vida, las apariencias engañan, pues los opuestos se tocan”, subrayó.
Company se dijo una “obrera de la lengua” y afirmó que su gran devoción es la investigación del español antiguo, y el no tan antiguo. La filología, la sintaxis y la historia son las tres disciplinas a las que se ha dedicado y en las que ha logrado importantes reconocimientos como el Premio Nacional de Lingüística Wigberto Jiménez Moreno –que otorga el Instituto Nacional de Antropología e Historia y el Consejo Nacional para la Cultura y las Artes–, y el nivel III en el Sistema Nacional de Investigadores.
La universitaria expuso que si se le preguntara cuáles han sido sus aportaciones a la sintaxis histórica, diría: esencialmente, incorporar la lengua contemporánea como parte de la sintaxis histórica; mostrar que la continuidad lingüística es parte esencial de las dinámicas del cambio; establecer una metodología específica para observar continuidad y cambio consistente en largas diacronías que inician en el latín y llegan en el español de hoy, así como mostrar que hay vínculos estrechos entre sintaxis y la visión del mundo.
La investigadora de origen español consideró que “México es una nación generosa, como pocas, con una fuerza y un impulso genuinos, que me acogió hace casi 42 años. La UNAM, mi segunda casa –soy un producto cien por cien puma–, está en la primera fila de la obligación de agradecer; es una institución compleja, pero de puertas abiertas, con una generosidad sin límites”.
Este nombramiento no sólo es un privilegio, “ténganlo por seguro”, acotó Company, y reiteró su compromiso por seguir aportando nuevos conocimientos sobre la lengua española, en particular sobre la cultura que se ha creado en ella y con ella a lo largo de los siglos.
No ha tenido la mesa puesta
Miguel León-Portilla, inminente investigador universitario de la cosmología indígena, dio respuesta a la lección inaugural de Company. Mediante un video-mensaje, reconoció su trayectoria y saber, “el que ha irradiado en muchos países del mundo, donde sigue ampliando su esfera de actuación e influencia”.
El emérito de esta casa de estudios resaltó que los dos grandes pilares de la nueva integrante de El Colegio Nacional son la filología y la lingüística, la primera como estudio de textos, y la segunda como un análisis de distintos aspectos de la lengua.
Ha fabricado la base de su propia investigación, es decir, no ha tenido la mesa puesta; ha construido una serie de etapas para avanzar luego sobre ellas, subrayó Miguel León-Portilla.
“Nos alegra tener otra vez a una dama entre nosotros; hasta la fecha han sido muy pocas, pero va creciendo el número. Nos da gusto que nos venga a enriquecer con su conocimiento, esperamos mucho de ella. Bienvenida, Conchita, a ésta tu nueva casa: El Colegio Nacional”, concluyó.
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