Por: Redacción
El titular de la Secretaría de Hacienda y Crédito Público (SHCP), compareció ante el Pleno de la Cámara de Diputados, donde sostuvo que el reto económico que enfrentan los mexicanos es claro, ante la disminución de los recursos públicos, dijo, debemos mejorar la eficiencia del gasto público, las circunstancias actuales nos exigen actuar con decisión y firmeza.
Texto integro del discurso que dio ante diputados.
Señor diputado Javier Bolaños Aguilar, Presidente de la Mesa Directiva de la Cámara de Diputados.
Diputadas y Diputados integrantes de la Junta de Coordinación Política y Coordinadores de los Grupos Parlamentarios.
Honorables diputadas y diputados.
Comparezco ante esta Soberanía, en cumplimiento de lo dispuesto por los Artículos 69, 74 y 93 de la Constitución, y del Acuerdo de la Junta de Coordinación Política, para la Glosa del IV Informe de Gobierno del Presidente Enrique Peña Nieto, y el Análisis del Paquete Económico 2017.
Este diálogo republicano, nos permite abordar dos temas que están relacionados de manera indisoluble. El estado que guardan la economía y las finanzas públicas descrito en el Informe de Gobierno, y el conjunto de instrumentos de política pública que constituyen el Paquete Económico para el año entrante.
Un recuento de la situación económica actual, a manera de Glosa, permite apreciar tanto nuestras fortalezas como nuestras necesidades. Es una oportunidad para ponderar lo que el país ha avanzado, y también para ponderar lo que el país requiere para potenciar su desarrollo.
México cuenta con una economía en expansión. En los últimos tres años y medio, el crecimiento económico promedio ha sido de 2.1%, es un ritmo mayor al de la producción industrial de los Estados Unidos, supera al promedio de los países de la OCDE y de América Latina, y ha mostrado menor volatilidad que la observada en otras regiones.
En lo que va del presente año, el Producto Interno Bruto ha crecido en términos reales a una tasa de 2.5%. México cuenta también con un vigoroso mercado interno. Durante los últimos diez trimestres, nuestra economía se ha expandido, en promedio, sin incluir el sector petrolero, a una tasa anual de 2.9% en términos reales.
El mercado interno ha sido el principal motor de esa expansión. En el primer semestre del año, el consumo privado ha registrado un crecimiento real de 3.5%, el mayor para un periodo similar desde 2012.
Esto se constata en las ventas al menudeo que en años recientes ha crecido 50% por arriba de su promedio histórico. Entre enero y agosto de este año, las ventas de las principales tiendas departamentales y de autoservicio, tuvieron un aumento real de 7%, y en los pasados 20 meses, la venta de automóviles sumó 2.3 millones de unidades.
Hoy los consumidores mexicanos están cosechando los beneficios de un patrón de desarrollo más equilibrado entre los sectores externos e internos. México cuenta con un sistema financiero sólido y en crecimiento; el crédito al sector privado, tuvo una expansión de 14.2% real anual a julio, la mayor desde 2008.
Los objetivos centrales de la Reforma Financiera, mayor crédito a menor costo, se están cumpliendo. Los créditos hipotecarios muestran un crecimiento real superior a 21% entre diciembre de 2013 y julio del presente año.
México cuenta también con una economía más competitiva. En los últimos cuatro años, nuestra participación de mercado en Estados Unidos se incrementó 11%, esa tendencia de crecimiento se ha mantenido a lo largo de 2016, en buena medida, gracias al crecimiento generado por pequeñas y medianas empresas.
México cuenta con una economía más formal. Desde el inicio de la administración se han generado dos millones 170 mil empleos formales, lo que permitió alcanzar la cifra de 18 y medio millones de trabajadores registrados en el IMSS; eso implica salud, implica cobertura ante incapacidad laboral, y acceso al Sistema de Ahorro, en beneficio de más de 62 millones de mexicanos.
Entre enero y agosto de 2016, el crecimiento del empleo formal, fue de 3.3%, lo que equivale a más de 582 mil empleos nuevos; estamos en vías de lograr la mayor creación de empleo en los primeros cuatro años de una administración federal en nuestra historia.
México cuenta con una estructura de ingresos públicos más sana. Hemos logrado reducir, después de casi cuatro décadas, la dependencia de nuestras finanzas públicas del petróleo; los ingresos petroleros, pasaron de representar casi el 40% de los ingreso del sector público en 2012 a menos del 205 en 2015.
La caída abrupta de los precios del petróleo, que en el pasado tuvo un severo impacto en las finanzas y economía de México, ahora ha sido plenamente compensada por el fortalecimiento de los ingresos derivados de la Reforma Hacendaria; ello nos da el margen indispensable para transformar a Pemex en una empresa más eficiente y competitiva.
México cuenta con más ciudadanos que contribuyen al gasto público. De todas las formas que actualmente pagan impuestos, una de cada cuatro, lo que significa más de 13 millones se incorporaron entre diciembre de 2012 y diciembre de 2015.
Ello permitió alcanzar la cifra de 51.6 millones de contribuyentes, que equivalen a más de 96% de la Población –Económicamente Activa. Solamente en los últimos 12 meses se han registrado 3 millones 700 mil nuevos contribuyentes.
México cuenta con una formación de precios estable, a pesar de la volatilidad externa que se ha reflejado en el tipo de cambio, en 2015 la inflación se ubicó en 2.13%, su mínimo histórico. En agosto de este año la inflación fue de 2.73%, por debajo, de nuevo, de la meta del Banco de México.
La estabilidad de precios es una condición necesaria para combatir de manera sostenible la pobreza.
México cuenta también con un mayor federalismo hacendario. En lo que va de 2106, debido fundamentalmente a la evolución favorable de los ingresos tributarios, las participaciones en las entidades ha crecido 9.2% en términos reales, y se encuentran casi 7% por encima de lo programado.
Las participaciones pagadas al mes de agosto ascienden a 478 mil millones de pesos. Esto es una clara expresión del alcance nacional de los esfuerzos de desarrollo que conduce el gobierno de la República en beneficio de nuestra sociedad.
Los avances, resultado de una labor compartida, son innegables. Los retos son igualmente evidentes y se manifiestan a diario; los vemos ya en nuestros principales indicadores.En días recientes se han visto reflejadas en las presiones a nuestro tipo de cambio. Son tendencias que exigen acciones contundentes.
Hemos escuchado señales de alerta y haríamos muy mal en desoírlas; es muy claro para todos lo que está en juego.
El paquete 2017, el paquete económico, se presenta en un entorno económico sumamente adverso, en el que el balance de riesgos para el crecimiento global es negativo.
Tenemos enfrente un ajuste de la política monetaria en los países desarrollados, notablemente en los Estados Unidos, una elección en nuestro principal socio comercial con implicaciones inciertas y riesgo de mayor proteccionismo.
En el mercado petrolero los avances tecnológicos y un incremento en la oferta superior a la demanda, han provocado un entorno de precios desfavorable; resentimos la volatilidad y la incertidumbre que vienen desde el ajuste estructural en China, hasta la salida del Reino Unido de la Unión Europea.
La complejidad del entorno externo se refleja en variables domésticas como los ingresos petroleros o el tipo de cambio, y hace imperioso, primero, estabilizar y después reducir nuestro nivel de deuda pública.
El ajuste fiscal, si bien difícil, es el paso que nos habíamos comprometido para cerrar un periodo de política contracíclica.
Hoy, ese ajuste fiscal ya no es sólo conveniente. Ya no es sólo al que nos habíamos comprometido, es el que se requiere para prepararnos frente a lo que tenemos por delante.
Un incremento en la deuda mayor al planteado puede llevar a la pérdida de la confianza, lo que tendría consecuencias abruptas y sustanciales en el costo de la deuda y reduciría aún más el gasto.
La sociedad mexicana exige una conducción económica responsable y eficaz, y conoce por experiencia propia la importancia de hacer un uso prudente del financiamiento y de la deuda pública.
El Presidente de la República ha puesto el ejemplo, y propone un Presupuesto realista, equitativo y responsable en el que los ajustes se concentran en los ramos administrativos y Pemex.
El Paquete Económico es diferente y requirió un proceso de construcción que respondiera a las circunstancias actuales. Tres principios caracterizan esta propuesta:
Primero, realismo. En los años previos utilizamos los márgenes fiscales disponibles para estimular la economía. El complejo entorno internacional ahora nos obliga a cerrar ese ciclo. El paquete propuesto reconoce que se puede al mismo tiempo bajar la deuda y reducir los impuestos. Reconoce también que no podemos bajar el gasto programable si pretendemos que cada rubro sea intocable.
También el Paquete se construyó bajo un principio de equidad. Los intereses legítimos de los sectores económicos están debidamente considerados en el Presupuesto. Al considerarse ajustes en todos los rubros, desde el Gobierno asumimos que se trata de un reto compartido. Un gasto menor nos obliga a lograr una mejor coordinación y una mayor focalización. También exige aprovechar aún más las oportunidades de las reformas estructurales e innovar, utilizando los avances tecnológicos disponibles.
Este enfoque debe hacerse extensivo a todos. Los diferentes actores encontrarán en este Paquete los instrumentos necesarios para mantener sus servicios a la ciudadanía.
También permea en este Paquete el principio de responsabilidad. Desde hace más de dos décadas éste ha sido el principio rector de la política macroeconómica de México. Hoy estamos en condiciones de plantear juntos el ajuste que el país requiere, y de hacerlo sobre la base de una economía sólida y estable, en un país cuyo crédito y buen nombre están a salvo, y que seguirán estándolo en la medida en que actuemos con oportunidad y decisión.
Un programa económico inercial, que no responda al complejo entorno global nos obligaría a realizar ajustes cuyo impacto se mediría no en décimas, sino en puntos del PIB; significaría menor crecimiento, mayor desempleo y más pobreza. No tenemos que ir lejos para encontrar ejemplos. Varios episodios de nuestra historia y de muestra región lo ilustran de manera elocuente y dolorosa.
Los principales supuestos en la propuesta de Paquete Económico para 2017 son: un crecimiento real del PIB de entre dos y tres por ciento durante 2017, una inflación de tres por ciento en línea con la meta del Banco de México, un tipo de cambio nominal promedio de 18.2 pesos durante 2017, prudente para propósitos fiscales; un precio de la mezcla de mexicana de 42 dólares por barril, garantizado con coberturas petroleras; una plataforma de producción de crudo de un millón 928 mil barriles diarios.
Las premisas anteriores implican que la disminución esperada en los ingresos petroleros, cercana a 16 por ciento, será plenamente compensada por el incremento en los ingresos tributarios de casi 10 por ciento.
Los ingresos presupuestarios ascenderán a cuatro mil 309 miles de millones de pesos, con un crecimiento de 0.4 por ciento en términos reales.
Se mantiene el compromiso con el Acuerdo de Certidumbre Tributaria: no se proponen nuevos impuestos ni incremento alguno en las tasas de los ya existentes.
Al mismo tiempo este no es momento de debilitar nuestro marco tributario, en él hemos encontrado la fortaleza que el país requiere para hacer frente a menores precios del petróleo y a una menor producción.
La política de ingresos para 2017 plantea medidas orientadas a consolidar los esfuerzos en materia de simplificación, promoción a la inversión y del ahorro; certeza jurídica e impulso a sectores productivos.
Por cuanto al gasto se refiere es claro, que ingresos que están determinados y un déficit que está acotado por las circunstancias que tenemos; obligaba a que asumiéramos presiones pon más de 340 mil 800 millones de pesos, dentro del techo del Gobierno Federal.
Se plantea en consecuencia un recorte de 239 mil 700 millones de pesos. Destaco que el Gobierno Federal ajusta su gasto corriente mediante una contención de la nómina y una deducción de 20.2% en los gastos de operación de las dependencias.
Cuidamos los programas sociales, aprovechamos los mecanismos existentes para estimular la inversión privada y, permitir así, que el presupuesto mantenga los elementos de estímulo que requiere.
Señoras y señores legisladores, México está atento a las deliberaciones que se realizan en este recinto. Las perspectivas de la economía nacional y con ello, el bienestar de nuestra sociedad, dependen de las decisiones que adopten esta asamblea soberana.
El reto que enfrentamos es claro, ante la disminución de los recursos públicos, debemos mejorar la eficiencia del gasto público, las circunstancias actuales nos exigen actuar con decisión y firmeza para proteger lo que con tanto esfuerzo, hemos construido a lo largo de los años.
Esa es la dimensión del desafío actual, el sector productivo, espera de nosotros acciones que propicien estabilidad y condiciones favorables para el desarrollo de sus actividades y la generación de empleos.
Los mercados evaluarán la contribución de este paquete económico, al mantenimiento de finanzas públicas sanas y con ello, a la viabilidad y sostenibilidad de nuestro crecimiento.
La sociedad entera exige un gobierno responsable que siga impulsando las prioridades nacionales y nos permita, avanzar hacia el país justo, incluyente y próspero que todos anhelamos.
Los instrumentos de la política económica que el Presidente de la República ha puesto a su consideración atienden, esos anhelos legítimos y responden, con realismo, equidad y responsabilidad al reto que enfrentamos.
Nos corresponde a todos actuar con decisión en beneficio de los mexicanos de hoy y de mañana.
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