Por: Tris
Coreado como no ocurría desde que fue declarado ganador de los comicios en el 2012, el presidente Enrique Peña Nieto, fue arropado por los priístas en la sede nacional de su partido.
Mientras el “jilguero” decía que los priístas están renovados, el mandatario recorría el pasillo dejado enmedio de la gran carpa colocada en la explana del tricolor, saludando, sonriente, dejándose querer.
Esta vez, la primera en su mandato, Peña Nieto encabezó el Consejo Nacional del tricolor, la primera puerta y escenario con miras a la elección del candidato priísta a la Presidencia en el 2018.
Juego de espejos, de flasback, de rememoraciones de los viejos tiempos, de los acarreados, de los festejos anticipados, de actos multitudinarios de loas y porras, de sonrisas.
Música de banda, de baño de pueblo. De pueblo priísta, en momentos en que la voz oficial asegura que todo marchará bien aunque se reconoce que el gobierno de Trump será todo un reto, en condiciones en las que el precio del dólar ha llegado a niveles históricos frente al peso, los priístas llenaron con sus gritos de Peña…Peña, la sede de un partido que un día ya vio perder su poder y presencia.
¿Llegará nuevamente un priísta a la primera magistratura?
¿Los tricolores irán con Miguel Ángel Osorio Chong que representa el Hidalgo Power?
¿Será otro, tales vez José Antonio Meade, una de las propuestas de una baraja sin militancia?
Los tricolores deberán regresar al tapadismo, ese en el que el presidente en turno será el gran elector de su partido, para asegurar, con disciplina, que se arrope a lo que en los viejos textos se mencionaba como “el abanderado”, “el gran hombre”, “el único capaz”.
Solo el tiempo y los resultados peñistas podrán decir si le alcanzará al PRI para que en medio de una “caballada flaca” su abanderado se levante con el triunfo, habrá nuevamente una campaña triunfadora para el partido de las instituciones.
Por lo pronto, Peña Nieto se bañó de pueblo, le corearon su nombre, se llenó de música el vetusto edificio de Insurgentes, ese que ya se vio vacío y desolado en el 2000, o retornarán los grandes festejos.
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