Por: César Hernández Dorado
En un punto en donde el racismo y la discriminación en México se visibilizan cada vez más en todos los sectores, el presidente Andrés Manuel López Obrador es uno de los primeros en cuestionar las funciones y resultados del Consejo Nacional para Prevenir la Discriminación, pues después de la polémica en redes sociales por la invitación al Youtuber Chumel Torres al foro “Racismo y/o clasismo en México”, una serie de cuestionamientos se le plantearon al consejo, siendo una de las más impactantes la de la doctora Gutierrez Muller con el comentario en twitter de si “¿A este personaje invitan a un foro sobre discriminación y racismo?”
El presidente afirmaba que desconocía al organismo y puso en la mesa su posible desaparición para que sus funciones pasaran a la Secretaría de Gobernación, argumentando que “se tienen que combatir el racismo y la discriminación, pero no crear un organismo para cada demanda de justicia”.
Para el viernes 19 de junio, a través de un comunicado, el Conapred dio a conocer la renuncia irrevocable de Maccise Duayhe a la presidencia del organismo, reiterando que “dicho organismo no sólo debe de existir, sino reforzarse”. Durante su conferencia de prense de ese mismo día, el representante del ejecutivo afirmó que aceptaría la renuncia y que no había sido él quien había solicitado la dimisión, agregando que “cada quien es libre de decidir y, lo mas honesto, es no estar ocupando un cargo si no se tiene afinidad con el proyecto que se está aplicando”.
Si bien no es la primera vez que el presidente de la república desdeña los organismos autónomos y descentralizados, hacerlo con el Conapred y querer disminuir su aparato burocrático en defensa de la austeridad republicana y la crisis económica por el Covid-19, pone en riesgo el que no se visibilice un problema social como el racismo y la discriminación que atañe día con día al país.
Para una nación con altos índices de racismo, clasismo y discriminación, el Conapred nació en 2003 como un organismo que se enfoca en el combate de estas acciones y que a lo largo de su historia ha demostrado casos como el que más del 50% de la población declara haber sido discriminada por su color de piel, la relación que existe entre los grados de educación que puede tener una persona de acuerdo al color de piel, entre otros. El hecho de que el presidente oscile entre la desaparición o permanencia del consejo, pone en duda el sistema de protección de derechos humanos de su gobierno.
“No podemos poner en duda el trabajo de Conapred, lo que debemos de preguntarnos es ¿qué tenemos que hacer para fortalecerlo? Y la clave es que el presidente no lo desdeñe, porque es él garante del derecho y si desdeña así a una institución del ejecutivo, pierde credibilidad”, apunta Jacqueline L’Hoist, fundadora del Consejo para Prevenir y Eliminar la Discriminación de la Ciudad de México.
En entrevista para Mugs Noticias, L’Hoist puntualizó que es fundamental seguir manteniendo instituciones como Conapred, que sancionan acciones racistas y discriminatorias para que las personas dejen de tenerlas. “Tú no puedes modificar el pensamiento de nadie, pero si podemos modificar las conductas y estas se modifican a partir de acciones punitivas fortalecidas.”
La defensora de derechos humanos también afirma que “los jueces en México no han sancionado a una sola persona por discriminación, siendo que ésta es un delito y así aparece en el código federal, lo que nos lleva a ver que quienes no están haciendo su trabajo bien es el poder judicial”, agregando que sería necesario hacer un trabajo de investigación para saber si el Ministerio Público (MP) y los jueces siguen los protocolos para tratar casos de discriminación y racismo.
“No debe cargarse la exigibilidad en las espaldas del Conapred, sino al poder judicial para que deje de discriminar a las personas que ponen una denuncia o a las personas que son sujetas de algún delito y que no se sigan los procesos por alguna cuestión racial”. Aunado a ello, Jacqueline destacó que, si bien los procesos los hace el Consejo, “muchos jueces no siguen los procedimientos, tienen prejuicios y estigmas desde su educación, formación personal y si no los acata como representante del Estado tendría que separárseles de su cargo.”
Ante la incógnita sobre la elección del presidente de poner como titular del consejo a una mujer representante de los pueblos indígenas “porque son los más humillados de México, los que han padecido más el racismo” Jacqueline L’Hoist respondió que no es necesario pues “ser víctima no te convierte experto en el tema y debemos garantizar que la persona que venga sepa de administración pública, de atención a víctimas y de derechos humanos, tanto en el marco nacional como en el internacional”.
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