Por: Redacción

El vapor del cigarro electrónico contiene sustancias tóxicas y compuestos carcinógenos en menor o igual magnitud que el humo del cigarro. De acuerdo con la Organización Mundial de la Salud (OMS), ese vapor también transporta partículas muy pequeñas (ultra finas) que pueden afectar a la salud, de manera similar que el humo de tabaco.

Sin embargo, 10 por ciento de los más de 10 mil adolescentes (con un promedio de edad de 12.4 años) que fueron encuestados por investigadores del Instituto Nacional de Salud Pública (INSP), en la Ciudad de México, Guadalajara y Monterrey, dijeron haber probado el cigarro electrónico.

Además, el cuatro por ciento de los jóvenes comentaron haber consumido en forma exclusiva cigarro electrónico, es decir, no han probado otros productos de tabaco.

Estos jóvenes pertenecen a un grupo de riesgo medio, en comparación con los muchachos de su misma edad que ya han utilizado cigarros convencionales, pero suelen ser de menor edad lo que indica que hay un avance hacia formas más duras de consumo, incluidos los cigarros convencionales.

Así como los saborizantes en los cigarros normales atraen a los jóvenes no fumadores, el uso de sabores dulces parece estar relacionado con el consumo de cigarros electrónicos. Los que usaron éstos últimos dijeron haberlo probado con sabor frutal (40%), sin sabor añadido (21%) y con mentol (13%).

Para que un muchacho utilice cigarrillos electrónicos, influye el pertenecer al género masculino; tener padres, familiares o amigos fumadores; ser buscadores de sensaciones y, principalmente, la percepción de que es menos dañino, aunado a una tendencia al uso de la tecnología, especialmente Internet, como fuente de información y entretenimiento.

Más que una forma para dejar de fumar, el cigarro electrónico es una puerta de entrada de los jóvenes sanos y no fumadores a la adicción a la nicotina, concluye la investigación.