Por. Redacción/
La ciencia, la tecnología y la innovación son esenciales para el desarrollo sostenible, la inclusión social y la erradicación de la pobreza, pero en América Latina son realizadas de manera no sistemática y en contextos de incertidumbre, sostuvo el doctor Celso Garrido Noguera, investigador de la Universidad Autónoma Metropolitana (UAM).
En la región esas actividades son efectuadas en ecosistemas sociales en los que interactúan múltiples actores –gobierno, universidades, sector productivo, organismos multilaterales e internacionales– explicó durante su participación en la VII Asamblea General Extraordinaria de la Unión de Universidades de América Latina y el Caribe (UDUAL).
“Estamos ante un cambio de época caracterizado por la crisis de globalización desde 2008, el auge de los nacionalismos populistas, variaciones en la configuración geopolítica hacia un predominio de Asia, en particular de China, el aumento de la polarización y la exclusión social, y una revolución digital que llevará a profundas transformaciones en la vida social”.
En América Latina la evolución económica ha seguido dos grandes tendencias: una basada en modelos centrados en la exportación de commodities, en el sur, y otra enfocada en la maquila, como es el caso de México, aseguró el Profesor Distinguido de la UAM.
Sin embargo ninguno de estos esquemas generó capacidad de absorción para la ciencia y la tecnología, es decir, que la dinámica económica no ha impulsado la demanda que esas actividades requieren como condición de desarrollo.
Hasta 2015 se dio un incremento en inversión en investigación y desarrollo, pero hubo un viraje en esa tendencia y ahora el porcentaje regional de gasto en esos rubros no alcanza el uno por ciento del producto interno bruto.
También ha sido débil la interacción entre las instituciones de educación superior y los sectores productivos y en la economía del área el conocimiento tecnológico ha sido menos relevante que el científico, agregó el profesor-investigador del Departamento de Economía de la Unidad Azcapotzalco de la UAM y el secretario de la Red Universidad Empresa América Latina, el Caribe, Unión Europea (ALCUE).
Ante ese panorama es necesario redinamizar los ecosistemas de ciencia, tecnología e innovación en la zona, donde la buena noticia es que ha aumentado la importancia del tema en la agenda y existen muchos más debates, reflexiones y señalamientos, “lo que no sucedía 20 años atrás”.
Además hay un “muy rico tejido de actores sociales” en relación con esos asuntos, cuyas estructuras estatales han crecido en los últimos diez años, aunque hay gran heterogeneidad: sólo cuatro países tienen secretarías de ciencia y tecnología, siete cuentan con ministerios y nueve con consejos, como es el caso de México.
Las universidades son un actor central en dichos ecosistemas porque “son las grandes productoras del conocimiento”, sin embargo han estado sujetas a transformaciones relevantes, entre las que se cuentan un fuerte crecimiento de la matrícula, procesos de internacionalización, un cambio estructural derivado del incremento de las instituciones privadas, cuya matrícula es mayoritaria, y de las escuelas tecnológicas como un nuevo tipo de oferta de educación superior.
En torno a las universidades hay un fenómeno “muy preocupante” de resistencia al cambio, a “transformarse en función de la dinámica social y a dar respuesta a las nuevas condiciones”, advirtió al dictar la ponencia Dinamizar el ecosistema de ciencia, tecnología e innovación en ALC (ESCTI-ALC). Desafíos y oportunidades para las universidades en un contexto global de cambio de época.
El balance es que en América Latina “tenemos un rico acervo de capital social en conocimiento y en lo que representan las universidades y su desarrollo institucional”, pero “muy poco dinámico” porque no hay suficiente articulación entre los actores para discutir la situación y diseñar estrategias compartidas.
No actuar para dinamizar los ESCTI en América Latina para mejorar su gobernanza significará perpetuar el atraso y la falta de competitividad en la región y la pérdida de posición relativa en el contexto global.
En el marco de la Conferencia Regional de Educación Superior de América Latina y el Caribe 2018 propusoconvocar a los actores de los ecosistemas para la construcción de un espacio de diálogo estratégico sobre el futuro de la CTI en la región, así como desarrollar una primera acción consistente en una conferencia internacional para el año 2019.
No Comment